“No sobreviré a mi cautiverio…cuando muera mis amigos quizá inscriban: <Aquí yace un soñador>, y mis enemigos: <Aquí yace un loco>. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: <Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas>, Ricardo Flores Magón.
Iba a la mitad de una columna que ya tenía un título (“El crecimiento económico y la democracia secuestrada”) cuando en la red X descubrí la siguiente publicación de Enrique Krauze:
“Ciudadano sin adjetivos y generoso destello de juventud comprometida, @EdsonAndrade es, a las nuevas generaciones, lo que en su momento fueron los jóvenes héroes revolucionarios: los Serdán, los Flores Magón. Ya en calidad de perseguido político en el exilio, su gallardía nos inspira a continuar la lucha contra la deriva autoritaria”.
No es que me parezca sacrílega la comparación, pero creo que es superficial, impropia de quien se considera un historiador. Edson Andrade es un influencer de 25 años de edad que se erigió como uno de los principales convocantes de la marcha de la generación Z del pasado 15 de noviembre. Se concebía que dicha movilización era genuina, que significaba un grito espontáneo de la juventud en contra de la inseguridad, la falta de oportunidades y la deriva autoritaria de Morena, que se ha ido apropiando de todos los espacios de poder del Estado mexicano.
En las redes sociales se hablaba de una movilización apartidista que, en todo caso, convocaba a jóvenes inconformes con el régimen. De acuerdo con cifras oficiales asistieron a la convocatoria 17 mil personas, siendo notoria la presencia de gente adulta y de opositores sistémicos a la 4T, como lo parecía ser Krauze. A un número importante de manifestantes, lo unía la idea de incendiar Palacio Nacional, para luego proceder al derrocamiento del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Poco importa si fueron 17 mil o 50 mil personas (de acuerdo con otra cifra), la idea delirante era “tumbar” a un gobierno legítimo, abandonando el cauce pacífico, institucional y democrático. Se conformó un verdadero prisma ideológico y religioso, con escenas imperdibles, que rebasaron por mucho los horizontes del realismo mágico, entre ellas, señoras que bendecían y le echaban agua bendita a los del bloque negro y a sus herramientas de trabajo: palos, martillos, palas, sierras y bombas molotov. La paradoja llegó al extremo, dos o tres personas hincadas con las manos hacia arriba mostraban un cartel exigiendo libertad religiosa, en tanto que al fondo se advertía la leyenda “puta judía”. ¿Habrá alguna frase más intolerante, medieval y fascista? La libertad en manos de la santa inquisición.
No dudo que hayan arribado a la plaza principal de la Ciudad de México (al corazón histórico de México) gentes lúcidas, con ideas civilizatorias; pero lo que se observó fue degradante: por una parte, instinto, violencia y depredación; por otra, expresiones religiosas alejadas del humanismo y de la comprensión científica e histórica, adheridas a dogmas fundamentalistas y a tradiciones fideístas. Enajenación y fe, más allá de la razón.
El velo del apartidismo cayó cuando se descubrió que Edson Andrade había trabajado para el PAN desde 2021 y que había suscrito un contrato de más de 2 millones de pesos para hacerse cargo de la estrategia digital y la gestión de redes para el PAN Ciudad de México, con vigencia hasta el 30 de enero de 2026. No tendría nada de malo ser panista, lo grave es fingir lo que no se es. Se vale y se puede ser disonante: trabajar para el PAN, no ser panista y declararse apartidista. ¿Por qué ocultarlo?
El no haber descubierto su velo laboral a tiempo, lo ha hecho exiliarse de México, obligado según él por una persecución orquestada por la presidenta Sheinbaum y por la presión mediática. ¿No percibirá también la justa indignación de otros jóvenes “Z”, que más honestos creían en las proclamas apartidistas? Nada peor que sentirse utilizado.
Cuáles son las razones que aduce Krauze para comparar a Edson Andrade con los hermanos Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón. ¿El simple exilio? Poco se sabe del joven de 25 años, se hizo visible por sus videos virales con estética anime, por sus hashtags #GenZRebelde y por llamar a la acción, invitando a una protesta global como las acontecidas en Nepal e Indonesia.
Cómo saber lo que piensa y cree Edson en medio del babel ideológico registrado el 15 de noviembre. Muy difícilmente lo sabremos mientras no emita un documento –siquiera de una página– con sus planteamientos ideológicos y políticos. ¿Habrá en él algún rasgo liberal? ¿Será un minarquista o un neoliberal? ¿Coincidirá con el anarquismo? ¿Anidará ideas fascistas? ¿Será un fideísta?
Definirse como un liberal parece sencillo, pero políticamente es complejo. No se está hablando de una doctrina, ni de un sistema de ideas, sino de un concepto, la libertad, que ha tenido una evolución histórica y que se ha concretado de diferentes formas. En qué tipo de libertad se cree: en la negativa, hacer lo que se quiera sin que nadie lo impida; o en la positiva, gobernarse a sí mismo, según la sensata conciencia individual. Los campos de la libertad también son diversos, por eso se requiere de cierta precisión; de que se está hablando: de la libertad personal, de la libertad económica o de la libertad política. ¿Qué es lo que se quiere limitar: el poder del Estado; o, todo lo que signifique un poder fáctico representado por las instituciones o corporaciones desde donde se ejerce la fuerza y se erigen fueros y privilegios?
Deberíamos coincidir en que la libertad es un concepto civilizatorio, que se ha forjado para hacer respetar la dignidad humana. Toda forma antípoda: el absolutismo, la intolerancia, la persecución, la represión, la agresión y el insulto tendrían que verse como signos de baja ralea humana. También el engaño y la mentira atentan contra la libertad, al ser artilugios preconcebidos que desvirtúan la realidad. De lo que se trata es de manipular la información para que los otros tomen decisiones sobre bases falsas; esto es, el engaño y la mentira constituyen un medio para alcanzar fines perversos.
¿En qué se parece Edson Andrade a los hermanos Flores Magón? No basta solo con disentir de algo o de alguien o de equiparar la protesta a situaciones históricas profundamente disímbolas. Es traer al presente valores e ideas inconmensurables; de concebir que todo sacrificio se puede soportar cuando se persigue un bien mayor no solo dentro del ámbito local o nacional, sino universal; de perseguir una idea pese a padecer la peor de las miserias y una represión atroz. Toda vida es irrepetible, pero no se trata solo de eso: cuando se habla de Jesús, Ricardo o Enrique se requiere hacer una pausa, para siquiera entender una dimensión histórica. Estamos hablando de hombres que parecen titanes: Ricardo Flores Magón es un Prometeo en llamas.
Ricardo estudiaba en la Escuela Nacional Preparatoria –la institución más prestigiada del sistema educativo porfirista– cuando en el viejo patio de San Ildefonso se escuchó el grito: ¡Muera el presidente tirano!; esto, ante la tercera reelección de Porfirio Diaz. Era el año de 1882 y el régimen respondió con mano dura, mandando a reprimir a los estudiantes rebeldes. Fue así - a los 19 años de edad- como conoció por primera vez la cárcel.
Los hermanos concibieron que el periodismo era el medio para exponer sus ideas e ilustrar al pueblo, así en 1900 fundaron el periódico Regeneración. Lejos de aceptar las concesiones bondadosas del porfirismo, que en los hechos significaban sometimiento y vivir con privilegios, decidieron continuar con su lucha revolucionaria y sufrir las vejaciones de una tiranía encumbrada que parecía inextinguible. Los tres fueron aprehendidos en diversas ocasiones y aun desde la cárcel, Ricardo denunciaba a los jueces que cooptados por el régimen se convertían en verdugos de los hombres independientes: “en verdugos de los que alientan … sentimientos que hacen a los ciudadanos libres y a los pueblos fuertes”.
Durante un periodo de reclusión dejaron de publicar Regeneración, pero libres reanudaron su actividad periodística. El 5 de febrero de 1903, en un aniversario de la Constitución de 1857, a las afueras del edificio del diario El hijo del Ahuizote, donde colaboraban Ricardo y Enrique, se colocó un moño negro en señal de luto, con la leyenda: “La Constitución ha muerto”.
En 1904, con el propósito de ejercer libremente su tarea periodística, Ricardo y Enrique deciden exiliarse. En 1905, desde Estados Unidos, se publica otra vez Regeneración y es en ese año cuando la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, presidida por Ricardo, publica el programa del Partido Liberal Mexicano. Se establecía que una vez derrocada la dictadura, se instituiría la no reelección; se haría obligatoria la educación básica; se reglamentaría la jornada laboral de ocho horas, así como un salario mínimo para los trabajadores y se brindarían tierras de cultivo a los campesinos. Fueron, en consecuencia, auténticos precursores de la revolución mexicana y sus aportaciones se plasmaron en la Constitución de 1917, de ahí su gran contenido social.
El periplo en Estados Unidos fue insufrible, ahí descubrieron que la tierra de las libertades no era más que un mito. Claramente expresaron su idea de que la lucha armada en México debería llevar a una revolución social y económica completa. A partir de ese momento abrigaron la idea de que los cambios que requerían las sociedades deberían ser obra de los trabajadores y que se tenía que prescindir de la autoridad del Estado, del capital y del clero para alcanzar una verdadera emancipación. Había cesado la persecución porfirista, ahora ante su anarcocomunismo iban a ser tenazmente perseguidos por las autoridades estadounidenses.
Ricardo Flores Magón se convirtió en una amenaza subversiva. En marzo de 1918, con Librado Rivera, publicó en Regeneración un manifiesto dirigido a los trabajadores del mundo que llamaban a la desobediencia civil, oponiéndose al desastre humanitario de la Primera Guerra Mundial. El manifiesto era un claro clamor contra los gobiernos y las sociedades capitalistas.
Había permanecido por más de dos años en la cárcel entre 1911 y 1916, y en 1918 por ese manifiesto subversivo se le condenó a 25 años de prisión. Víctima de trabajos forzados y con una salud deteriorada, Ricardo Flores Magón murió el 21 de noviembre de 1921 en la cárcel de Leavenworth, en Kansas. Hubo dos rumores: que fue asesinado; otro, que se le negó atención médica estando muy enfermo.
¿Tendrá razón en equiparar Krauze a Edson Andrade con los hermanos Flores Magón? No estará obnubilado por su animadversión hacia los gobiernos de la 4T y por su fobia hacia Andrés Manuel López Obrador, su mesías tropical, que ahora lo concibe, paradójicamente, como un ser con un poder supremo, casi omnímodo. Si no se considera absurda la comparación (como creo que la es), al menos convengamos en que es una apreciación subjetiva y sobre todo, prematura. Parece ser la visión de un desesperado.




