Irreverente

Lima, Perú.-

Les platico: A los que me refiero hoy defienden la política parapléjica y peripatética de un gobierno que ocupa bastón para sus balbuceantes pasos y que se rodea de lazarillos más que tuertos, ciegos.

Son los “buenos hombres”, las venerables amas de casa caceroleras, los emBOLAdos, las focas aplaudidoras que sobrados de tiempo y huérfanos de talento, usurpan la función de informar de medios que invierten -que invertimos- mucha lana para estar en el negocio.

Hasta la copia ocupa talento

Copian a mansalva cuanto texto llega a sus lagañosos ojos y se los endilgan sin miramiento alguno a las comunidades de los chats donde medran.

Creen que informan, pero confunden.

Le llaman “basura” al contenido de medios formalmente establecidos, que pagan -que pagamos- impuestos y no operamos desde el anafre donde a alguna “venerable ama de casa” se le queman los frijoles por andar armando argüendes en los chats.

El asunto es médico clínico

Algún enfermizo y clínico afán de notoriedad han de padecer para saturar de tal manera esos espacios donde -todavía- les permiten EXCRETAR -no expresar- sus complejos y déficit de atención que sufren en sus deshilachadas, encaceroladas y emBOLAdas vidas.

Y cuando los botan de los chats donde se la viven, gimen plañideramente y difaman a diestra y siniestra.

Se hace la víctima, siendo que es ella la que victimiza al chat donde medra, con 300, 400 mensajes al día, de los cuales la mitad o más son fakes.

Injurian y creen que en México no hay leyes que los llamen a cuentas.

No es amenaza, es una promesa

Hasta que los actuarios del MP los cogen de vuelta a la realidad, mediante citatorios para que prueben sus difamantes señalamientos o se atengan a las consecuencias.

Son una plaga que vuelve tóxica a las redes sociales.

Meretrices pro bono

En esto, muy poco ayudan al presidente, al alcalde o al diputado a quienes les lamen las suelas con lisonjas baratas de 4a.

Al contrario, los perjudican.

Al saturar los chats, saturan los nombres de Andrés Manuel, de Miguel Treviño, de Waldo Fernández, quien por cierto -solo éste último- no necesita guajes para nadar.

Esos prolijos lisonjeros son las meretrices de las redes, con un agravante para el oficio más antiguo del mundo: lo hacen pro-bono.

Por favor, entiendan:

Saturar no es informar, queridas izquierdifocas.

Copiar sin verificar y ponerse a las patadas con un ex jefe de asesores del Secretario de Hacienda, no es informar ni debatir, apreciados emBOLAdos.

Rogar porque no las boten de los chats es indigno, estimadas venerables amas de casa como ellas mismas se auto-definen.

Dejar los frijoles en la lumbre por andar en el argüende chatero ofende su oficio, respetadas caceroleras tránsfugas del anafre.

Cobrar por graduarles lentes a sus pacientes, debatiendo sus ciegos argumentos, merece que se les aplique la variante a su oficio del dicho del zapatero: oftalmólogo a tus ojos.

Mi reporte sobre Perú...

…puede esperar un día.

Hoy quise platicarles de esto porque si la inteligencia es información que provoca decisión, lo que estos especímenes hacen en las redes es enturbiar el proceso informativo y su ignominiosa y beligerante ignorancia no les permite darse cuenta del daño que causan.

CAJÓN DEL SASTRE DE PANAMÁ

“¿Y dónde están los que administran esos chats?”, pregunta la irreverente de mi Gaby.

PD. Ayer aterrizó Joe Biden en el AIFA. Y?