Hace unos días el presidente Donald Trump, en un acto bastante condescendiente en términos de su apropiación del movimiento Make America Great Again, reveló en un medio de comunicación que su vicepresidente JD Vance sería el heredero natural.
Apenas un momento más tarde incluyó al secretario Marco Rubio como posible sucesor. Se trata, en todo caso, de un ejercicio anticipado de lo que podría ocurrir en Estados Unidos con miras a las elecciones presidenciales de 2028.
Como es bien sabido, y a pesar de los disparates expresados en torno a una posibilidad de buscar la vía jurídica para buscar la reelección, la constitución estadounidense establece en sus enmiendas que un presidente no puede ser electo más de dos veces.
JD Vance es un hombre conservador que ha intentado por todos los medios ganarse la confianza del errático presidente. Le ha lisonjeado en público, y no ha perdido oportunidad para aparecer en programas como Fox and Friends para guiñarle el ojo a Trump con signos de adulación, admiración y expresiones estridentes como señalar que ha sido el mejor presidente en la historia del país.
En el lado del Partido Demócrata el gobernador de California Gavin Newsom ha ocupado los titulares; primero como responsable de la atención del gobierno frente a los incendios que asolaron el sur de California, y más importante, como el símbolo de la resistencia frente a las redadas contra migrantes por parte de las autoridades federales.
Newsom, un nombre otrora apenas conocido en Estados Unidos fuera de California, es hoy claramente reconocible en cualquier rincón del país. Su ascenso ha sido destacado en el contexto de un lastimado Partido Demócrata que no cuenta con liderazgos claros, y en buena medida capturado por una izquierda vilipendiada por el trumpismo.
A pesar de sus credenciales políticas, Newsom, si buscase efectivamente la Casa Blanca, se enfrentaría al hecho mismo de resultar quizás inneligible en estados clave como Pennsylvania, Michigan y Wisconsin. Sus posturas abiertamente liberales en asuntos tales como la interrupción del embarazo y el matrimonio de personas del mismo sexo, entre otros temas controversiales, le colocaría como un perfecto blanco de embates por parte del Partido Republicano y el movimiento MAGA.
En resumen, si bien se debe esperar los resultados de las elecciones intermedias de 2026, cuando podrá verse el estado de satisfacción de los estadounidenses frente al trumpismo, los nombres de Vance y Gavin resuenan en los medios de comunicación y entre los especuladores. Al tiempo.