El día de ayer se cumplió un año de la muerte de Monserrat Bendimes a manos de Marlon Botas, actualmente prófugo y con seguridad protegido en algún lugar del mundo .

Esta misma semana supimos del asesinato en Xalapa de la activista Juana Ovando, conocida por levantar la voz contra la violencia feminicida en el estado.

Ambos son solo casos de aquí, de Veracruz, donde según datos del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres de la Universidad Veracruzana, entre enero y marzo de este año se han registrado 28 feminicidios.

En otra parte del país, en Nuevo León, también en esta semana tuvimos noticia de otra jovencita, Debanhi Escobar, cuya muerte nos llenó de horror e indignación.

Este tipo de noticias aberrantes desde hace mucho parecen cotidianas y aunque suene fatal, mueven al morbo en lugar de ser un llamado de alerta a las autoridades de todo el país.

En Veracruz, específicamente en el puerto jarocho, parece un sinsentido que la alcaldesa sea mujer y estamos ante una ausencia total de políticas de género, de seguridad y de medidas urgentes para proteger a nuestras mujeres y niñas.

¿No es absurdo que sigamos padeciendo de falta de alumbrado público, siendo que calles oscuras son sinónimo de peligro ?

En el rubro de seguridad, por ejemplo, sabemos que en la presente administración hubo una reducción significativa en el presupuesto, valiéndoles que las cifras sobre violencia, asaltos, y sí, feminicidios y violaciones, estén sean de escándalo.

Es urgente que la integridad de nuestras niñas, jóvenes y mujeres sea un tema fundamental para el Ayuntamiento, porque apoyar y proteger a este sector de la población (y a los ciudadanos en general) va más allá de las reuniones con las bases de su partido para que los y las asistentes solo vitoreen a la esposa de Miguel (así le dicen y me consta ) y se les regale licuadoras o planchas cuando posan para la foto

Se debe exigir a una sola voz que se incremente el presupuesto para nuestra seguridad, que se instalen en las calles botones de pánico, que existan sitios de taxi seguros, que se tengan elementos de la policía capacitados y bien remunerados, en fin, una larga muy larga lista de medidas apremiantes para proteger a la población y sobre todo a nuestras niñas y jovencitas, ya que no todas pueden andar con escoltas, en camionetas blindadas como sucede con un sector muy reducido de la sociedad.

No basta, ni debemos hacerlo, salir a protestar porque hay otro feminicidio que quedará en la impunidad.

Mi hija, la suya, mis sobrinas y las suyas, merecen salir a divertirse sin temor y regresar vivas.

¿Es mucho pedir que se trabaje en eso ?

Saludando con sombrero ajeno…

Y en otro tema, asistimos el pasado jueves a la visita que hizo el presidente López Obrador a la comunidad de Vargas, lugar donde se instalará la planta cervecera Constellation Brand, con una inversión de 1300 mmd y que generará más de dos mil empleos directos y 10 mil indirectos .

Es una excelente noticia para los habitantes de la zona rural de este puerto, donde la pobreza es alarmante.

Nosotros estuvimos presentes, pero la señora Lobeira no.

Tampoco la vimos en el evento oficial de Antón Lizardo y sin entrar en detalles si fue invitada o no, considero urgente que la señora de Yunes tenga un acercamiento real con el jefe del Ejecutivo, pues el que toco líneas arriba es solo uno de los temas que se debe abordar.

No basta saludar con sombrero ajeno en un vídeo que circula en redes sociales, donde aplaude la iniciativa de instalar la cervecera.

Si Patricia Lobeira se acerca al presidente y él, hombre honesto y sencillo como es, escucha la inquietud de una mujer respecto a la seguridad de las y los habitantes de este importante puerto, seguro el resultado es inmejorable.

Esto va más allá de fobias, filias y colores partidistas, urge trabajar en conjunto. Y alguien debe dar el primer paso.

¿Lo podrá entender la familia Yunes?