Sonora Power

El domingo 9 de julio el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, Morena, también conocido como “Movimiento de Regeneración Nacional”, cumplió 9 años de su fundación.

Vaya que estos 9 años han resultado en un efecto vertiginoso, que llevó a esta organización política de las risas de los partidos ya establecidos, al éxito y eventualmente a la conquista del poder.

No hay ningún antecedente directo de un partido político que haya resultado tan exitoso como Morena, excepción hecha del partido de Estado que se creó a partir del triunfo de la facción sonorense en la Revolución Mexicana, el PNR, o Partido Nacional Revolucionario (1929-1938), que después se transformó en el Partido de la Revolución Mexicana (1938-1946) y eventualmente en el PRI y que gobernó a este país por 90 años.

Evidentemente que al provenir del bando ganador de la hoy llamada tercera transformación de México, esos institutos políticos fueron diseñados como partido de Estado, esto significa que fueron creados desde el poder, justamente para conservar el poder.

No es el caso de Morena, partido político que aparece en el año 2014 y que desde la oposición se propuso competir a fin de arrebatar el poder a la dupla PRI-PAN, que para entonces ya jugaban a la transición política, muy al estilo de lo que ocurre en Estados Unidos con los partidos Republicano y Demócrata. Hubo incluso algún intelectual que llegó a sugerir que no era necesario ya crear más partidos y que en México muy bien podríamos arreglar nuestra democracia en la lógica del bipartidismo.

Morena fue fundado por Andrés Manuel López Obrador justamente con el objetivo de romper ese bipartidismo, de que hoy sabemos que eran prácticamente lo mismo, ambos partidos buscaban solo el cambio de personas al frente del poder ejecutivo, sin que políticamente hubiera cambios de fondo en el plan de gobierno o en la política económica, mucho menos en la cúpula de poder que era manejada por una oligarquía.

Morena también buscaba quebrar al corrompido partido de izquierda, PRD, que sin duda fue un factor determinante en la derrota de López Obrador en el 2006 y el 2012. El hoy presidente sabía que no podría ganar las elecciones si se mantenía al lado de esos liderazgos corruptos, así que decidió mejor fundar su propio partido, con sus reglas, su base programática y estando en control de todos los factores.

Por eso Morena sorprende a propios extraños con su aparición, y la determinación de competir en el 2015 en elecciones federales y algunas estatales, como fue el caso en su momento de Sonora, donde postularon a Javier Lamarque en un papel meramente testimonial.

De hecho Morena en ese momento obtuvo en mi estado 28 mil 649 votos, equivalentes al 2.8% de la votación, no ganó en ningún distrito electoral, tampoco obtuvo una sola alcaldía, quedando detrás del PRI con 486 mil 944 (ganador con Claudia Pavlovich), del PAN que tuvo 415 mil votos y del PRD tercer lugar con 34 mil 591 votos.

Nadie se esperaba en ese momento lo que sucedería 3 años después, con la llegada arrasadora de López Obrador, montado en una avalancha de votos, que permitió a su partido, arrebatar todo espacio, desde alcaldías como la de Hermosillo, hasta la mayoría en el Congreso del Estado y los 7 distritos federales en que está dividida la entidad.

Y eso solo fue el principio, la irrupción de la “Cuarta Transformación”, traería un impacto mucho más profundo al estado, con la ruptura del bipartidismo PRI-PAN en el 2021 y el rotundo triunfo de Alfonso Durazo Montaño.

Fue algo increíble, una verdadera hazaña política, el ver como el partido guinda en poco tiempo acabó con la leyenda urbana de que en Sonora la izquierda jamás podría avanzar.

Retomo el caso sonorense, porque existía la visión de que lo de López Obrador en el 2018 fue solo una casualidad, y que Morena no podría ganar elecciones en escenarios más complejos y en contextos donde jamás una base programática como la que propone el partido del presidente, no tendría éxito en un escenario como el sonorense.

Que sorpresa se llevaron priistas y panistas cuando triunfo la ola guinda con 496 mil votos, un crecimiento del 1,630 por ciento respecto a su resultado anterior, derrotando al candidato del PRIAN, pero logrando además mayoría absoluta en el Congreso y las presidencias de los municipios más importantes.

Esto lo hizo con Alfonso Durazo de candidato y acabó de romper el cuadro político que por décadas se sostuvo en la entidad

Morena, el partido del presidente, fue diseñado, creado y pensado para hacer bueno el análisis de que un buen candidato como López Obrador, con una buena propuesta de gobierno, en comunicación con los grupos de población más agraviados por el neoliberalismo y apoyados por una clase media harta de la corrupción manifiesta del viejo sistema, sería capaz de quebrarlos, y lo consiguieron.

Morena después de esa experiencia sigue avanzando y lejos de caer en el letargo, ha conquistado más gubernaturas, hoy con el Estado de México en la bolsa gobierna las entidades más importantes de México y se ha consolidado como un verdadero trabuco político.

El reto que se viene es mayor, pues se trata ahora de garantizar la continuidad del proyecto del presidente, hacer que la 4T dure otros 6 años.

Y claro la gran pregunta es si lograrán los aspirantes llegar unidos a la cita de junio del 2024, para seguir escribiendo una nueva historia.

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