Cruz Azul y América protagonizan una de las rivales más encarnizadas del futbol mexicano toda vez que se han encontrado numerosas veces en finales e instancias definitivas. Sin embargo, antes de todo eso, está un hecho del cual se ha hablado poco, pero que es una realidad: los Cementeros existen en gran medida por un americanista.
Y es que Carlos Garcés, responsable de que en Cruz Azul se juegue futbol en lugar de beisbol, fue uno de los fundadores de América en 1916. Por increíble que parezca, un crema fue pieza clave para que La Máquina sea la institución futbolística que hoy conocemos toda vez que tuvo una influencia directa en un momento clave para el futuro de la cementera en el deporte.
Carlos Garcés fue parte de la primera generación de futbolistas del Club América y estuvo en el equipo desde su fundación en 1916 hasta 1928, por lo que formó parte del tetracampeonato que consiguieron en aquel entonces. Incluso, fue parte de la primera Selección Mexicana en 1923 y fue a los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, aunque como hecho curioso, resalta que fue también a los Juegos Olímpicos de 1924, pero para participar en atletismo mediante las pruebas de 200 y 400 metros planos.



Carlos Garcés, el dentista de América por el que Cruz Azul juega futbol
En aquel entonces, era impensable que los futbolistas pudieran vivir exclusivamente de la pelota, así que era común que tuvieran otras profesiones. En el caso de Carlos Garcés, aparte de jugar en América, era un odontólogo que viajaba todos los domingos desde la Ciudad de México hasta la ranchería de Jasso, en Hidalgo, entidad donde se encontraba la Compañía Manufacturera Portland La Cruz Azul S. A.
El deporte siempre estuvo ligado a Cruz Azul, pero en aquel entonces, en la compañía se practicaba predominantemente el beisbol, aunque a la llegada de Carlos Garcés todo cambió debido a que su experiencia en el futbol como jugador de América y su pasión por el esférico lo llevaron a tratar de convencer a los dirigentes de la empresa con la idea de un equipo de balompié.



Carlos Garcés no estuvo solo en la lucha, personajes como el Ingeniero Manuel Marroquín y Rivera que era gerente de la empresa; Gilberto Montiel, encargado de la dirección técnica; además de Carlos F. Marroquín director de la fábrica, lo acompañaron en su iniciativa. Incluso, es importante resaltar que Carlos Marroquín era aficionado americanista y seguidor de la carrera de Garcés en el futbol.
A partir de la iniciativa de Carlos Garcés y compañía, vino una votación al interior de la fábrica cementera en la cual se elegiría sobre jugar futbol o beisbol, siendo el balompié el deporte que ganó una mayor cantidad de adeptos. A partir de ahí, la Cruz Azul se enfocó a apoyar a la nueva escuadra que estaba por conformarse.

La marca de Carlos Garcés en la historia del futbol mexicano
Luego de participar en la fundación tanto de América como de Cruz Azul, Carlos Garcés dejó marcas importantes en la historia del balompié mexicano. Muestra de ello fue su cargo como presidente de la Federación Mexicana de Futbol de 1937 a 1942, justo un año antes de que se instaurara el profesionalismo en nuestro país.
Por si fuera poco, Carlos Garcés marcó también la historia del futbol mexicano con la que es la porra más famosa que se ha entonado en nuestro país: el chiquitibum. Y es que, durante el primer partido internacional de la Selección Mexicana, el jugador, delante de sus compañeros, imitaba el sonido del tren en el que viajaba. Fue así como el emblemático grito vio la luz.
De tal forma, la rivalidad entre América y Cruz Azul tiene un común denominador. Carlos Garcés será siempre recordado como el americanista por el cual los Cementeros se decidieron a dejar el bat de beisbol para tomar la pelota en los inicios de una de las instituciones más laureadas de nuestro país.