El asunto del nombramiento de nuevos embajadores que normalmente se enmarcan en acciones de mero trámite, esta vez les ha estallado en la cara tanto al sumiso e ignorado canciller Marcelo Ebrard Casaubón, como al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien atendiendo quizá compromisos inconfesables y conduciéndose además de manera “infantil”, como ya lo tildaron desde Panamá, ha derivado en conflictos tanto al interior como al exterior de nuestra nación, al tiempo que a los ojos del mundo se exhibe a México como un país con una política exterior fallida, improvisada y de muy bajo perfil.

Y no es que en gobiernos anteriores no existieran designaciones controvertidas en el sentido de pagar favores, premios, castigos o inclusive como un mecanismo de destierro para funcionarios; el tema es que los perfiles elegidos resultaron altamente cuestionados sin menoscabo del grave error de procedimiento en que incurrió el Ejecutivo al dar a conocer los nombramientos previo a contar con las cartas de beneplácito que los países sedes deben entregar para patentar la aceptación.

Al presidente López Obrador se le hizo fácil dar a conocer el pasado 17 de enero, a través de un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), 16 designaciones para representaciones de México en el Exterior, generando inmediatamente la inconformidad en diversos sectores de la población, aunque resaltando el caso del historiador Pedro Agustín Salmerón, a quien su pasado como acosador sexual le salió a relucir de forma expedita en redes sociales convirtiéndose en tendencia el hashtag #UnAcosadorNoSeráEmbajador.

Otros nombramientos resultaron no menos polémicos como el de la exgobernadora de Sonora, la todavía priista Claudia Pavlovich, a quien se acusó de haber entregado aquel estado norteño a Morena a cambio de obtener el consulado en Barcelona.

Lo mismo ocurrió con el exgobernador de Campeche, Carlos Miguel Aysa, a quien se designó como Embajador en República Dominicana y el exprimer mandatario de Sinaloa, Quirino Ordaz, que ya había sido propuesto como Embajador en España, siendo este otro caso que mereció importante debate por su cuestionado desempeño y por la controversia que generaron trascendidos en el sentido de que la Madre Patria no otorgaría su beneplácito, lo cual encendió las alertas y de ahí que fuera oxígeno puro para el actual régimen cuando finalmente se recibió la carta de aceptación del gobierno español, en lo que debemos interpretar como un acto de buena voluntad siendo que particularmente aquel país ha sido duramente criticado por el presidente mexicano que una y otra vez ha exigido una disculpa al Rey por lo acontecido hace 500 años durante La Conquista.

Pero definitivamente el asunto de Panamá merece tema aparte. Voces cercanas a Palacio Nacional aseguran que la propuesta de Pedro Salmerón como embajador fue impuesta por la esposa del presidente, la señora Beatriz Gutiérrez Müller.

Esta designación generó un alud de críticas por parte de feministas, activistas, legisladoras y organizaciones civiles, que mostraron su indignación en redes sociales y alzaron la voz para recordar que en contra de este impresentable individuo existen acusaciones de acoso sexual, saliendo a la luz nuevamente las historias que se hicieron virales años atrás a través de #MeToo, cuando estudiantes y ex alumnas del ITAM acusaron al también ex director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEGRM), de aprovechar su posición de profesor para acosarlas sexualmente.

El gobierno panameño terminó por no otorgar su beneplácito a Salmerón constituyendo una afrenta para el presidente tabasqueño que fallidamente intentó disfrazar el rechazo por una declinación, pero el golpe había sido asestado y en su malestar arremetió en contra de la canciller panameña Érika Mouynes.

“Como si fuera la Santa Inquisición, la ministra de Panamá se inconformó porque estaban en desacuerdo en el ITAM y nos pedía que no enviáramos la solicitud de beneplácito.”

AMLO

Luego entonces, sacó otro nombre de la chistera y como si fuese un chiste de mal gusto, designó a la polémica senadora Jesusa Rodríguez, en una actitud que fue calificada como infantil por parte del expresidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, quien no ocultó su enfado y estalló contra las propuestas presentadas en torno a la designación de embajador de México ante el país centroamericano.

A través de su cuenta de Twitter reclamó:

“La actitud del señor López Obrador en cuanto a la designación de su representante en nuestro país es infantil. Somos un país pequeño pero digno y valiente. Más nos necesita México a nosotros que nosotros a México.”

Ernesto Pérez Balladares, expresidente de Panamá

También La Alianza Panameña por la Vida y la Familia, a través de una nota firmada por su vicepresidente, Rupert Neblett, expresó su desagrado y rechazo a las declaraciones emitidas por el presidente de México en contra de la ministra de Relaciones Exteriores, Erika Mouynes, por su opinión frente a la posible designación de Pedro Salmerón como embajador.

El movimiento rechazó a su vez la designación de la senadora Jesusa Rodríguez como embajadora de Panamá, por “representar todo lo contrario a los valores sobre los que se fundó nuestra nación. No aceptaremos que a nuestro país se le envíe todo lo que estorba”, recalcó el grupo.

En ese sentido, solicitó que “así como se rechazó a un acosador, se rechace a una abortista, defensora de la marihuana, quien además, ha demostrado no tener ningún respeto por las creencias religiosas de un pueblo como México al representar a Sor Juana Inés de la Cruz en marchas del orgullo gay”. (La Estrella de Panamá 03/02/22).

Pero como ya comentaba, las críticas no solo vienen del exterior, y así han dejado plasmada su inconformidad por las diversas designaciones, diplomáticos como la ex embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, quien criticó que se mantenía una “chavización” del Servicio Exterior Mexicano, “como hizo en su momento el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez”.

Entre ellos enlistó casos como la escritora Laura Esquivel en Brasil, el filósofo Eduardo Villegas, el exalcalde de Tuxtla Gutiérrez Ricardo Cantú Garza en El Salvador, o la propuesta ahora rechazada de Pedro Salmerón en Panamá.

“La diplomacia mexicana, que alguna vez fue orgullo nacional, es un desastre, atrapada entre la soberbia presidencial y la pasividad diplomática del canciller”, escribió por su parte, el también diplomático Agustín Gutiérrez Canet, quien además es tío de la esposa del presidente López Obrador.

Las críticas igualmente se originaron desde las cuentas en redes sociales de e presidentes de México diputados y senadores de oposición, y usuarios, muchos de los cuales coinciden en preguntarse: ¿qué nos ha hecho Panamá para recibir ese trato?

Pero hay otras preguntas que también merecerían respuestas por ejemplo: ¿por qué el presidente es capaz de poner en riesgo la relación con un país como Panamá o cualquier otro, por defender a un desconocido, que además es señalado de acosador? ¿Por qué propone otro impresentable perfil a manera de burla o castigo? ¿Por qué ofende de esa manera a los miembros del Servicio Exterior Mexicano que tantas pruebas y filtros deben pasar para poder aspirar a esos cargos que ahora se reparten para pagar favores o como premio a sus incondicionales aunque de ninguna manera cubran el perfil?; y ¿qué papel está jugando en estas designaciones el canciller Marcelo Ebrard, toda vez que directamente le toca cargar con la humillación y los costos de estas decisiones por lo que quizá debería renunciar?

Salvador Cosío Gaona en Twitter: @salvadorcosio1

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