Soy Frankelda, dirigida por Roy y Arturo Ambriz y producida por Cinema Fantasma, marca un hito en la animación mexicana al ser el primer largometraje nacional realizado completamente en stop motion.

Partiendo de la serie Los sustos ocultos de Frankelda de HBO Max, trata de expandir este universo a una escala épica, gótica y profundamente emocional.

Lamentablemente, aunque la animación es hermosa, la trama tiene muchos fallos.

Te lo explicamos en nuestra reseña de 5 puntos:

  1. Soy Frankelda tiene una interesante pero complicada construcción de mundo
  2. La animación de Soy Frankelda es hermosa
  3. La música de Soy Frankelda cumple muy bien su cometido
  4. Soy Frankelda maneja muchos temas de forma superficial
  5. Soy Frankelda literalmente es un episodio gigante de su serie
Soy Frankelda, la primera película mexicana en stop motion

Soy Frankelda tiene una interesante, pero complicada construcción de mundo

Si algo hay que admirar de la película Soy Frankelda, es que es muy ambiciosa, demasiado para su propio bien en la mayoría de las ocasiones.

Muestra de ello es que Soy Frankelda tiene una interesante, pero complicada construcción de mundo.

La historia sigue a Frankelda, una escritora fantasma también conocida como Francisca Imelda, una mujer creativa del México del Siglo XIX y quien estableció un vínculo con el príncipe Herneval, heredero del reino de Topus Terrentus.

Una dimensión en decadencia debido a que los humanos han dejado de tener pesadillas.

Así, el príncipe le pide ayuda a Frankelda para ayudar a su reino; sin embargo Procustes, el “Pesadillero Real”, no está del todo de acuerdo.

Si bien la película nos trata de mostrar estos dos mundos y su unión mediante la protagonista, en realidad toda la explicación de estas dimensiones, sus habitantes y funcionamiento es muy enredado.

El primer acto introduce demasiados conceptos, nombres y reglas del universo sin suficiente contexto, para después olvidarse de varios de estos de manera indiscriminada.

Además, el ritmo se vuelve irregular en la segunda mitad, con escenas que se extienden más allá de lo necesario y diálogos que podrían beneficiarse de mayor concisión.

Por si esto no fuera suficiente, detrás de todo esto hay una historia de amor, la cual se siente bastante forzada en gran parte de la película.

Soy Frankelda

La animación de Soy Frankelda es hermosa

El aspecto más sobresaliente es que la animación de Soy Frankelda es hermosa, un stop motion realizado con una meticulosidad que sorprende desde el primer momento.

Cada escenario fue construido a mano, con materiales como cerámica, tela y madera, creando una atmósfera táctil y envolvente.

Los personajes están diseñados con una mezcla de ternura y perturbación que refuerza el tono gótico. Todos y cada uno con su propia personalidad, que atraen a simple vista.

La paleta de colores oscila entre tonos sepia, verdes enfermizos y púrpuras intensos, evocando una estética victoriana, pero sin perder de vista la base en la cultura mexicana.

Asimismo, la iluminación, cuidadosamente dirigida, acentúa los contrastes entre el mundo de los vivos y el de los sustos; el primero más apagado, y el segundo con más vida, irónicamente.

Soy Frankelda

La música de Soy Frankelda cumple muy bien su cometido

Algo importante para crear la atmósfera de una película es su banda sonora. En ese sentido, la música de Soy Frankelda cumple muy bien su cometido.

La banda sonora mezcla coros infantiles, sintetizadores retro y arreglos orquestales que refuerzan el tono onírico.

Varios de estos números musicales funcionan como leitmotivs emocionales, destacando uno casi al final de la película dedicado al Príncipe de los Sustos, siendo la canción más larga y mejor lograda de la película.

El diseño sonoro, por su parte, utiliza crujidos, susurros y ecos para crear una sensación constante de inquietud; pero, sin volver al filme una obra terror genérica.

Aquí también hay que mencionar el excelente trabajo de los actores y actrices de voz, que nos dan muy buenas interpretaciones en todos y cada uno de los personajes.

Principalmente a Mireya Mendoza como Frankelda y a Arturo Mercado Jr. como Herneval; quienes muestran todos los matices de los protagonistas, desde sus dudas y debilidades, hasta sus grande momentos de arrojo y valentía.

Soy Frankelda

Soy Frankelda maneja muchos temas de forma superficial

Otro problema del filme, que viene por lo ya mencionado de su atropellada construcción de mundo, es que Soy Frankelda maneja muchos temas de forma superficial.

En inicio nos habla de la frustración creativa, donde el viaje de la protagonista trata de ser una metáfora del poder de la narrativa como forma de resistencia y alivio emocional.

Asimismo nos trata de dar un mensaje acerca de la afirmación de uno mismo ante la sociedad, así como la superación de obstáculos personales e históricos, donde cada persona crea su propia historia.

Sin olvidar que el conflicto entre Herneval y Procustes representa la lucha por el control de la imaginación colectiva como fuente de poder.

Donde lo viejo y lo nuevo están en constante puja para decidir el futuro de la sociedad.

No obstante, todo esto se va dando de manera segmentada y meros “flashazos”, nunca se llega a nada concreto, e incluso la misma película te grita a la cara lo que quiere dar a entender, en lugar de armar una narrativa sólida para mostrarlo.

Soy Frankelda

Soy Frankelda literalmente es un episodio gigante de su serie

Al final, todos los inconvenientes de la película derivan en que Soy Frankelda literalmente es un episodio gigante de su serie. Los creadores tomaron un capítulo y lo expandieron para que durara casi dos horas.

La serie ya te contaba todo el origen de la protagonista en menos de media hora, lo que se hizo fue ampliar ese origen con el del Príncipe de los Sustos, además de agregar una “segunda parte” en el otro reino.

De ahí que la trama, además de todo lo ya mencionado, se sienta también apresurada, donde todos los conflictos se dan y se resuelven de manera casi instantánea, como en un capítulo autoconclusivo de televisión.

Se siente como una segunda temporada de la serie de HBO Max condensada en 2 horas, como un especial de televisión y no tanto una película.

Soy Frankelda

¿Vale la pena Soy Frankelda?

Soy Frankelda tiene la virtud de ser la primera película stop motion mexicana, y que es una absoluta belleza en ese sentido, todo lo que es diseño de arte, producción y animación es prácticamente perfecto.

Lamentablemente toda la belleza audiovisual de Soy Frankelda no se ve sustentada por una buena historia y desarrollo de personajes.

Si bien tiene buenos pasajes y momentos divertidos, estos no compensan otros donde la lógica narrativa se pierde totalmente, dejando una película que se pierde dentro de su propia ambición.

Es curioso cómo una película que habla sobre una gran escritora y de contar buenas historia, tenga un guion muy por debajo de lo esperado.