Es costumbre que la prensa tradicional reinterprete los cambios que se suscitan en el organigrama del gobierno federal y no serán la excepción las modificaciones que acaban de darse en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Como es prácticamente imposible saber con puntualidad qué es lo que sucede, es mucho más fácil especular y achacarlo todo a “presuntos actos de corrupción”.
En este tipo de casos es cuando más se necesita de un verdadero periodismo de investigación, porque los tabloides (y sus lectores) se conforman con las declaraciones descontextualizadas de supuestos expertos, que curiosamente siempre están en contra de la actual administración federal.
No me convence sintetizar en “corruptelas” el complicadísimo proceso por el que ha pasado la oficina encargada de regular la aviación civil de nuestro país. Es necesario hablar de la antigua Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) que dependía de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), y de su sinuoso camino en el que, durante varios gobiernos, estuvo dando palos de ciego, porque las administraciones priistas y panistas no lograron entender su naturaleza.
Y no tengo empacho en decirlo: durante el gobierno de Ernesto Zedillo, para el personal aeronáutico civil resultaba un verdadero viacrucis hacer los exámenes médicos necesarios para conservar vigentes los documentos que nos permitían trabajar. Más adelante, en el sexenio de Vicente Fox mejoró un poco la atención en Medicina de Aviación, pero todo se fue al traste cuando entró el gobierno de Felipe Calderón.
La descomposición llegó a tal grado, que cuando Peña Nieto llegó al poder, el caos y la destrucción eran tan evidentes que tuvo que abrir espacio a los famosos “terceros autorizados”, esto es, clínicas privadas que efectuaran los exámenes médicos del personal aeronáutico, porque “Medicina de Aviación” simple y sencillamente estaba rebasada y no alcanzaba a dar el servicio.
Esta fue la realidad con la que se topó Andrés Manuel López Obrador en 2018. En aras de evitar que los exámenes médicos fueran un negocio de privados, con altos riesgos de corrupción, decidió quitar a los “terceros autorizados”; sin embargo, revivió un retraso impresionante para que el personal aéreo tuviera sus papeles en regla para poder trabajar.
La “austeridad republicana” impedía inyectar más presupuesto a la oficina de aviación civil, pero el descontento de los trabajadores iba creciendo por justificadas razones: sin papeles no se puede trabajar y las prórrogas de documentos no son válidas en todo el mundo. Por ello, Andrés Manuel tuvo que recular y regresó la chamba a los terceros autorizados.
Pero hay que decirlo, el problema que existe en la AFAC no se acaba cambiando al director. Y, es que hay muchísima gente trabajando desde administraciones anteriores; hay personas que entraron a laborar en la época de Zedillo (hace 30 años) y que está enquistada en la burocracia, a la que no se le puede obligar a retirarse y a la que no le importa entorpecer los cambios, con el único objetivo de seguir en su zona de confort.
Ese grave problema ha sido la constante en la AFAC, y comienza por algo tan simple como reconocer que “no nos estamos entendiendo”. El personal aeronáutico está reconocido en la ley como “trabajadores especiales” y requieren de una agencia que comprenda sus necesidades.
Los medios tradicionales argumentan que el cambio del director de la AFAC se debió a las “prácticas irregulares” que se supone existen. El catálogo es amplio y va desde “cobrar por fuera” para garantizar certificados “aptos” del personal aeronáutico o la existencia de procesos extremadamente tardados para la expedición de licencias de los trabajadores aéreos, hasta supuestos cobros a los trabajadores de la AFAC para mantener sus cargos.
No obstante, la AFAC creó un reglamento interno con la finalidad de combatir la corrupción, que prohíbe a sus integrantes recibir regalos, o cualquier tipo de “compensación” externa por parte de los trabajadores y castiga la intimidación, ya sea entre los propios compañeros de la AFAC, así como al personal aeronáutico.
Pero desde mi punto de vista el grave problema requiere acciones y medidas no solamente aplicables a quien lleva las riendas de la AFAC. Y me explico: muchos de los trámites que se llevan a cabo en la AFAC son relativamente sencillos, al grado que en algún momento se realizaban en dos días como máximo, pero hoy se han convertido es todo un entramado burocrático, que incentiva las corruptelas, tanto del personal de la AFAC, como en los propios trabajadores aeronáuticos.
Hace muchos años, los trabajadores aeronáuticos llamábamos a un número telefónico o se acudía directamente a Medicina de Aviación, que está atrás de Hangares (AICM) y se sacaba cita. Posteriormente, se pagaban los derechos en alguna sucursal bancaria y una vez hecho, te presentabas con tu comprobante de pago y número de cita para realizar tu examen médico en las instalaciones de Medicina de Aviación.
Solo esperabas 60 minutos y te entregaban tu certificado médico con tu resultado (“apto” o “no apto”); si aprobabas, y todavía no daban las dos de la tarde, corrías a la oficina correspondiente, (atrás de Medicina de Aviación) donde se expiden las licencias del personal aeronáutico para revalidar la tuya. Y esto lo hacíamos cada año.
Con el tiempo esto se fue modificando y ahora las revalidaciones de exámenes médicos y licencias de vuelo dependen de tu edad y del tipo de licencia. A eso hay que sumar el cobro exorbitado del examen médico ($4,052.07 M.N.), sin contar el gasto extra de los exámenes de laboratorio, pues ya no se realizan en Medicina de Aviación, sino que el trabajador debe pagar otros $4,000 pesos en un laboratorio autorizado por hacer las pruebas que se requieren y, finalmente, Medicina de Aviación expida el certificado médico.
Lo cual significa un gasto de 8 mil pesos. Como ya dije, depende de tu edad y el tipo de licencia: 1, 2 o 3.
Clase menores de 40 años mayores de 40 años
1.- PTA y aspirantes cada año cada 6 meses
2.- PTA y aspirantes cada 2 años cada año
3.- PTA y aspirantes cada 3 años cada año
Para poder trabajar en la industria aérea se requiere que el personal tenga toda su documentación vigente, pero en los últimos años se ha establecido un verdadero andamiaje, que incluye coyotes que ofrecen al trabajador agilizar sus trámites, porque ahora tardan meses en expedir una licencia de vuelo y las revalidaciones son un calvario. Por supuesto, que la gente dentro de la aviación (trabajadores y líneas aéreas) está molesta, porque si su personal no consigue tener sus documentos vigentes, no pueden ser contemplados para la operación de vuelos.
Ello genera un verdadero desequilibrio dentro de las plantillas de trabajadores de las aerolíneas, porque hay empresas que no cubren estos gastos, sino que corren por cuenta de los trabajadores, lo cual resulta verdaderamente oneroso.
¿Qué requiere la AFAC para realizar los cambios que la industria aérea necesita? De entrada, simplificar al máximo los procesos para agendar una cita: en lugar de que la tecnología vuelva más sencillo este trámite, lo ha vuelto tan complicado que ha generado una industria de coyotaje.
A veces lo más sencillo es lo mejor; no podemos tapar el sol con un dedo, y sabemos que si han incrementado la complejidad en la expedición de citas y demás trámites, también es porque tanto trabajadores como algunos terceros autorizados, han falsificado los certificados médicos y las licencias de vuelo.
La mejor medida para combatir este tipo de fraudes es la honestidad y si no están dispuestos, entonces la mano dura; a quien obtenga de manera ilícita, o falsifique un “Certificado de Aptitud Psicofísica” se le debe cancelar la licencia de vuelo de por vida. En lugar de hacer enrevesado todo el trámite para la cita, todos los exámenes deben hacerse en Medicina de Aviación y en las clínicas terceros autorizados, pero los exámenes de laboratorio no deben hacerse aparte y menos con cargo al trabajador.
Para combatir el coyotaje, los trámites no deben llevarse más de dos días y deben ser realizados directamente por el personal aeronáutico interesado. Y es que las licencias no deberían tardar más de 24 horas en revalidarse.
La prensa tradicional no aborda precisamente que parte de la corrupción no proviene totalmente de la gente que está dentro de la AFAC. Hay corrupción porque hay muchos trabajadores que prefieren pagar sobornos, y dar “regalos” al personal de la Agencia, ya sea para que le saquen el “apto” aunque no lo esté, y pueda revalidar su licencia.
No es mi función, pero podría darles una lista de gente que aún está volando y es conocida precisamente por tener toda su documentación “chueca”; lo digo fuerte y claro, gran parte de la corrupción dentro de la AFAC es consecuencia y culpa de los trabajadores aeronáuticos. Sé que eso no les va a gustar y que ningún otro medio les va a decir esto, pero es la realidad.
Es más fácil culpar de todo al director de la AFAC, que investigar lo que realmente sucede. Por trabajadores aeronáuticos corruptos “pagan justos por pecadores".