ESTIRA Y AFLOJA

“Están haciendo un drama donde no lo hay”… Esa fue la muy desafortunada declaración del auxiliar de Santiago Solari, entrenador del Club América, tras al derrota frente al Atlas FC en el Estadio Azteca.

Se trata de Gilberto Adame, el hombre impuesto por Santiago Baños, el institucional, pues. América suma un punto de seis disputados en el torneo y han sufrido tres eliminaciones directas, penosas y humillantes, Pachuca, Monterrey (Final Concacaf) y Pumas, la más dolorosa para el americanismo.

Solari está protegido, Baños, también; vaya hasta cuando lo critican en programas de análisis en su propia empresa, los mandan callar. Pero la lista de los porqué de los fracasos americanistas se hace cada vez más extensa y el #FueraBaños más fuerte. Aquí algunos de los motivos:

* La nula autocrítica que existe en la gestión directiva y la poca capacidad para poder cuestionar al técnico por algunas decisiones en el campo. Es decir, no tiene la capacidad para preguntarle a un tipo como Solari

* Incapaz de llevar refuerzos de calidad, solamente Diego Valdés después de esta terrible racha de torneos fracasando y han mantenido.

* Quedar expuesto y en ridículo por las directivas de los clubes a los que pretendía comprar un jugador. No es más que el mal nivel de negociación y la poca calidad como ejecutivo.

* Las constantes contrataciones de jugadores de la promotora ‘PitzGroup’, que se ha convertido en su agencia de cabecera, lo que le ha costado cuestionamiento de la afición.

* No entender lo que significa el americanismo y llenar el club de amigos de la juventud con los que llegó a compartir vestidor en el Atlante. Eso le ha restado identidad al América en varios sentidos.

* Comprar ideas de fuera, desde Villarreal para ser más concretos, y romper con los procesos que existían en fuerzas básicas al echar, literalmente echar, a las figuras del americanismo que trabajaban en el desarrollo de talento.

En fin, este personaje se ha ganado el repudio del americanismo al que se le ha terminado la paciencia al ver a su equipo lejos del ideal, lejos de lo que siempre ha sido.