Es imperativo que la sociedad mexicana y los partidos políticos nos unamos en defensa de las ministras y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en especial cerremos filas en torno a la presidenta Norma Lucía Piña Hernández, quien es víctima de un pelotón de gente perversa, que seguramente pagada o financiada por simpatizantes de la Cuarta Transformación llegaron hasta las puertas del edificio del más Alto Tribunal de la Nación para proferir toda clase de agresiones, vituperios y feroces ataques con el primordial objetivo de amedrentarla y obligarla a ceder frente al Poder Ejecutivo que, en la persona de Andrés Manuel López Obrador, pretende derrocar al Poder Judicial y continuar manipulando al Poder Legislativo para imponer una especie de dictadura bajo su propia égida.

Estoy plenamente convencido de la urgente necesidad que las distintas organizaciones que concitamos la participación política de muchos miles de ciudadanos y en general la sociedad civil formemos una gran alianza para impulsar a los partidos políticos con claro carácter progresista y sobre todo democrático, ya que además de los temas a mediano plazo, es menester, dada la relevancia de lo que ocurre en el ámbito político y social a nivel nacional, propiciemos una estrategia de defensa para evitar que Morena y sus aliados tengan el camino despejado para cumplir los más obscuros intereses que no son otra cosa que gobernar sin contrapesos, sin rendir cuentas, sin que se les corrija, y pasando por encima de leyes y normas establecidas solo para perpetuarse en el poder.

Esta reflexión la expresé abierta y públicamente el pasado jueves 18 de mayo en el marco de la conferencia ‘Gobiernos de Coalición y Participación Ciudadana’, impartida por la senadora Claudia Ruiz Massieu, quien invitada por la Agrupación Política Nacional Plural «Confío en México», que me honro en presidir, estuvo en Guadalajara, Jalisco.

En el patio central de la Cámara Nacional de Comercio de la ciudad, abarrotado por más de 600 personalidades, entre los más relevantes integrantes de los órganos de dirección de la Agrupación Política Plural, propios miembros así como destacados invitados especiales entre los que se encontraban militantes y ex militantes de partidos políticos, pero mayormente mujeres, jóvenes, empresarios, académicos, dirigentes y miembros de diversas organizaciones civiles, expuse la imperativa necesidad de que el Poder Legislativo Federal se mantenga autónomo y brinde su apoyo al Poder Judicial de La Federación, que en estos momentos se ha tornado en el nuevo objeto de destrucción que el titular del Poder Ejecutivo de la Nación tiene en la mira al considerar que le estorba.

Ante el selecto auditorio y muchos representantes de medios de comunicación que lo han difundido, insistí en cuanto a que la sociedad quiere una transición real, y que dicha transición no será sino hasta que exista un real gobierno de coalición, -del que han venido hablando reiteradamente la mayoría de quienes aspiran a ser considerados en el proceso de selección para obtener la candidatura presidencial por la posible coalición Va por México-, pero con un ingrediente muy importante de participación de la comunidad, no solamente en la construcción de una candidatura sino en la construcción de un gobierno en el que quepamos todas y todos, aunque pensemos distinto pero que nos una algo fundamental que sea México como un país confiable.

La gran mayoría de ciudadanos no queremos gobiernos encabezados por iluminados, por quienes se suben al ladrillo y se quedan en las nubes y se consideran a sí mismos como dioses omnipotentes alejados de realidad del pueblo.

Gobiernos que tengan equilibrio, con respeto a la división de poderes, con respeto al Poder Judicial, con respeto al Legislativo, un Legislativo que sea equilibrio del Poder Ejecutivo y Judicial, que siga siendo el garante del Estado de derecho y legalidad en México, del imperio de la Ley.

No queremos el riesgo que hoy vivimos de una tiranía, de una monarquía disfrazada de republicanismo, en el que solo manda la voz de Palacio de Gobierno, alguien que está a punto de romper con el equilibrio global y que tiene al país sumido en un camino incierto.

Estamos optimistas porque tenemos una Suprema Corte de Justicia de la Nación encabezada por una mujer que ha demostrado valor, firmeza, pasión social por el país, apego al derecho, amor a las leyes y la Constitución, pero tenemos un grave riesgo, que queremos evitar.

Queremos decirle a las y los senadores que no permitan, que el amedrentamiento, el hostigamiento, las amenazas, el intento de lapidar políticamente, inicialmente a la Suprema Corte, haga que las ministras y ministros, sobre todo la presidenta Norma Piña, se doblen.

En puerta se tiene una decisión muy importante, -y aquí hago énfasis-, no debe permitirse que la Corte se venza y declare adecuada, sino que al respecto declare nula la sesión espuria que sin mayoría y sin cumplimiento de quorum, y sin apego al procedimiento legislativo senatorial, sesionaron escondidos, entre cuates, entre amigos para modificar normas, leyes que no solamente afectan a la sociedad, y afectan a México.

Si se permite que se declare efectiva esa sesión, dejaremos la puerta abierta con un gravísimo precedente, habrá el riesgo de que una minoría inadecuada, ilegal, solamente ellos, declaren juicio político a las ministras y ministros, declaren que ya no son ministros, los saquen por la fuerza del Palacio del Poder Judicial, e impongan a nuevos personajes para que dicten justicia a su modo, y lo grave del asunto es que en ese momento el país estaría en manos de un monarca absolutista, se estaría concretando un auto golpe de Estado que no podemos permitirnos.

Como ya lo comenté antes, solamente una mente enferma puede ser capaz de pensar en desbaratar de un plumazo toda institución republicana y federalista para convertirse en un tirano a sabiendas que no habrá nada que se lo impida dado que puede hacer uso pleno de las fuerzas castrenses y con dicho presunto alevoso respaldo, perpetrar una asonada, y además destituir, perseguir, e incluso encarcelar a integrantes de las funciones judicial y legislativa del poder público del Estado, cumpliendo el anhelado sueño de ‘su mundo ideal’ que no es otra cosa que su propia dictadura.

Lo más delicado es que se estaría tratando de incoar a ministros y ministras juicio político desde la Cámara de Diputados o el Senado, sin tener la mayoría necesaria para ello, activando un burdo e ilegal esquema de destitución, y ordenando lo que deba hacer la Fiscalía General de la República (FGR), contando además con el apoyo de la Guardia Nacional, separar del cargo incluso por la fuerza sacarlos de su recinto a las y los ministros de la corte para después declarar que ya no existen esos nombramientos y, sin nadie que se los anule, siendo juez y parte designar a nuevos ministros del Alto Tribunal para tener un nuevo Poder Judicial a modo y le avale todas sus ocurrencias al sujeto que vive en Palacio Nacional y todo ello con el apoyo de las fuerzas armadas a las cuales tiene en la palma de su mano gracias a todo el poder que les ha entregado y seguramente no dudarían en apoyar un auto-golpe de Estado.

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