Aunque se ha escrito ampliamente sobre el movimiento estudiantil de 1968, en México, existen algunos momentos de esa revuelta social que no se han detallado o que quizá no se han abordado con precisión. Tal es el caso de algunos mítines que se llevaron a cabo antes de la fecha más represiva y trágica del período de movilizaciones estudiantiles y sociales de ese año, es decir, antes del 2 de octubre.
A propósito de ello, dos preguntas que hago a mis estudiantes de licenciatura, en esta época de conmemoraciones y memorias del movimiento, que va de julio a octubre de cada año, son: ¿cuántos mítines se llevaron a cabo en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, antes del 2 de octubre de 1968 y cuáles fueron sus contenidos? ¿Por qué esas reuniones multitudinarias de protesta se llevaron a cabo en Tlatelolco, que es una zona habitacional?
Si bien se sabe que, a partir del mes de agosto, las movilizaciones callejeras y la presencia estudiantil en distintos espacios de protesta o de ejercicio de la disidencia y la libre expresión frente al régimen priista, caracterizado por el autoritarismo, fueron organizadas por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), lo cierto es que poco se sabe acerca de algunos hechos específicos después de casi 57 años.
Los meses de agosto y septiembre de 1968 fueron los tiempos en que la movilización estudiantil tuvo sus momentos de mayor activismo y protesta, en México; esto, a pesar de los actos de provocación y represión que realizaban las fuerzas públicas por órdenes de las autoridades federales fuera o cerca de los planteles: En más de una ocasión policías vestidos de civil balacearon los muros de los planteles educativos, por las noches.
Recordemos que el día 1 de agosto de 1968 se llevó a cabo un mitin en Ciudad Universitaria, encabezado por el rector de la UNAM, Ing. Javier Barros Sierra, en protesta por la represión y la violación de la autonomía universitaria. Ese mismo día se realizó una marcha por Avenida de los Insurgentes, donde surgió el lema “¡Únete pueblo!”, al cual asistieron, aproximadamente, 100 mil estudiantes, maestras y maestros de la UNAM, IPN, Chapingo y de la Escuela Normal Superior.
Posteriormente, el 27 de agosto de ese año se llevó a cabo una de las manifestaciones de mayor capacidad de convocatoria que logró el movimiento, cuya ruta o recorrido fue del Museo Nacional de Antropología hasta el Zócalo de la Ciudad de México. Ese día, por la noche, estudiantes izaron una bandera rojinegra en el asta central del Zócalo, tocaron las campanas de la catedral y algunos decidieron permanecer en la plaza para exigir un diálogo público a Gustavo Díaz Ordaz, titular del poder ejecutivo federal. Sin embargo, en la madrugada, las y los estudiantes fueron desalojados violentamente por el ejército. Mientras tanto, las escuelas y facultades, así como las preparatorias y vocacionales se encontraban en huelga o paro total de actividades.
Se calcula que, en ese acto de protesta contra la represión, por la democracia y los derechos ciudadanos, salieron a la calle poco más de 400 mil personas: estudiantes, docentes, directivos universitarios, padres y madres de familia, obreros y otros grupos sociales que apoyaron al movimiento. El recorrido se verificó del Paseo de la Reforma al Zócalo.
Pocos recuerdan que el 7 de septiembre de 1968 se llevó a cabo un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en la unidad habitacional Nonoalco-Tlatelolco, donde el CNH reiteró su propuesta de diálogo público, ignorada por el gobierno. No se detalla una cifra exacta de asistentes a la plaza, pero fue un evento significativo con participación de estudiantes, docentes y simpatizantes.
El 13 de septiembre de 1968 se celebró la famosa y bien recordada “marcha del silencio”, una manifestación pacífica y silenciosa convocada por el CNH para contrarrestar la narrativa oficial que acusaba a los estudiantes de “violentos e irrespetuosos”. Los participantes marcharon con cintas adhesivas en la boca y sin gritar consignas, desde el Museo Nacional de Antropología hasta el Zócalo. Aproximadamente, 250 mil personas participaron, entre estudiantes, docentes, trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas y del Sindicato de Ferrocarrileros, y ciudadanas y ciudadanos. Esa marcha recorrió el Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, calle 5 de mayo y llegó finalmente al Zócalo capitalino.
Cinco días después, el 18 de septiembre de 1968 el ejército mexicano, por órdenes del presidente Gustavo Díaz Ordaz, ocupó la Ciudad Universitaria (CU), la principal sede académica de la UNAM, ubicada al sur de la Ciudad de México. En esta intervención participaron alrededor de 10 mil soldados, quienes detuvieron a más de mil 500 estudiantes, profesores y padres de familia que participaban en una asamblea en la Facultad de Medicina.
Sobre el mitin del 7 de septiembre, en Tlatelolco, hay dos anécdotas que podrían ser de interés para historiadoras e historiadores del movimiento: la primera, se relaciona con el hecho de que vecinos y vecinas de la unidad habitacional participaron en la masiva manifestación; entre ellas y ellos, había niñas, niños y jóvenes que vivíamos con nuestras familias en esa colonia o barrio de edificios multifamiliares. En mi libro “Tlatelolco es más que un minuto de silencio” (2019), incluí un texto acerca de las imágenes captadas ese mismo día y lugar sobre las niñas de Tlatelolco. Son fotos de nuestras vecinas del edificio Durango, que se encontraban ese día 7 de septiembre en la plaza, y que me llevó muchos años conseguir.
La segunda anécdota se relaciona con una foto que circula en algunos libros o publicaciones sobre el movimiento estudiantil de ese año, en la que se observa a vecinas y vecinos de la tercera sección de Tlatelolco, donde se ubican la plaza, la parroquia de Santiago y el edificio Chihuahua, entre otras edificaciones, quienes se encontraban sentados en los barandales de los pisos de descanso del edificio Chihuahua, desde donde presenciaron la protesta estudiantil.
Durante el movimiento hubo diferentes formas de comunicación colectiva y social, así como diversas modalidades de protesta como los mítines “relámpago” y asambleas en escuelas con estudiantes, profesoras, profesores y padres y madres de familia, sin embargo, no siempre se han documentado aspectos específicos o a detalle de esos hechos, más allá de las fechas o lugares en que sucedieron. Las brigadas estudiantiles también organizaron eventos menores en distintos puntos de la ciudad o en pueblos para informar a la población acerca del movimiento, el pliego petitorio y sus contenidos.
En total, se identifican al menos ocho mítines principales entre el 26 de julio y el 2 de octubre de 1968, con asistencias que oscilan entre 5 mil y las 400 mil personas participantes, aproximadamente.
La noche del 23-24 de septiembre, de 1968, el ejército y la policía ocuparon las instalaciones del IPN, en el Casco de Santo Tomás, cerca de la colonia Santa María la Ribera y, aparte, de Zacatenco, así como la Vocacional 7, en Tlatelolco, al norte de la Ciudad de México. Durante esas ocupaciones se registraron enfrentamientos violentos entre estudiantes y fuerzas públicas, con reportes de tiroteos, uso de gases lacrimógenos y detenciones masivas de aproximadamente 350 estudiantes. También se registraron heridos y, lamentablemente, al menos dos muertos.
Respecto a la pregunta de ¿por qué Tlatelolco? Ya adelanté líneas arriba algo al respecto. Hay quienes creen que ese sitio se eligió para la protesta estudiantil porque ahí se encontraba la sede de la cancillería mexicana o la torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Pero no, esa no es la razón. Pocas personas saben que a un costado de la Plaza de las Tres Culturas se encontraba la Vocacional 7 “Cuauhtémoc”, del Instituto Politécnico Nacional, dentro del perímetro de la unidad habitacional. Instalaciones físicas que después de ser escuela de educación técnica media superior, se usaron como clínica de medicina familiar del IMSS, y que más tarde fueron demolidas por decisión de los gobiernos federales priistas o panistas en décadas recientes.