Durante los últimos días han salido numerosas denuncias de corrupción de parte de funcionarios de la 4T y de empleados gubernamentales impuestos por el compañero presidente y camarada Andrés Manuel, donde se denuncia la famosa práctica de los moches, el conflicto de interés y la de los amigos contratistas a los que se les da todos los contratos gubernamentales.

Recientemente salió publicada una investigación en El Universal que a los trabajadores y contratistas que trabajan en el aeropuerto de Santa Lucia se les pide moches.

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Reforma señala que los integrantes de la Comisión Reguladora de Energía piden moches para la entrega de permisos y agilización de trámites, así como conflicto de interés de dos de sus comisionados impuestos por AMLO: Guadalupe Escalante y José Alberto Celestinos. Sobre estas denuncias, AMLO afirmó, como siempre que los comisionados son gente honesta, serias y responsables y asegura, a pesar de la evidencia que no hay corrupción en la CRE.

La más reciente investigación de Animal Político, que muestra cómo se violaron las reglas de operación del programa Jóvenes Construyendo el Futuro. El gobierno federal utilizó 322 mil becarios del programa para subsanar en 2019 la falta de personal en dependencias como la Secretaría de Bienestar, de Agricultura, Protección Civil o el Instituto Nacional para los Adultos, luego de que la política de austeridad impulsada por AMLO los obligó a frenar la contratación de personal.

Los jóvenes sólo recibieron como pago la beca de 3 mil 600 pesos mensuales, y el gobierno se ahorró contratos, prestaciones y antigüedad.

A estas últimas denuncias que niega rotundamente el presidente se suma una serie de acusaciones que son consideradas “politiquerías” que pretenden dañar la transformación que AMLO propone.

Sin embargo, hay que reconocer algo, AMLO tiene toda la razón cuando dice que “se piensa que el pueblo es menor de edad, que el pueblo es tonto. Tonto es quien piensa que el pueblo es tonto”.

No es corrupción, son aportaciones

El origen de la corrupción según AMLO es todos los que están en su contra o difieren de sus políticas, principalmente lo achaca al pueblo, a la clase media, la cual considera que es tonta, aspiracionista y manipulable, asegura:

“Una clase media manipulada fue la que permitió el fascismo de Hitler. En Chile, el golpe de Estado contra el presidente Allende, fue respaldado por la clase media. La clase media de Chile no informada apoyó a Pinochet La clase media, ya lo dijimos, manipulada, no informada, respaldó a (Victoriano) Huerta en el asesinato al presidente Madero. Llegaron a decir a miembros de esa clase media conservadora que Madero era un traidor a su clase”.

AMLO

Incluso, considera que existen empresarios y algunos miembros de la clase media en el país que todavía se dejan “engañar, intimidar y asustar” por el comunismo.¿Quién es el tonto?

Esto nos lleva a la revisión de un gran libro “Por qué Fracasan los Países: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, de Daron Acemoglu y James A. Robinson.

En este libro da cuenta de elementos que generan la desigualdad entre países y entre sociedades, uno de los ejemplos que ofrece es en México, de porqué se vive distinto en Nogales Arizona que en Nogales, Sonora. La diferencia es clara, por los incentivos que se ofrece a la economía, las instituciones que regulan los procesos y dan cause a las iniciativas, a la innovación y adquirir nuevas tecnologías, así como tener mayor libertad política de participación y capacidad de influir en las decisiones, en un marco de Estado de Derecho.

Slim

También ponen otro ejemplo, el de Carlos Slim y su método de hacer negocios en México, sin reglas y solo con el “influyentísimo” y su cercanía con el poder en países carentes de instituciones económicas y políticas. Muestra la diferencia entre Slim en México que tiene el poder de conseguir lo que quiera, comparado con Bill Gates quien esta limitado por reglas, competencia y factores que no dependen del favor del poder político.

Solo basta ver como Carlos Slim fue acusado en su momento por AMLO de ser el prestanombres de Carlos Salinas de Gortari, quien le dio el monopolio de la telefonía, ahora en la 4T, es el empresario consentido de AMLO.

Slim, además de sus negocios alcanzados con Salinas como Telmex, Telcel y todos los negocios financieros, tiene contratos en cualquier sector de la economía.

Tiene contratos en el Tren Maya otorgado por su consuegro Miguel Torruco que a través de FONATUR otorgó a sus empresas CICSA y FCC el segundo tramo del Tren Maya por 18 mil 553 millones de pesos. Participa en el negocio de los reclusorios. En el sector energético, no sólo en los gaseoductos, Pemex otorgó un contrato de “Trabajos llave en mano para perforar y terminar pozos de desarrollo para campos terrestres de PEP” de por 196 millones 50 mil dólares.

Es el mayor inversionista en el plan de infraestructura anunciado por AMLO, entre otras cosas tiene remodelar y construir carreteras como la autopista Mitla-Tehuantepec. SCT autorizó la ampliación de la concesión por 20 años adicionales para la construcción, operación y mantenimiento de la autovía Mitla-Tehuantepec.

Participa en el tema de las vacunas antiCovid-19 a través de su Fundación con AstaZeneca.

Al final de cuentas, vivimos en el engaño y la manipulación, AMLO cuestionó que todos los expresidentes tenían sus contratistas amigas, pero él también funciona igual, con Carlos Slim.

Cómo lo demuestran los autores del libro Por qué fracasan Los Países, la falta de instituciones e incentivos económicos y políticos evitan la diversificación que por la falta de un Estado de derecho e instituciones solidas que alentaran la entrada de nuevas empresas que pudieran enriquecer a millones de mexicanos. Nos quedamos con lo mismo, los mismos engaños y pensando que el pueblo es tonto y generan mayor corrupción e impunidad.