“Don’t you know, so many things they come and go
Like your words that once rang true
Just like the love I thought I found in you
And I remember the thunder, talkin' 'bout the fire in your eyes
But you walked away when I needed you most
Now maybe, baby, maybe, baby, I found someone
To take away the heartache, to take away the loneliness
I've been feelin' since you've been gone, since you've been gone
(¿No sabes?, tantas cosas van y vienen
Como tus palabras que una vez sonaron verdaderas
Al igual que el amor que pensé que encontré en ti
Y recuerdo el trueno, hablando del fuego en tus ojos
Pero te alejaste cuando más te necesitaba
Ahora tal vez, amor, tal vez, amor, encontré a alguien
Para quitarme el dolor, para quitarme la soledad
Que he estado sintiendo desde que te fuiste, desde que te fuiste).”
CHER
Pues resulta que el país sin corrupción es uno de los más corruptos del mundo. La bandera de este gobierno de ir contra el flagelo fue promesa vacua, y su pañuelito blanco fue en realidad uno… bien negro.
Hay quienes por ignorancia o porque les falta valor para sincerarse no pueden o no quieren admitir lo que estamos viviendo, pero este ha sido un gobierno plagado de corrupción. Las escaleras no solo no han sido barridas, sino que acumulan más mugre. Las compras sin licitar y los contratos protegidos con la leyenda “por seguridad nacional” forman parte del lodazal.
En el Índice de Percepción de la Corrupción 2022 (principal indicador mundial de medición de la corrupción en el sector público), México retrocedió dos puestos con respecto al año pasado. Cayó del lugar 124 al 126 de un total de 180 países evaluados. Nuestra nación es la más corrupta de todas las que conforman la OCDE y de las peores del G20. En la medición del Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción en la versión 2023 del reporte de Americas Society/Council of the Americas y Control Risks, México es la décimo segunda más corrupta entre 15 naciones consideradas de América Latina; con una puntuación de 3.87 en una escala del 0 al 10. Es el cuarto año al hilo en que México retrocede en este índice.
Pero esta no es solo una lectura desde fuera, el INEGI también reporta que la corrupción sigue siendo el segundo problema que más preocupa a los mexicanos, solo por debajo de la inseguridad. Una cosa va asociada a la otra, claro está…
Ayer López Obrador aceptó la corrupción en Segalmex: “nos dolió mucho este fraude. Cuando me informaron, di la instrucción de inmediato que se presentara la denuncia en la Fiscalía, desde el inicio… considero que es el único [caso de corrupción] que hemos enfrentado durante nuestro gobierno… este gobierno no permite y no tolera la corrupción ni la impunidad. Y no queremos que este hecho quede sin ser aclarado”.
A nadie engaña. Ni es el único caso de corrupción que se ha dado en su administración, ni fue por la cifra que él cita. El ex director de Segalmex, Ignacio Ovalle, sigue despachando en su gobierno. Su amigo.
Al cuyo ‘pecho no es bodega’ se la olvidó decir que, además de los fraudes comentados en la mañanera, bajo la dirección de Ovalle se compró leche bronca con un costo de 1,251 millones de pesos y dicha leche se la dio a empresas para deshidratarla con un costo de 435 millones de pesos adicionales. Tanto el dinero como la leche desaparecieron. Se esfumaron.



Es tanta la corrupción, el miedo a la transparencia, que quien podría iluminar esas escaleras para más fácilmente pasarles la escoba se le tiene inoperante, maniatado. Es voluntad de López Obrador que no se nombren los comisionados faltantes del INAI. Y su ex secretario de Gobernación, la corcholata que ahora hace campaña violando todas las leyes electorales habidas y por haber, nos dijo: “esa es la situación ideal para el presidente”.
Y aunque Andrés Manuel dice que el desfalco de acuerdo con la Secretaría de la Función Pública es de “solo” nueve mil 500 millones de pesos, la ASF en febrero de este año cuantificaba una cifra de 15 mil 300 millones de pesos. El primer mandatario ya a nadie engaña.
La corrupción de Segalmex en parte genera el desabasto de alimentos y de leche que sufre la población más pobre del país; la que requiere el vital apoyo que le ha negado Palacio Nacional.
100 denuncias ante la FGR contra algunos implicados y 26 detenidos. Cero procesados. Cero castigos. Y Ovalle sigue cobrando…
Tal vez, solo tal tez, por ahí de mayo del 2024, si las cosas no pintan bien electoralmente hablando para la 4t —que espero así sea—, el ex director sea llevado a la cárcel. Eso quizá sí le duela a López Obrador…
Porque a su dicho de “nos dolió mucho”, no le creo nada. AMLO ya a nadie engaña. Para que hubiese algo de verdad, a las palabras habría que agregarle hechos. Formas para recuperar el dinero de inmediato, y pasaría por procesar al principal responsable del desfalco, que es Ignacio Ovalle.
No, sus lágrimas de lagarto ya no esconden la corrupción que campea en la 4t. Su falso dolor esconde debajo del tapete mucha mierda; las vacunas aguadas, el desabasto de medicinas, las pipas que solo ahora aparecen para transportar gasolina hacia —y no desde— Dos Bocas, la jirafa de Adán Augusto, la leche de Diconsa, el presupuesto de mantenimiento para la Línea 12 del Metro capitalino, los sobreprecios de las obrad faraónicas. Sin olvidar el desvío de 22 millones del INEA (SEP), cuyo destino era Chiapas, pero terminó en las arcas de un proveedor de Edomex a unas semanas de la elección local. Y así nos vamos…
Hay que mencionar también la corrupción rampante en el INSABI (al grado que mejor lo cerraron), en el INDEP (monumento al robo del patrimonio), en la CONADE bajo la batuta de Ana Gabriela Guevara (¡gracias por el señalamiento puntual de las campeonas mundiales de nado sincronizado!). El daño patrimonial a Pemex, la quiebra de la Financiera Rural, la ministra pirata (sí, también eso es corrupción), la designación de funcionarios no capacitados para desempeñar sus puestos, los viajes en aviones del ejército por parte de familiares de miembros de su gobierno y un largo etcétera. Le puedo seguir.
No, Segalmex no es el único caso de corrupción. “Bueno” fuera.
Un gobierno plagado de corrupción es lo que la Cuarta Transformación significa.
¿Le duele tanta corrupción?, ¿qué ha hecho por disminuirla?… Dejar correr la labia. Solo que llegó el momento que con su discurso ya a nadie engaña.


