Realmente existe un vuelo directo México-Caracas -y no hablo del operado por la línea área venezolana Conviasa que sale del AIFA- sino del rumbo que están tomando no solo el gobierno de AMLO, sino la propia oposición, que cada vez nos acerca más al régimen que construyó Hugo Chávez y que hoy mandata Nicolás Maduro.

Sabemos que AMLO hace como que sigue el Manual del Foro de Sao Paulo, el mismo que siguió Hugo Chávez que consiste en generar polarización, destruir a las instituciones, hacerse del control de los medios de producción, instalar la figura de la revocación de mandato, hacer una reforma electoral y militarizar el país para defender su proyecto transformador.

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Como AMLO dice, “mi pecho no es bodega”, así que en cada mañanera devela su estrategia que consiste primero en generar un ambiente de polarización para dividir a la nación y a partir de eso, justificar la presencia militar, dividir a la oposición y victimizarse.

Segundo, destruir las instituciones del Estado, hablamos del INAI, INE, TEPJF; organismos autónomos, fideicomisos y debilitar los Poderes de la Unión.

Tercero, controlar los medios de producción mediante el control absoluto del motor de la producción, la energía, de ahí su propuesta de reforma eléctrica y sus acciones en Pemex y CFE.

El cuarto punto es su famosa revocación de mandato, con la que busca el control político con base en una supuesta legitimidad que invocará para empoderarse frente a las instituciones.

El quinto punto es su reforma electoral para lograr el control de las elecciones y hacer de Morena un partido únicoimponiéndose así sobre los poderes de la Unión.

Por último, su reforma de la Guardia Nacional, que no es otra cosa que militarizar a la policía y al país, de hecho, hace apenas unos días pidió a la Guardia Nacional y a las Fuerzas armadas defender su proyecto del Tren Maya.

La oposición a modo

Pero en este recuento, no hay nada nuevo, todos lo sabemos, lo grave es que “el aterrizaje a Caracas” lo facilitará la misma oposición que cae a diario en el juego de la manipulación del presidente y de los buscapiés que manda a quienes supuestamente se oponen a él, pero que, en realidad, solo fortalecen su estrategia.

El papel de la oposición

Desgraciadamente, desde hace tiempo la oposición se volvió el eco y cable de conducción de la estrategia de AMLO.

Han sido incapaces de coordinarse y evitan el diálogo entre ellos, algunos, incluso tratan de emular al mandatario asumiéndo un protagonismo egocéntrico. Se atacan entre ellos, se descalifican, se acusan y se ponen el píe. No han tenido la capacidad de negociar propuestas, aun en temas donde coinciden plenamente.

Los dirigentes de los partidos solo buscan y negocian con el gobierno posiciones de poder, así lo vimos hace unos meses con Santiago Creel, acudiendo a negociar con el secretario de Gobernación sin representar la posición de su partido ni de su militancia y en el PRI, donde unos dicen una cosa y otros hacen otra; en fin, la oposición como el país, parece la Torre de Babel, todos hablan, pero nadie se entiende.

El disfraz de opositor

Pero en estos días, sobre todo con el tema de la revocación de mandato, algunos se quitaron la máscara, como el periodista Pedro Ferriz de Con, que se volvió vocero de AMLO y, aunque pretende engañar colocándose como opositor, solo reproduce el discurso del presidente en favor de la farsa de la revocación de mandato. Lo mismo sucede con FRENA, que al ser convocados en función de que están de acuerdo, decidieron sabotear un movimiento, con el pretexto que ellos no fueron los protagonistas.

Todo esto provoca confusión entre la ciudadanía, ya no saben a quién creerle, se agudiza la polarización y crece la desinformación.

Esto que hoy sucede en México con la oposición, pasó y pasa en Venezuela. Primero buscaron líderes “individuales” con proyectos personales o historias en las que fueron víctimas de la represión chavista, pero nunca tuvieron un principio basado en las instituciones democráticas y sociales. En Venezuela, cada vez que aparece un líder carismático, enseguida aparece otro que divide a la oposición.

Para Chávez y Maduro todo fue más fácil después de la revocación de mandato, mandaron al diablo a su Congreso y lo sustituyeron por una Asamblea Participativa, una idea “bananera” de “Democracia Participativa” en la que todo se resuelve a través de consultas públicas controladas por el órgano electoral que, a su vez está controlado por el gobierno. En Venezuela las cosas funcionan como AMLO lo pretende para México, la Ley no es la Ley, la Ley es lo que diga Maduro.

Afortunadamente México no es Venezuela

En nuestro país, afortunadamente, aún contamos con instituciones democráticas que han dado muestras de entereza como el Poder Judicial, el INE y el TEPJF y, por qué no, los partidos de oposición, que por esta vez, salieron con una propuesta de reforma eléctrica, surgida de los foros de consulta de la Cámara de Diputados y que puso como energúmeno a AMLO porque su capricho de que no se le mueva “ni una coma” a su iniciativa, prácticamente se canceló.

Así entre ataques, descalificaciones, traiciones, envidias y egos, la oposición - partidista y ciudadana- cae en lo único que puede capitalizar el gobierno fallido: la división.