“Nadar de muertito.”

LA REALIDAD

No es novedad. Cada vez que un presidente mexicano se reúne con funcionarios de Estados Unidos, después del comunicado conjunto aparecen las “dos versiones”: la oficial mexicana, optimista y tersa, y la gringa, pragmática y sin rodeos. La reunión de la presidenta Claudia Sheinbaum con el secretario de Estado Marco Rubio no fue la excepción.

El guion acordado para las cámaras fue claro: “ambos países construyen una agenda conjunta para fortalecer la seguridad en la región y disminuir el narcotráfico”. Hasta ahí, sonrisas y foto.

Pero enseguida vino el choque. Sheinbaum negó tajante que Estados Unidos pueda emprender ataques militares contra embarcaciones en aguas internacionales cerca de México —como ya ocurrió en Venezuela—. Rubio, por el contrario, fue cristalino: lo que sucedió con el barco cargado de droga volverá a pasar “las veces que sea necesario y donde sea necesario”.

Lo mismo con el T-MEC: en México, silencio diplomático; en Washington, amanecieron con declaraciones de que México “tiene mucho que hacer”. Y así podríamos seguir con casi cualquier punto de la agenda bilateral: lo que aquí se minimiza, allá se amplifica.

¿Quién tiene la verdad? Probablemente ambos, a conveniencia. Es lo normal: cada líder le habla a su público, vende que lleva la razón y cumple lo prometido.

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Por eso, más que lo que se dice frente a los reflectores, lo que importa es lo que se calla por razones de seguridad. Y lo cierto es que nada cambiará en los próximos meses. Ni abucheos al gobierno ni euforias patrióticas: la reunión debe leerse en su justa dimensión. No moverá el tablero, como tampoco lo hacen las protestas de la oposición mexicana en territorio estadounidense.

Las acusaciones de corrupción o pactos con el narco contra la 4T ahí quedarán: oídas, no atendidas. El día que le convenga a Washington —porque de repente les sirve un Alito o cualquier denunciante a modo—, entonces actuarán. Mientras tanto, expediente cerrado.

Rubio vino básicamente a dejar claro lo que Trump ya había anunciado: Estados Unidos irá contra el narcotráfico. No es casualidad que ya catalogaran a ciertos grupos criminales como terroristas. Y de paso, el funcionario de Estados Unidos vino a asegurarse de que México cumpla con lo que de verdad les importa: control migratorio y combate al narco, pero bajo sus propios términos.

¿Y lo demás? Remesas, aranceles, T-MEC, migración..., todo seguirá en pausa. Porque ni México ni Estados Unidos están listos para mover las piezas en serio. Mejor quedarse en la zona cómoda de la ambigüedad: Sheinbaum ondea la bandera de la soberanía, mientras Rubio se reserva el derecho de ir “contra el narco donde sea necesario”.

Al final, todo cambia para que todo siga igual.