En este espacio hemos dado amplio seguimiento a las aerolíneas nacionales, pero ¿qué sucede con las líneas aéreas internacionales que tienen trabajadores en nuestro país? Esto viene a colación porque los trabajadores de reservaciones de la aerolínea norteamericana American Airlines acaban de “legitimar” su Contrato Colectivo de Trabajo.

Sabemos que la reforma en materia laboral realizada en 2019 puso como fecha límite a los sindicatos el próximo 1° de mayo para llevar a cabo el proceso de “Legitimación de Contrato Colectivo de Trabajo” ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. El espíritu de esta obligación, nos dijeron, es acabar con el “charrismo sindical”. Sin embargo, todo parece indicar que quedó en buenos deseos y cartitas a Santa Claus, porque la realidad está rebasando a la reforma.

Las aerolíneas extranjeras suelen contratar personal local para poder llevar a cabo sus operaciones. Así, por ejemplo, American Airlines delega su área de reservaciones en México a la oficina llamada MEXRES, cuyos empleados son connacionales nuestros. La industria aeronáutica es lo que podemos denominar “pueblo chico, infierno grande”, y gracias a ello, prácticamente nos enteramos de todo.

Hace unos días, los compañeros del área de MEXRES legitimaron su contrato colectivo de trabajo (CCT). Esa no es la novedad; la sorpresa es que antes les dieron una charla de 8 minutos sobre su CCT y sin tapujos, les dijeron cuál debía ser el sentido de su voto.

No debe de sorprendernos que los trabajadores de dicha empresa no sabían que estaban agremiados a un sindicato; así que se sorprendieron al saber que formaban parte de las filas de La Federación Obrera Sindical (FOSRM), que en su propia página web nos dice que tiene la contratación de empresas tan diversas, entre las que se encuentran:

 Liverpool

 Chedraui

 Soriana

 Comercial Mexicana

 Hokchi Energy

 Naes Energy

 Palma Tica

 Grupo Antolín

 Ryobi

 TI Group Automotive

 Driscoll’s

 Berrymex

 Becton Dickinson Infusion Therapy Systems

 Compañía Recolectora de Residuos Peligrosos Industriales

En esta lista está MEXRES, la oficina de reservaciones de American Airlines en México. La mayoría de los trabajadores votó por “NO” legitimar su CCT, a pesar de las amenazas recibidas en el sentido de que sí no legitimaban con ellos, American Airlines se iba a ir de México, y que si no estaban de acuerdo, eran libres de renunciar.

Por supuesto que la amenaza es una mentira; American Airlines es la aerolínea extranjera con más presencia dentro de nuestro país, con más de 500 vuelos semanales a más de 27 ciudades del territorio nacional, ¿en serio los representantes sindicales piensan que esa falsedad se las va a creer la gente que, justamente, trabaja haciendo reservaciones de vuelo?

Pero eso no es todo, también les dijeron que no confiaran en ningún otro sindicato que buscase detentar su CCT. Así, con todas las irregularidades del mundo y de la manera más extraña, consiguieron legitimar su contrato colectivo.

Trabajadores del área de reservaciones de American Airlines me hicieron saber que además de lo desaseado del proceso de legitimación, el ambiente laboral es terrible y que las renuncias por parte del personal se dan a cada rato, y que por cada agente que renuncia, entran ocho a cubrir su cargo.

Es tanta la rotación de personal que ya desde el año pasado la Secretaría del Trabajo y Previsión Social fue a ver que estaba sucediendo, pues al parecer la encargada de Recursos Humanos para Latinoamérica, Sandra Jaquez, junto con Paola Torri -también de Recursos Humanos-, pactaron que no se les pague como a los agentes de reservaciones en los Estados Unidos; ellos le llaman “skills”, y la oficina que maneja más los “skills” es la de México, pero sin el pago que sí reciben sus pares norteamericanos.

Denuncian que a los agentes en México los saturan de “skills” con el objetivo de llevarlos al límite, y lograr que renuncien por su propia iniciativa; les cambian el horario e incluso hasta las vacaciones por “necesidades del servicio”.

Por supuesto que están cansados; por un lado les toma por sorpresa saber que sí tenían un sindicato, pero que este no defiende sus condiciones laborales y solo les invite a tomar “café”; les ofende que la legitimación de contrato se haya dado a pesar de que la mayoría votó por un “NO”; que los hayan amenazado con que American Airlines iba a dejar de operar en México; que al lado mexicano le carguen la mano pero que le paguen menos que al norteamericano.

Todo lo anterior desnuda que la famosa Reforma Laboral del 2019 está ahí, solo en el papel, pero en los hechos las cosas son muy diferentes, para desgracia de los trabajadores. Porque hay un elemento más: estas grandes “Federaciones obreras” -que no tienen ni la más remota idea de la industria de la aviación- se meten a detentar un contrato colectivo.

Carecen de experiencia en el ramo aeronáutico, y como no saben de la materia, carecen de las herramientas necesarias para hacer una correcta defensa de los trabajadores; en cambio, les amenazan y les dice “ojo y vayas a coquetear con otro sindicato que quiera tu contrato”.

¿Y la libertad sindical, dónde quedó? En resumen, todo mal con los agentes de reservaciones México de la aerolínea American Airlines. De verdad, si la autoridad tuviera ganas de acabar con los sindicatos charros, simuladores de la defensa de los derechos laborales de los trabajadores, otro gallo nos cantaría.

¿Imaginen lo que pasaría si se llega a aprobar el cabotaje? Debemos tomar en cuenta que las aerolíneas nacionales Aeroméxico y VivaAerobus no tienen divisiones en el extranjero; en cambio Volaris sí tiene divisiones en El Salvador y en Costa Rica.

Como podemos darnos cuenta, es viable -y muy atractivo para los empresarios rapaces- generar mayores cargas de trabajos donde los salarios son menores, “y si no te gusta, renuncia”, al fin que tengo una fuente inagotable de personas que sí quieren trabajar, aunque en condiciones deplorables.

Un punto más que nuestro Poder Legislativo debe analizar con seriedad, mucha seriedad, antes de reformar la Ley de Aviación Civil, y al hacer un necesario balance sobre los resultados que, en los hechos, tenemos con la reforma laboral de 2019, y concretamente con los resultados de la “legitimación de los contratos colectivos de trabajo”. Lo que hoy está sobre la mesa, huele a fracaso.