“Nada enseña más que una ironía.”

JAVIER SANZ

Con este gobierno el combate a la corrupción es de dientes pa’fuera. La 4T resultó un “quítate PRI, que ahí voy yo”. Y a paso redoblado.

En este estilo de “Regeneración”… Nacional, Adán Augusto juega a mantenerse con fuero. Spoiler: va a perder. Ya debería estar negociando con la presidenta o con los estadounidenses. Plegándose, concediendo, suplicando. Pero su soberbia es más grande que su inteligencia: prefiere atrincherarse en el Senado. Y en su necedad dinamitará a la 4T desde dentro.

Antes de continuar, los invito a leer mis dos recientes columnas al respecto, mismas que están ligadas a este texto de hoy: “O ella o él” y “79 millones y una decisión: Sheinbaum y el peligro interno“.

La confesión llegó sola, gracias a sus declaraciones ante el SAT. Indignación doble: por los ingresos millonarios que no cuadran con sus patrimoniales y por la irrisoria cantidad de impuestos que paga. Como si fuera un microempresario con tiendita de barrio, está inscrito en el régimen simplificado. Casi 80 millones de pesos en dos años… ¿y paga menos que un asalariado de clase media?

El milagro de los panes se quedó corto frente al catálogo de oficios del tabasqueño: ganadero, notario, socio comercial, empresario, asesor, senador, arrendador, heredero de inversiones extranjeras. Todo mientras convenientemente olvidaba la Ley del Notariado de Tabasco (artículo 27), que le prohíbe ser notario y funcionario a la vez. También ignoró que cobrar “servicios legales” siendo gobernador no está permitido. Pero claro, él asegura que no hubo conflicto de interés en recibir millones de pesos de contratistas de su propio gobierno. Cinismo de exportación.

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Cada revelación lo descompone más. Lo entiendo: sabe que el enemigo está en el espejo. Las contradicciones entre lo declarado ante el SAT y lo presentado ante el Senado no se las inventó nadie, las firmó él.

Y la cereza: en vez de pagar 35% de ISR, como cualquier mortal con ingresos altos, pagó 2.4 por ciento. ¡El 2.4%! Un mexicano que gana 291 mil pesos mensuales paga más impuestos que el exgobernador. Lo que debía aportar al fisco superaba los 19 millones. Y ojo: las herencias ni siquiera causan ISR.

¿Error del SAT? ¿Contabilidad creativa? No. Privilegio político. Resultado: tres delitos claros. (1) Maquillaje patrimonial. (2) Evasión fiscal. (3) Conflicto de interés. Corrupción de Estado, pues.

Y aquí la ironía: mientras la 4T presume que ni Salinas Pliego se salva de pagar impuestos, el caso Adán lo pulveriza todo. El empresario disputa sus adeudos en tribunales; el tabasqueño, directamente evade. Así, Ricardo Salinas tiene de su lado un argumento de oro: ¿con qué cara el gobierno le exige cuando su propio “hermanísimo” paga como si fuera vendedor de tamales?

Sheinbaum ha conminado a Adán cuatro veces a aclarar. Cuatro. Y nada. Culpa a todos menos a sí mismo. Y lo peor: todo esto suponiendo que sus ingresos sean lícitos.

Si esta presidencia fuese congruente —que no lo es— ya le habría EXIGIDO pagar y transparentar cuentas. Pero desde Palenque lo blindan. La 4T se traga su propio discurso. Nada ni nadie por encima de la ley… salvo Adán Augusto.

Giro de la Perinola

(1) Leído en X: “A quien quiera orquestar una campaña de difamación en mi contra y me quiera depositar 79 millones de pesos, por favor mándeme DM para pasarle mi cuenta”. Humor involuntario, cortesía del tabasqueño.

(2) Daños colaterales: hace meses advertí que la precampaña de Andrea Chávez en Chihuahua era ilegal y pagada por empresarios “amigos” de Adán. La presidenta la frenó, pero la factura ya viene de regreso. Con todo lo que se sabe del tabasqueño, Andrea podría quedarse sin sueño y sin candidatura. Más de un morenista lo celebraría. Yo también.