IMSS EN LA PANDEMIA

Uno de los recordatorios de esta pandemia es que, con el tiempo y el contexto nuestra percepción de lo debido y lo indebido cambia vertiginosamente. Algo tan normalizado como la forma de saludar de mano o de beso en la mejilla, se convirtió en algo indebido. Un fenómeno similar ocurre con el problema de la corrupción.

La residencia oficial de Los Pinos era la casa del presidente de México, un lugar ostentoso, blindado a los ojos ciudadanos, custodiado por el más alto cuerpo de seguridad del país, era emblema de orgullo y de demostración de poder: “así tenía que vivir un mandatario”. Para el contexto actual son excesos inaceptables. Un mandatario que conserve esos privilegios es altamente cuestionado.

Ante este escenario, las personas servidoras públicas y las instituciones estamos obligadas a reinventarnos para atender las necesidades y exigencias ciudadanas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social es una institución sustantiva en materia de seguridad social, sin embargo, siempre ha estado a la vanguardia en materia organizacional. Particularmente, en la presente gestión se fortalecieron las acciones anticorrupción mediante acciones concretas y con un enfoque preventivo.

Para propiciar que la política de prevención de la corrupción se consolide como un esfuerzo institucional y no como una voluntad de la administración en turno, se formó la Unidad de Integridad y Transparencia; así en el IMSS se garantiza que el fortalecimiento de la integridad pública siga escribiendo historia durante muchas décadas.

Este enfoque preventivo tiene las mismas características que el enfoque del Instituto en lo que a salud refiere. Es decir, es más costoso -en todos los sentidos- atender al paciente con los padecimientos desarrollados que evitar que esto suceda en primera instancia.

Si bien el llamado “combate a la corrupción” puede atender efectos, al hablar del fomento a la integridad pública, atendemos la organización con un abordaje holístico donde se inhiben esos “callejones oscuros” antes que se dañe el patrimonio material y moral de la institución.

Comparto dos ejemplos de lo ya realizado es en materia de compras y de medidas para acabar con la discrecionalidad. Durante el último año transmitimos 26 procesos de licitación de manera abierta, pública y en tiempo real sobre las compras más sustantivas, que representan el 76 por ciento del presupuesto destinado a procesos de licitación a Nivel Central.

Además, se dejaron de lado las cuotas y cuates, se inició la contratación de personal a todos los niveles con base en el mérito, las capacidades y la trayectoria profesional.

2022 también será un año de desafíos, sin embargo, el IMSS es una institución resiliente y de vanguardia. Una de las prioridades será hablar de una nueva normalidad, y dejar claro que, lo que antes era “normal”, hoy puede ser inaceptable para construir un IMSS más seguro, más social pero también más íntegro.

Patricia Pérez de los Ríos en Twitter: @PPDeLosRios