Por más que el canciller Marcelo Ebrard y el presidente López Obrador se empeñen en hacer como que ‘la Virgen les habla’ y que no está ocurriendo nada extraordinario en el nexo con el vecino del norte, la realidad es que éste debe ser sin duda el momento más álgido de dicha relación bilateral; y muestra de ello es la sorpresiva visita del pasado domingo de una delegación estadounidense para entrevistarse con el Ejecutivo de la nación; un encuentro que aseguran se llevó en armonía, pero las posturas, reacciones y declaraciones que le han proseguido de ambos lados de la frontera nos dicen que las hostilidades van ‘in crescendo’ de manera preocupante.

A la reunión en Palacio Nacional que tuvo una duración de alrededor de tres horas, asistieron por parte de Estados Unidos el embajador Ken Salazar y una docena de congresistas; las senadoras Shelley Capito y Kyrsten Sinema; los senadores John Cornyn, Chris Coons, Jerry Moran, Mike Lee, Chris Murphy y Peter Welch; las congresistas Veronica Escobar y María Elvira Salazar; los congresistas Henry Cuellar y Vicente Gonzalez; el consejero de Asuntos Políticos de la embajada de Estados Unidos en México, Charles Sellers y la jefa adjunta de misión de la embajada de Estados Unidos en México, Stephanie Syptak-Ramnath. Afortunadamente los más críticos de AMLO no estuvieron en dicha charla, y me refiero a Dan Crenshaw y Michael Waltz, quienes en enero pasado presentaron una iniciativa en la que se propone que el Ejército de Estados Unidos combata a los cárteles de la droga en territorio mexicano, ello con el fin de hacer frente al tráfico de fentanilo, como argumentaron los dos republicanos.

López Obrador estuvo acompañado por el canciller Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández; el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, así como el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza.

Además, asistieron el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Germán Martínez Santoyo; el subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Juan Pablo de Botton Falcón; el director general del Corredor Interoceánico (CIIT), Raymundo Pedro Morales Ángeles; y el jefe de Unidad para América del Norte de Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco Álvarez.

“Terminó la reunión con senadores y diputados de los Estados Unidos, muy bien. Tod@s respetuosos de México y su Gobierno. Se abordó desde migración, frontera norte, transístmico, tráfico de armas y fentanilo hasta integración económica. Cordial y muy buen encuentro !!”, escribió en un tuit el canciller Ebrard.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en sus redes sociales compartió una fotografía de los asistentes, señaló que en el encuentro con la delegación bipartidista de políticos estadounidenses se abordaron “varios temas con respeto mutuo y en beneficio de nuestros pueblos”.

López Obrador reiteró su compromiso por continuar colaborando con Estados Unidos bajo el Entendimiento Bicentenario, “a partir del reconocimiento de nuestra responsabilidad compartida y el respeto a la soberanía de cada país”, añadió.

“Un diálogo franco y abierto, se trataron temas relacionados con la lucha contra el suministro de fentanilo y demás precursores químicos, así como del T-MEC”, se informó en el comunicado expedido por La Presidencia de la República.

En cuanto a lo económico, se dijo que México trabaja para mantener y ampliar el comercio entre los dos países, por lo que el mandatario mexicano subrayó la importancia de la integración económica, con base en el respeto y la soberanía, con el objetivo de convertir a América del Norte en “la región más importante del mundo”.

Como se puede observar, la palabra “respeto” es mencionada por el canciller mexicano, por el presidente y lo mismo en el comunicado de prensa. Es decir, se hace evidente un interés particular por subrayar que los estadounidenses vinieron “respetuosamente” a “solicitar” al gobierno mexicano que colaboren juntos en diversos temas.

“A veces hay inquietudes, desacuerdos, pero sabemos que estamos unidos por la geografía, por nuestra gente, por nuestras economías y siempre es la lucha para el bienestar de los pueblos de Estados Unidos y México…”, comentó Ken Salazar, quien dicho sea de paso, ha hecho un gran esfuerzo por matizar los dichos de AMLO para que los dardos envenenados que lanza en las conferencias Mañaneras lleguen al otro lado de la frontera sin causar mayor daño.

Pero no obstante las declaraciones posteriores a la reunión ya señaladas por el lado mexicano, la delegación estadounidense concluyó:

La representación de ambas cámaras del Congreso “dejó claro al presidente López Obrador que su administración debe hacer más para abordar estos problemas para que podamos mantener nuestra asociación económica y cultural históricamente fuerte”, dijo el senador Cornyn en un comunicado.

México debe hacer más”, le dijeron a México el domingo los integrantes de la delegación. No mencionaron “respeto”, más bien le condicionaron: “…para que podamos mantener nuestra asociación económica y cultural históricamente fuerte”.

Y un día después, un demoledor reporte del Departamento de Estado de la Casa Blanca, hizo explotar al presidente mexicano luego de que se publicara:

“2022 Country Reports on Human Rights Practices: Mexico, miembros del Ejército Mexicano, policías municipales y oficiales gubernamentales han sido señalados por atentar contra los derechos de la ciudadanía a través de diversos abusos en los procesos de impartición de justicia”.

Estos actos, abundó el reporte, contribuyen a la impunidad y bajas tasas de enjuiciamientos hacia los presuntos responsables: “Hubo informes de que algunos agentes del gobierno fueron cómplices de bandas criminales internacionales”, aseveró atribuyendo a dichos elementos criminales delitos como secuestro, torturas, homicidios, tráficos de personas, intimidaciones, entre otras más.

“El gobierno investigó y procesó algunos de estos delitos, pero la mayoría permaneció sin investigar, ni enjuiciar”.

Otro ilícito mencionado fue el de las desapariciones forzadas en las que se acusa una presunta colusión entre grupos delincuenciales con autoridades y cuyas investigaciones, enjuiciamientos y condenas “fueron raras”. En ese sentido, señaló vacíos informativos en las bases de datos federales y estatales, así como fragmentación en los sistemas forenses: “El volumen de casos sin resolver era mucho mayor que los sistemas forenses eran capaces de manejar”.

Este punto se relaciona con los informes recibidos por presunta complicidad entre agentes del gobierno con bandas criminales, cuyos crímenes quedaron en gran parte sin investigar o perseguir.

La hostil retórica que el presidente López Obrador ha lanzado contra medios críticos de su gobierno fue otro de los puntos que el Departamento de Estado incluyó como violatorio a los Derechos Humanos. Esto, destacó, luego que el también Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas (FFAA) los presentara como “parciales, partidistas y corruptos”.

Con furia reaccionó López Obrador, quien llamó a “no tomar en serio” el desglose del Departamento de EEUU elaborado, según el tabasqueño, por un grupo de funcionarios que “quieren someter, no respetan y no saben que los pueblos son libres, independientes y soberanos”.

“Son muy injerencistas. Por eso no hay que tomarlos en serio”, declaró. “Eso no es cierto. Pero como son muy mentirosos y están muy molestos, pues van a seguir”.

En la Casa Blanca de inmediato le respondieron a través del viceportavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel quien replico; “Nosotros nunca hemos dicho que seamos el gobierno del mundo ni nada de este tipo”, respondió Patel, quien recordó que el Departamento de Estado está obligado a elaborar cada año este documento para el Congreso estadounidense.

El viceportavoz afirmó que “la participación de miembros de la Policía, del Ejército y de otras instituciones en serios actos de corrupción y en asesinatos arbitrarios suponen un reto para México y por eso aparece en el informe”.

“Nosotros nunca hemos sugerido que no tengamos nuestros propios retos internos”, prosiguió Patel, quien sin embargo subrayó que EU no intenta “esconderlos debajo de la alfombra”.

Es un bodrio”, insistió este miércoles el mandatario mexicano al retomar el tema, y agregó que los autores del documento “son calumniadores” y “no tienen pruebas”. “No cambian. Es una política añeja, anacrónica, de querer meterse en la vida pública de otros países”.

López Obrador tachó a la agencia de “departamentito” y de refugio para “el conservadurismo”. El presidente garantizó que “en México no hay masacres”, “en México no se tortura” y que “no se persigue a nadie, no se reprime a nadie”. “Que no se confundan”, remató.

Así, crecen las hostilidades, aumentan las tensiones, se recrudece el encono entre los dos gobiernos; uno, tiene perfectamente documentadas sus afirmaciones; el otro carece de elementos para defenderse. AMLO no es capaz de argumentar y fiel a su estilo, miente, ofende, injuria, denuesta y agrede para evitar reconocer que a la Casa Blanca le asiente la razón.

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