“Quetzalcóatl en francés se traduce Au Pied de Cochon, o algo así.”

Gonzalo Hernández Licona (@GHLicona)

“Tienes esos ojos hambrientos / Podrías usar algo de azúcar / Soy un Michelin de cinco estrellas / Un Kobe ha entrado…”

Katy Perry

¡Bon appétit!, señores ministros. ¿Qué tal les sentó la cena de lujo, muy al estilo europeo, después de rendir honores a Quetzalcóatl? ¡Qué bueno que muestren su independencia y autonomía frente al Poder Ejecutivo! ¡Qué lástima que sea pasando por alto la austeridad que tanto se predica desde Palacio Nacional!

(Por cierto, Viri Ríos: ¿estás insinuando que la presidenta Sheinbaum es hipócrita? Porque la única que ha pedido que los ministros se comporten como militantes de Morena ha sido ella misma. Y no una, sino varias veces.)

¿Cómo ves, Lourdes (@lumensoz)? No eligieron el célebre Hunan, quizá porque recuerdan que ahí fue captado Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, implicado en una de las mayores tramas de corrupción de la petrolera, y también el hijo menor del presidente López Obrador. Los ministros saben dónde no conviene dejarse ver.

Que quede claro: Hugo Aguilar Ortiz, Giovanni Figueroa y Loretta Ortiz aseguraron que NO estuvieron presentes. Por su parte, el diario Reforma reitera su publicación en exclusiva, aunque dice que su fuente ha matizado la información.

¿Hablamos de que el resto de los flamantes ministros SÍ disfrutaron del “Au Pied de Cochon”, restaurante francés famoso por su cocina de lujo, mariscos, vinos y reservados, pero no precisamente por ser barato?

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Parafraseando a Fernández Noroña, ya no son pobres, ya no tienen por qué seguir la pobreza franciscana. Y qué mejor forma de comprobarlo que cenando a todo lujo. Tras ceremonias pseudo-prehispánicas, todo indica que cerraron la “extenuante jornada de trabajo” (Andy dixit), como auténticos ricachones. Lo bueno es que ese restaurante permanece abierto las 24 horas del día.

Está bien que disfruten de la buena mesa. Está bien que pidieran un reservado para evitar miradas indiscretas. Pero no deja de llamar la atención que estarían ignorando olímpicamente la petición de la presidenta Claudia Sheinbaum de no inclinarse por el dinero. Bueno, técnicamente no se inclinaron por el dinero, sino por la cara cena.

¿Qué tan irónico resultaría ahora que Aguilar Ortiz plantee recortes a las pensiones de ministros en retiro “por razones de austeridad”? Si quiere revisar las jubilaciones de Norma Piña y Javier Láynez, ojalá no olvide la millonaria pensión del también expresidente de la Corte Arturo Zaldívar, quien además cobra en la Presidencia de la República. Según “Nómina Transparente” (30 de noviembre de 2024), un ministro en retiro recibe 374,600 pesos mensuales por haber ocupado el cargo durante 13 años, 11 meses y 15 días. Veremos si el espíritu austero alcanza también a Zaldívar o, incluso, a Olga Sánchez Cordero.

En la 4T de los nuevos ricos, la riqueza ya no es pecado. Con Noroña de acordeonista podrían cantar: fuimos franciscanos, sufrimos mucho; ahora nos toca vivir como fifís.

Lo grave no es que les guste la buena vida. Lo grave es el doble discurso: predicar austeridad y practicar el lujo con recursos públicos en un país con tantas carencias. Eso sí merece reclamo.

Porque la 4T practica una austeridad de dientes para afuera: un discurso para consumo de votantes, pero sin sustento legal. Y recordemos: los nuevos ministros de la Corte comenzaron su gestión con la violación de los artículos 40 y 130 de la Constitución, ignorando que México es una República laica y que la separación Iglesia-Estado no es opcional.

Lo más absurdo: la reforma judicial fue vendida como antídoto contra los supuestos lujos de la Suprema Corte. Pero en su debut, algunos ministros ya demostraron que la vida de buenas cenas se les da de maravilla. Y ni pensar que se nos informe en cuánto salió la cuenta, ¿verdad?

Giros de la Perinola

1. Néstor Vargas Solano encabeza el nuevo Órgano de Administración Judicial, que definirá los “criterios de austeridad” en el Poder Judicial de la Federación. Cercano a Sheinbaum, veremos si logra imponer la dichosa austeridad en la Corte. Se vale dudarlo.

2. Se supo (¡benditas redes sociales!) que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa paga 6 millones de pesos mensuales en rentas a una empresa de José María Riobóo, esposo de Yasmín Esquivel. Son más de 400 millones en seis años. Conflicto de interés puro y duro, aunque en la 4T prefieran llamarlo “familiarismo” y mirar hacia otro lado.