Del dicho al hecho hay mucho trecho, dice un viejo adagio que encaja perfectamente en lo que aconteció este fin de semana cuando la dirigencia de Morena entregó una carta a los gobernadores guindas para que promuevan, por igual, a los cuatro aspirantes oficiales a suceder al presidente en cada una de sus entidades. Fue una misiva que, de entrada, hizo justicia al reclamo de las propias bases del partido y para quienes, por legítimo derecho, han levantado la mano dada la premura con que se abordó el asunto.

Incluso, la carta que envió Mario Delgado a los gobernadores trae un mensaje de fondo y una lógica que ajustó el presidente Obrador, seguramente. Muchos se preguntarán qué llevó al jefe del ejecutivo federal a corregir la estrategia presidencial pues lo que observamos, en estos días, es la muestra clara de que Claudia Sheinbaum no es la favorita de Palacio Nacional, al menos el nuevo criterio que pone en marcha el mandatario despeja muchas incógnitas.

Ayer, incluso, se notó el descenso acelerado de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México que está cayendo en las encuestas de acuerdo con la ponderación que realizó El Financiero. Sin embargo, consideró que el detonante que más influye es la crisis que vive Claudia Sheinbaum a raíz de la ausencia institucional. Eso le estaba provocando mucho desgaste, incluso al propio mandatario. Ante esa situación, no tengo la menor duda que AMLO movió las piezas del ajedrez, sin minimizar la presión tan fuerte que hizo la propia base lopezobradorista, así como el coordinador de los senadores de Morena que no quitó el dedo del renglón al pedir trato y reglas de participación democráticas.

Ahora, solo queda esperar que se cumplan los acuerdos con los gobernadores y que, las cuatro corcholatas oficiales, tengan el mismo trato, impulso y respeto. Se tendrá, primero, que acabar con la narrativa de favoritismo, así como la hostilidad que estaba causando la disputa interna que llegó a latitudes inesperadas, como el caso de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, a la que, seguramente, ya le leyeron la cartilla desde Palacio Nacional para que se serene y ponga fin a la guerra sucia que propició.

Por ello, los nuevos criterios están más que claros: habrá una competencia pareja sin exclusión, ni favoritismo. Repito, hay que esperar a que esa narrativa aterrice; falta ver que eso se cumpla y, entonces sí, podemos hablar que la democracia y la pluralidad está reinando en el proceso sucesorio. Por tal motivo, no hay que echar las campanas al vuelo hasta constatar el equilibrio en la contienda.

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Qué bueno que exista apertura; sin duda fue un buen gesto reconocer a Ricardo Monreal que, durante mucho tiempo, resistió la embestida. Aun así, se mantuvo firme pese a las especulaciones que sembraron contra él. Sólo queda esperar que la misiva de Morena no vaya a ser una cortina de humo o una maniobra para calmar la presión, especialmente por la salida del exfuncionario de seguridad, Ricardo Mejía, que se unió a las filas del PT.

A raíz de ello, hábilmente el presidente Obrador no quiere más divisiones y desencuentros del seno morenista, especialmente de las mismas corcholatas oficiales. Sabe que, una fractura de esa índole, corre el riesgo de perder la elección del 2024, sobre todo porque el contrapeso ya pactó una alianza tripartidista. Dadas esas condiciones todo pinta para que el control político de la elección de candidato quede en manos del pueblo; sí es así, hay que reconocerle la voluntad al mandatario y creer seriamente en su palabra para efectos de toma de decisiones.

Con lo anterior, no tengo la menor duda que se alcanzará la anhelada unidad en el seno morenista. Asimismo, eso impedirá que los aspirantes presidenciales busquen otra alternativa que pueda constituir un cataclismo para Morena, especialmente en aras de refrendar la victoria del 2018. Sí hay flexibilidad y apertura, por igual, Morena llegará sólido en 2024.

A propósito, la propia dirigencia nacional de Morena tiene que fijar su postura en relación con la publicidad y dispendio que se genere a través de espectaculares. Qué sea una competencia donde reine el respeto, en especial cuidando las instituciones, en la ley, en el Estado de derecho. Eso implica no caer en los excesos ni el derroche de dinero con propaganda que saque provecho de algún aspirante presidencial.

Todos por igual, sin sesgos, ni favoritismos.

Notas finales

En una conferencia de prensa, el líder nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, Mario Delgado, reiteró la lista de los aspirantes a la candidatura a la Presidencia de la República de ese partido para 2024.

Delgado estuvo en el Estado de México para apoyar a la Maestra Delfina Gómez, que ha sufrido algunos embates en este trayecto breve que ha recorrido haciendo campaña para gobernar la entidad a partir de este año.

La precampaña, aclaró, está dirigida a los militantes y simpatizantes de Morena,

Este año es de definiciones, y la clave para el triunfo dentro de dos años, independientemente de los comicios del Estado de México y Coahuila, debe haber unidad.

Por este pequeño detalle, que sabe determinante para lograr alcances importantes es que el sábado pidió a los gobernadores del Movimiento invitar a quienes quieren suceder a AMLO.

Me atreví a dar los nombres de quienes han manifestado sus aspiraciones: Claudia, Adán, Ricardo y Marcelo. Reiterando así que también el senador Monreal tiene un derecho legítimo de participar en la contienda interna, ojalá lo más transparente posible.

Por lo pronto, el zacatecano saludó la emisión de este comunicado, pero no “echará las campanas al vuelo” porque todo puede suceder.