La narrativa de la austeridad republicana, el combate al dispendio y la cruzada contra los “fifís”, se derrumbó cuando la 4T terminó abrazando con descaro los privilegios que prometió erradicar. Hoy por hoy, el movimiento que afirma representar al pueblo, vive entre mansiones, lujos, viajes y contratos millonarios.

En junio de 2021 AMLO aseguró que la clase media que votó contra Morena era “aspiracionista, egoísta y sin escrúpulos morales”, de golpe acusó a millones de mexicanos de querer “triunfar a toda costa”, “pisotear a los demás” y obsesionarse con el éxito individual. Lo paradójico es que ese aspiracionismo que condenaba, resultó ser la esencia misma de su gobierno.

Sus cuadros

Gerardo Fernández Noroña: el otrora luchador social, viaja en primera clase, entra a salas VIP y presume casa de campo en Tepotzotlán.

Sergio Gutiérrez Luna: ex presidente de la Cámara de Diputados y su esposa, la legisladora Diana Karina Barreras, presumen relojes, autos, propiedades y palcos VIP en la Fórmula 1.

Ricardo Monreal: siempre pragmático, es dueño de ranchos en Zacatecas, viajero frecuente por Europa y férreo defensor de su derecho a los lujos.

Las columnas más leídas de hoy

La familia presidencial

José Ramón López Beltrán fue expuesto viviendo en Houston en la famosa “Casa Gris”, cuya propiedad se vinculó a un contratista de Pemex. En México vive en una mansión en Coyoacán; vacaciona en Vail, viste como todo un junior y organiza fastuosas fiestas.

Los López Beltrán, Gonzalo y Andrés, celebraron boda doble en un exclusivo complejo de Vidanta en la Riviera Maya, propiedad de uno de los empresarios más favorecidos por el sexenio de su papá.

Andrés López Beltrán quedó expuesto por un viaje a Tokio con el que terminó por confirmar que la austeridad que tanto proclaman, solo existe para los demás.

Los colaboradores

Manuel Bartlett: un caso que raya en el descaro. El ex director de la CFE, posee más de 25 casas con un valor cercano a los mil millones de pesos.

Rocío Nahle: gobernadora de Veracruz y ex secretaria de Energía, es propietaria de mansiones, joyas y autos de alta gama.

A esta corte se suman los empresarios “amigos del régimen” que han visto crecer sus fortunas: Slim, Rioboo, Miguel Rincón y Daniel Chávez; la nueva “Mafia del Poder” versión 4T.

Los nuevos millonarios socios de los hijos del ex presidente, el mejor ejemplo: Amílcar Olán, beneficiado con contratos multimillonarios en el Tren Maya y otras obras.

Lo cierto es que, lo que en la narrativa oficial se vende como “derechos adquiridos”, en la realidad huele a privilegios financiados con el erario y a fortunas que crecen a la par que las adjudicaciones directas

El círculo de favores

El punto de encuentro de esta generación de privilegiados del poder es el Colegio Logos, donde estudiaron los hijos de AMLO.

Tras 2018, lo que era un colegio discreto se transformó en cantera política. Exalumnos amigos de la familia López Beltrán ocuparon puestos en la Ayudantía presidencial y de ahí saltaron a posiciones estratégicas en dependencias. Ahí están Antonio Martínez Dagnino (SAT), Alberto Becerra Mendoza y Fernando Piña Uribe (INDEP), Carlos García Rosas (Sedatu), Hernando Peniche Montfort (SEP), Aura Regina Moreno (FCE) y María Guadalupe Morales (Fonatur, Tren Maya); personajes sin experiencia que los respalde, pero que conforman una élite burocrática con enormes sueldos y privilegios.

Este grupo ilustra el ADN de la 4T. Una red de amigos y aliados encumbrados bajo la bandera del “pueblo”, convertidos en cortesanos modernos, viven en barrios exclusivos, viajan a todo lujo y se desplazan en autos premium.

La contradicción es brutal: el gobierno que prometió acabar con la corrupción produjo su propia aristocracia política. Un contraste tan evidente que ni los viejos adversarios quedan mal parados. Alejandro Moreno y Ricardo Anaya con todos sus excesos, no lucen tan distintos a los nuevos ricos de Morena. La diferencia entre ellos es solo la narrativa con la que justifican los privilegios.

Austeridad para el pueblo bueno

Mientras el país se debate entre la retórica de la “austeridad franciscana” y la realidad de una clase gobernante entregada al lujo, los contratos del Tren Maya, Dos Bocas o el AIFA generaron obras raquíticas y una próspera élite empresarial que festeja en privado lo que el líder denunciaba en público. Luego de fustigar a la “mafia del poder” AMLO directa o indirectamente la alimentó y convive con ella.

Lejos de erradicar los vicios del pasado, la 4T los multiplicó. Transformó la promesa de ser diferentes en la confirmación de que en México el poder sigue siendo lo mismo: un instrumento para enriquecerse y perpetuar privilegios.

El aspiracionismo que AMLO condenó, humillando a la clase media trabajadora, es nada comparado con lo que se convirtió su movimiento.

La verdadera miseria de la 4T no está en la falta de recursos olimitaciones del país, sino en la hipocresía de quienes llegaron al poder con la bandera del pueblo y ahora viven como los oligarcas que juraron combatir.

La propuesta de Morena es peligrosa: una simulación de corte dictatorial, que no solo elimina la representación social, sino que, utilizando la CURP y datos biométricos como mecanismo de control gubernamental en los procesos electorales, abre la puerta a un padrón manipulado y a un sistema de vigilancia político-electoral inaceptable en cualquier democracia moderna.

X: @diaz_manuel