Kevin Kelly, uno de los fundadores de la revista Wired, dice que un buen futurista se enfoca en las tres fases del tiempo: pasado, presente, futuro. Y que los mejores futuristas son historiadores que, con entusiasmo, estudian el pasado para ver el futuro. La mayor parte de lo que sucederá mañana ya está sucediendo hoy. Además, la mayoría de las cosas en el futuro no cambiarán, porque ya están aquí.

Kelly señala que la segunda fase es estudiar el ahora. A menudo se dice que la mayoría de los futuristas realmente están prediciendo el presente. Aunque parezca paradójico, resulta que el presente es muy difícil de ver. Así que un buen futurista pasa mucho tiempo tratando de descifrar el presente y tratando de verlo a través de la máscara de los sesgos actuales. La mayor parte de la sabiduría convencional, dice Kelly, a veces está muy equivocada. Habría que ver el mundo como si fueras un extraterrestre de otro planeta.

La tercera fase es mirar hacia adelante; dar rienda suelta a la imaginación y tratar de creer en cosas imposibles. Gran parte de lo que ocurre hoy hubiera parecido imposible para alguien hace un siglo. No hay que predecir el futuro sino ensayarlo. Tenemos que imaginar muchos escenarios diferentes que podrían suceder para que cuando el futuro realmente suceda, no nos sorprendamos.

AMLO y lo que viene con el TMEC

Cuando el presidente AMLO llegue a Washington, a mediados de julio, se habrán cumplido ya dos años de la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el TMEC.

Si pensáramos el futuro, pasando por las tres fases que señala Kevin Kelly, podemos anticipar que el presidente AMLO, voluntaria o involuntariamente, dejará cuatro bombas debajo de la silla del águila de su sucesor(a), y que podrían estallar en el primer año de gobierno:

  1. La revisión del TMEC.
  2. La escasez de energía eléctrica.
  3. La debilidad del crecimiento económico por la falta de inversión privada.
  4. La inseguridad crónica y el fortalecimiento de las organizaciones criminales.

Veamos hoy el caso del TMEC. No se trata de hablar sólo de los logros. Más bien hay que poner atención a los retos de su implementación. Se va a requerir todo el apoyo público y político para cuando se revise el TMEC en 2025-2026. Y eso es obligatorio. No es opcional. Eso requerirá el diseño y despliegue de una estrategia de diplomacia pública para que se evalúe bien el acuerdo y para mantener informadas a todas las audiencias en los tres países.

El TMEC es vital la la reactivación de la economía de México

El TMEC es vital para la reactivación de nuestra economía, para los negocios y para la creación de empleos bien remunerados. El exembajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne, junto con Diego Marroquín Bitar publicaron hace unos días en la página del Woodrow Wilson Center un extraordinario análisis en donde se preguntan ¿cómo medir el éxito de América del Norte?

Wayne y Marroquín examinan los avances logrados en la implementación del TMEC en los últimos dos años y describen los criterios para continuar rastreando su éxito en los años venideros. Los grandes retos son la transformación digital, la fortaleza de las cadenas de suministro, la competitividad global en un ambiente de guerra y confrontación, cuestiones laborales y ambientales.

El TMEC no podría dar resultados por sí solo. Regresaron al escenario de América del Norte las Cumbres de Líderes y el Diálogo Económico de Alto Nivel. Gracias al TMEC el comercio se recuperó a los niveles anteriores al inicio de la pandemia del Covid, con un aumento promedio del 6% en toda la región entre 2019 y 2021. Los autores del estudio dicen que, durante 2021, 75% de las importaciones canadienses y mexicanas provino de los Estados Unidos, lo que hace que ambos países sean los mayores mercados de exportación de Estados Unidos. México y Canadá son también los principales socios comerciales de Estados Unidos y representan más del doble del comercio de Estados Unidos con China.

Pero también se han iniciado más controversias en el marco del TMEC que con el TLCAN. Un área en la que debemos enfocarnos es el ámbito laboral, donde el nuevo Mecanismo de Respuesta Rápida del TMEC se ha acercado al tema de los derechos de negociación colectiva en México.

El estudio de Wayne y Marroquín señala que “hay muchos factores irritantes que abordar en las relaciones comerciales masivas que representan más de 2 millones de dólares por minuto en el comercio entre los tres países. Los temas polémicos se refieren a la alimentación y la agricultura, la energía, los minerales críticos y los automóviles”.

Los autores son muy claros:

“Todavía no es evidente si los casos de resolución de disputas del TMEC resolverán los desacuerdos significativos sobre las reglas de origen en la industria automotriz o el acceso equitativo al mercado para productos lácteos, por ejemplo. Al abordar las preocupaciones sobre la política energética de México y el tratamiento de los inversionistas, hasta ahora Estados Unidos está alentando el diálogo privado sobre disputas específicas y políticas energéticas mexicanas ‘más ecológicas’, en lugar de iniciar quejas formales del TMEC”.

Earl Anthony Wayne y Diego Marroquín Bitar

El tema laboral es más controvertido todavía. No son claros los resultados inmediatos de la democracia laboral y el aumento de salarios en México. Tampoco hay claridad en torno a los temas de biotecnología agrícola, comercio digital y cooperación regulatoria. Y peor todavía es la incertidumbre por la falta de reglas claras y la aplicación del estado de derecho.

Después de todo esto, Wayne y Marroquín se preguntan:

“¿Cómo debemos medir el éxito del TMEC? En un sistema post-Covid, los aumentos en los flujos comerciales no son suficientes para obtener un amplio apoyo para los acuerdos comerciales, y mucho menos para generar un crecimiento inclusivo y sostenible. La pandemia y la invasión de Ucrania subrayan la importancia de objetivos que van más allá de las balanzas comerciales, como desvincular las cadenas de suministro de países no democráticos como China y Rusia. La promoción del desarrollo de la fuerza laboral, el papel de las pequeñas y medianas empresas (PYMES), una mejor gestión de fronteras y la reducción de emisiones también serán criterios importantes a considerar”.

Earl Anthony Wayne y Diego Marroquín Bitar

El acuerdo se revisará en 2025-26, durante el primer año del próximo(a) presidente(a) de México. El deterioro actual de la relación bilateral no puede seguir así. No ayudó el desaire del presidente AMLO al presidente Biden al no asistir a la Cumbre de las Américas. Tampoco ayuda la visión del jefe de estado mexicano sobre el caso de Julian Assange. Mucho menos ayuda la ineficacia del gobierno mexicano en la cooperación en materia de migración y la lucha contra las organizaciones criminales. Es necesario que el gobierno de la 4T reflexione sobre un principio fundamental: las decisiones que se toman hoy nos deben permitir tomar decisiones mañana.

La reactivación económica de México depende de la certeza en el comercio en América del Norte. Muchos quisiéramos ver una América del Norte más inclusiva, competitiva y sostenible. Debemos evitar que la revisión obligatoria del TMEC en el primer año del próximo(a) presidente(a) de México sea una bomba que estalle debajo de la silla del águila.

Wayne y Marroquín proponen muy buenas métricas e indicadores en los que debemos pensar y ocuparnos:

Métricas de crecimiento:

  • ¿Cuánto ha crecido el comercio y la inversión, incluido el comercio digital?
  • ¿Cuántos empleos son atribuibles al TMEC?
  • ¿Las PYMES están aprovechando el TMEC?
  • ¿Han mejorado los procesos y la seguridad en la frontera para el comercio?
  • ¿Se ha llevado a cabo una resolución exitosa de las disputas?
  • ¿La cooperación regulatoria está promoviendo los objetivos del TMEC?

Indicadores de inclusión:

  • ¿Qué logros específicos se han logrado en el sector laboral?
  • ¿Qué logros en medio ambiente?
  • ¿Se incluyen más participantes no tradicionales de la sociedad civil y grupos vulnerables?
  • ¿Hay más colaboración en el desarrollo de la fuerza laboral?
  • ¿Qué avances se han dado para ayudar a los trabajadores?
  • ¿Están las autoridades federales adoptando enfoques de “todo el gobierno” e incluyendo a los actores sub-federales y a las muchas partes interesadas del TMEC?

Alcance público:

  • ¿Existe una transparencia sustancial en la implementación del TMEC?
  • ¿Se está realizando un trabajo serio para educar al público sobre el papel clave del TMEC?

Los beneficios del comercio en América del Norte deben hacerse explícitos. Corremos el riesgo de que las cuestiones comerciales vuelvan a estar en el debate político en las próximas elecciones presidenciales de México y de Estados Unidos. Ello puede socavar los claros beneficios de la colaboración comercial de América del Norte.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino