“Dale, dale, dale,
no pierdas el tino,
mide la distancia
que hay en el camino…”
Canción tradicional mexicana
¿Es un avión? ¿Es un pájaro? No, y tampoco es Superman. Era un dron de reconocimiento del gobierno de Estados Unidos, paseándose con toda calma sobre Valle de Bravo, Estado de México. Menos mal que García Harfuch nos aclaró que este artefacto “nos está apoyando”… Y es que, francamente, cuando el discurso de soberanía es pura retórica hueca y el margen real para ejercerla es menor que cero —porque aquí quienes mandan son los narcos—, pues más práctico resulta salir en la mañanera y decir: “nos apoyan”.
Lo mismo con los 26 reos mexicanos, miembros del CJNG y del Cártel de Sinaloa, que fueron enviados a Estados Unidos en “estricto apego” a la Ley de Seguridad Nacional. Argumento que tiene más lagunas que el propio lago de Valle de Bravo cuando está a reventar (como ahora).
Así que eso de que “no somos piñata” de Trump o de Estados Unidos se queda en puro eslogan presidencial sin un solo pie en la realidad. Es más, pareciera que estamos en plena kermés: Sheinbaum cuelga el listón, adorna la estrella y le entrega el palo a Washington para que nos dé de palos a placer.
A ver: no me molesta que nos quitemos de encima a esa escoria humana (al contrario), pero que lo hagan sin orden judicial sí eriza la piel. Y con el absoluto cinismo de nuestras autoridades, claro. En México, el debido proceso no es un derecho: es un lujo. Así que no, no me quejo de que se vayan estos especímenes —porque un verdadero ser humano no mata con la saña de estos criminales—; lo que señalo es que la ley, en este país, brilla por su ausencia.
Además, esos 26 delincuentes ofrendados —perdón, “entregados”— a Estados Unidos ni siquiera son “peces gordos”; si acaso, charalitos. Pero bueno, por algo se empieza. El problema es que el gesto huele más a regalo a Trump que a cooperación bilateral.
Sheinbaum intentó la finta asegurando que el traslado fue “por seguridad de nuestro país” y no por petición de Trump. ¿Seguridad? Pues que entregue a medio Morena, que esos militantes son bastante más peligrosos.
Podrán repetir hasta el cansancio que son “decisiones soberanas” y que nada tienen que ver con el acuerdo de seguridad con Estados Unidos, pero el hecho es que aquí hubo ofrenda y que seguimos siendo piñata. ¿O si no cómo explicar el comentario del zar fronterizo estadounidense, Tom Homan?: “Trump cumplirá su promesa de borrar a los cárteles de la faz de la tierra”. No habló de cooperación ni de la seguridad de México. Y ya se lo advertí a la presidenta: Trump NO le va a preguntar.
Precisamente así, sin preguntar, Estados Unidos impuso nuevas sanciones contra 13 empresas y cuatro personas mexicanas involucradas en fraudes del CJNG. ¡Los del cártel tenían hasta tiempos compartidos! Un Kraken, el narco: tentáculos en todas partes.
Y para rematar, Estados Unidos presume que los policías mexicanos que participaron en este golpe fueron entrenados por ellos. En otras palabras, el discurso de soberanía y los hechos no se tocan. Trump alardea que gracias a su entrenamiento hay “golpes” al crimen organizado. Entonces, ¿de qué soberanía hablamos en México?
En fin, a este paso Trump ni siquiera tendrá que romper la piñata: la 4T lo hará por él… y hasta le recogerá los dulces para entregárselos en la Casa Blanca. Todo mientras entonan: “dale, dale, dale, no pierdas el tino”. La coreografía perfecta de la nueva cooperación binacional.
Giro de la Perinola
No somos piñata… pero le damos a Trump todo lo que quiere. Omar García Harfuch justificó que se mandaran allá porque “hay litigios para buscar su liberación”. ¿No que con el nuevo Poder Judicial 4T ya no habría problema? ¿Que no para eso fue toda la farsa de la reforma judicial? Mmmm… En fin, qué bueno que los mandaron a Estados Unidos. Aquí, esos, con los jueces 4t tienen asegurada la amnistía