Son horas difíciles para el entorno más íntimo de Andrés Manuel López Obrador: sus cuatro hijos, su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, Manuel Bartlett, Adán Augusto López y los operadores que dejó en el Congreso —Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Sergio Gutiérrez Luna—, aparecen señalados, investigados, bajo sospecha o protagonizando grandes controversias.
La “honestidad valiente” se desmorona entre acusaciones de corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencias.
Evidencias que hablan por sí solas
Primero, Andrés López Beltrán. El hijo predilecto de AMLO quedó expuesto tras ser reveladas las facturas de hoteles y cenas en Japón. La publicación de Carmen Aristegui ridiculiza la carta con la que el junior del bienestar intentó justificar su viaje y además, se suma a la insistencia de que autoridades estadounidenses lo investigan por presunto lavado de dinero y ser pieza clave en el huachicol.
Segundo, Bartlett. El veterano político, protegido de AMLO, reapareció en titulares luego de que se difundiera que la UIF investiga a su hijo León y a su pareja Julia Abdalá por operaciones de lavado de dinero. El golpe es doble: pega al funcionario más cercano al obradorismo y contra su red familiar, símbolo de la corrupción tolerada desde el poder.
Tercero, Beatriz Gutiérrez Müller. Sorprendió porque acostumbra mantener un bajo perfil, sin embargo, intentaron exhibirla por su estancia en Madrid, en la supuesta zona exclusiva de La Moraleja, donde afirmaron que habría buscado instalarse con su hijo Jesús Ernesto.
La historia comenzó cuando solicitó pasaporte español para ella y su hijo en la embajada de España en México. Tiempo después, se les vio en Madrid, según se dijo, intentando inscribir a Jesús Ernesto en una universidad de prestigio y alto costo.
El golpe vino de los medios
En el programa de Carlos Alazraki se aseguró que Gutiérrez Müller está acusada de lavado de dinero y de fungir como bróker en grandes negocios energéticos, lo que habría motivado incluso una investigación del Departamento de Estado de EE. UU. Aunque hasta el momento no hay confirmación oficial, tampoco un desmentido, por lo que la versión que ya corrió, exhibe la vulnerabilidad del entorno presidencial.
Por otro lado, el periódico español ABC publicó detalles de lo que sería la mudanza de Gutiérrez Müller y su hijo. La respuesta fue inmediata, por medio de una carta “aclaratoria” firmada por Beatriz, con un detalle inquietante: siendo doctora en literatura y escritora, el texto apareció pobremente redactado y más enfocado en justificar a su esposo, que en defenderse a sí misma.
Cartas que delatan
La carta de Beatriz recordó inevitablemente a la que escribió López Beltrán y, más atrás, a la tristemente célebre carta del 10 de marzo de 2022 enviada al Parlamento Europeo. En aquella ocasión, el gobierno mexicano descalificó a los eurodiputados que condenaban la violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos, acusándolos de “soberbios” y de “borregos de la derecha reaccionaria”. El tono agresivo y poco diplomático convirtió a México en burla internacional.
Hoy, tanto la carta de Andrés como la de Beatriz, exhiben un patrón: la misma estructura, la misma torpeza: la misma pluma.
Todo apunta a que el autor intelectual puede ser AMLO y el redactor, Jesús Ramírez Cuevas, su eterno vocero, ahora incrustado en el equipo de Claudia Sheinbaum.
Nervios
El expresidente puede estar nervioso e incluso molesto porque la defensa de la presidenta Sheinbaum a su familia ya sus más cercanos no ha tenido la contundencia que él quisiera, por lo que repite la fórmula de brincar los canales institucionales y recurrir a “Chucho” Ramírez para redactar cartas defensivas, cada una de ellas con el mismo resultado: lejos de aclarar, ensucian.
En vez de exonerar, exponen. En vez de proteger, abren nuevos frentes. Cada carta mal redactada añade otra raya al tigre, debilitando cada vez más, el relato de pureza y austeridad con el que intentó construir su legado.
El cerco se cierra: sus hijos, esposa, aliados y operadores, todos están bajo la lupa de investigaciones nacionales y extranjeras y este tipo de reacciones improvisadas solo agravan la percepción de culpabilidad. El expresidente sigue buscando blindarse a través de la retórica y de cartas redactadas por su vocero, sin embargo, la realidad es que su círculo más íntimo se hunde en escándalos que podrían terminar llevándolo a él.
X: @diaz_manuel