“En tiempos peligrosos, no hay mayor pecado que la pasividad”.

DAN BROWN

“Agradezco al presidente de Paraguay, Santiago Peña Palacios, su colaboración en la detención de Hernán ‘N’, vinculado por delincuencia organizada. Nuestra estrategia de atención a las causas y cero impunidad disminuye la violencia en nuestro país”.

CLAUDIA SHEINBAUM

El huachicol nunca murió. Solo le levantaron la tapa a la cloaca y ahora asoman las alimañas. La detención en Paraguay de Hernán Bermúdez Requena, alias El Abuelo —presunto líder de La Barredora— es, sí, una buena noticia. Pero, siendo francos, más confianza daría que lo hubieran detenido en Estados Unidos: allá, al menos, no lo salva el “juez del acordeón” ni lo ampara un tribunal amigo ni sufre la clásica caída accidental desde la regadera de su celda.

Lo que está en juego es mucho más que un nombre. Es el prestigio —ya muy maltrecho— del segundo piso de la transformación. Si Sheinbaum y García Harfuch se subieron al tren, más les vale no frenar, porque los costos políticos de bajarse a medio camino serían letales.

La sociedad mexicana ya dictó sentencia: Bermúdez es culpable. Y, para colmo, nadie cree que operara solo. Sus jefes son bien conocidos: Adán Augusto López Hernández, que lo encumbró como secretario de Seguridad en Tabasco, y Andrés Manuel López Obrador, el presidente que presumía de enterarse “de todo”. Sí, de todo.

Por lo tanto, la presidenta no puede vender la captura de Bermúdez como “cero impunidad” si se queda ahí. El verdadero dilema es si se atreverá a llegar a los de arriba. Porque dejar a Adán Augusto vivito y coleando sería regalarle a Morena un factor de desestabilización interna que podría carcomerle el gobierno desde adentro. ¿Quiere Sheinbaum salvar al obradorismo de sus propios depredadores o dejarse devorar por ellos?

El camino difícil ya está andado. Periodistas, medios y organismos han documentado la red de contrabando en aduanas, la cual conecta directamente con López Hernández y con, al menos, uno de los hijos del expresidente. Ahí está el testimonio de Saúl Vera Ochoa, extitular de la aduana de Tampico y hoy testigo protegido, que operaba el muelle por donde entraban los buques cargados de huachicol. La Fiscalía tiene material de sobra. Lo que falta no es información, es voluntad.

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Las corruptelas, complicidades, montajes, raterías, desfalcos, desviaciones, fechorías, simulaciones y asociaciones criminales están ahí. La pregunta es: ¿habrá cabezas o habrá impunidad?

Por el bien de México, esperemos que la ley llegue hasta donde tope.

Giro de la Perinola

1. Recordatorio: los “duros” de la 4T hicieron todo para que García Harfuch no fuera candidato a la CDMX. Sheinbaum lo rescató y lo convirtió en su secretario de Seguridad federal. ¿Ya se estarán arrepintiendo?

2. Hay información proveniente del Departamento de Justicia de EU que podría reforzar al gobierno mexicano. ¿La aprovecharán o la esconderán bajo la alfombra?

3. López Obrador quemó 1.4 billones de pesos en tapar las pérdidas de Pemex. Más que Peña Nieto y Calderón juntos. Ahora parece que esas “pérdidas” fueron el disfraz hecho a la medida del huachicol institucionalizado.

4. Adán Augusto dice que está dispuesto a declarar. Qué generoso. Primero que renuncie a su fuero, a ver si es tan gallito.