Los jarochos no salimos de una, cuando ya estamos metidos en otra.

Hace casi una semana recibimos la noticia que cayó como bomba: el Acuario de Veracruz, el más importante de América latina y que tiene funcionando más de tres décadas, fue clausurado por la Procuraduría del Medio Ambiente (PMA) estatal argumentando que en el lugar hay especies en peligro de extinción que no tienen los cuidados necesarios.

A partir de esa noticia, Veracruz se incendió, y no precisamente por el calor infernal que hace.

Es que debe usted saber que el Acuario, además de ser un importante atractivo turístico, es el sustento de cientos de familias que de la noche a la mañana se quedaron a la deriva, sin saber cuándo podrán volver a trabajar.

Por supuesto, la sociedad veracruzana, todos los que aquí vivimos, amamos el Acuario, es parte de nuestra identidad como habitantes del puerto.

Y sí, claro que sí, es un atractivo turístico que deja una importante derrama económica, de tal forma que tan solo este fin de semana, se dejaron de recibir más de 10 mil visitantes, muchos de ellos con tours pagados para ver las especies marinas que ahí viven.

Tan lamentables hechos han sacado a las calles a personas que, con pancartas en mano, exigen la apertura inmediata del lugar

Muchos más, en redes sociales, piden la firma de los ciudadanos para la apertura del recinto.

Y en las calles, se dan con la maceta.

Como sucede en estos casos, el tema ya se politizó y panistas y morenistas están montados en su papel.

Por un lado, la alcaldesa porteña, Patricia Lobeira, pide se abra el Acuario y este fin de semana el gobernador Cuitláhuac García Jiménez expuso ante los medios de comunicación que no se abrirá hasta que se concluyan las investigaciones pertinentes y se deslinden responsabilidades.

Muerte de un manatí y fiesta clandestina

El argumento principal de la clausura fue el alquiler del recinto para una fiesta, hace un par de años, cosa que no está permitida de ningún modo, ya que si usted visita el Acuario son muy especiales para permitir incluso el uso de cámaras porque las luces pueden dañar las especies.

Bajo esas circunstancias, una fiesta es algo impensable.

El otro tema es la presunta muerte de un manatí dentro del recinto, que según se alega fue incinerado sin dar conocimiento del hecho a las autoridades.

Hoy el gobernador morenista García Jiménez dio, en tono firme, un ultimátum a la administración del recinto:

“Esta es la última llamada que se les hace para que digan a la opinión pública por qué se les murió un manatí, por qué lo incineraron y por qué intentaron deshacerse del cadáver de manera ilegal”

Tanto la señora Lobeira como el gobernador tienen su parte de razón.

El Acuario debe ser abierto ya, con las debidas indagaciones de lo que ocurre ahí, claro está, y en el marco de la legalidad.

Este lugar, como dije importantísimo para nuestro puerto está certificado por AZA (Association of Zoos & Acuarium) en América Latina, es conocido a nivel mundial y va más allá de colores y partidos.

Los afectados, los ciudadanos y por supuesto las especies marinas que ahí viven, ya que nadie nos garantiza que estén siendo atendidas como es debido y no queremos que pueda ocurrir otro hecho lamentable.

Marlon Botas reaparece

Otra noticia que cimbró la sociedad veracruzana fue la reaparición de Marlon Botas, asesino de Monserrat Bendimes.

Con un descaro total dijo que el deceso de su exnovia fue un “accidente” y que soltaran a sus padres, ya que eran inocentes.

La indignación en cada esquina no se ha hecho esperar.

Tal cinismo de este feminicida tuvo respuesta inmediata de las autoridades y en un comunicado la titular de la Fiscalía General del estado (FGE), Verónica Hernández Giadáns, dijo con claridad que “la justicia no se negocia”.

Marlon Botas debe ser encontrado y detenido.

Y voy más allá. La televisora que difundió la noticia, Imagen Televisión, debe explicar por qué difunde un vídeo de un prófugo de la justicia sin dar aviso a las autoridades.

Esto va más allá del rating, va más allá de cualquier audiencia.

Estamos frente a un asesino que no solo se esconde, difunde un vídeo para negociar.

Vaya inmoralidad y cinismo.

Supongo que no seré la única indignada que quiera que a la brevedad se encarcele a este sujeto.

Y pido también, en mi derecho estoy, que los directivos de Imagen Televisión den una explicación de la difusión de ese material.

Es su deber moral hacerlo, caiga quien caiga. ¿No cree?