Sonora Power

La idea de un partido como el PRI, ensimismado, que no acaba de entender el mensaje que los ciudadanos le han enviado de manera reiterada en las urnas, que hoy en día ha perdido casi todos sus enclaves de poder, la dignidad de su dirigencia y que representa una fuerza menor en el Poder Legislativo y que se ha visto reducido al rol de simple comparsa de la derecha partidista, no deja de provocar estupor.

No porque se les vaya a extrañar, al final de cuentas el PRI es un catalogo de todo lo que no se debe hacer para evitar que los electores te den la espalda.

Sin embargo el PRI como partido opositor es necesario, porque hacen falta contrapesos en un país que simplemente no puede permitirse el lujo de que existan 2 polos políticos, el partido en el poder, es decir Morena y sus aliados, una derecha cada vez más recalcitrante (que por cierto también es necesaria) y una serie de micro partidos satélite, que más parecen remoras de los de los grandes partidos políticos, al estilo del PRD, el PVEM, el PT y demás.

En el PRI no entienden que no entienden

Pero en el PRI no entienden que no entienden, y la verdad es que a partir de sus prácticas de siempre, antidemocráticas, de imposición desde arriba, de dedazo y autoritarismo, es como se están condenando.

De las gracias y virtudes de Alejandro Moreno Cárdenas, el dirigente nacional de esos restos que quedan del tricolor, ya se habló mucho, de sus audios, de la lucha que tiene con los exdirigentes y su negativa a recibirlos, que todo indica será el camino que defina su final como dirigente partidista, uno que por cierto va de fracaso en fracaso y ya se prepara para perder el Estado de México y Coahuila, sus últimos refugios.

En Sonora no van quedar ni las ruinas del PRI

Pero en Sonora el empeño parece ser que ni las ruinas queden.

La cadena de hechos que se han sucedido en el estado que es origen del priismo, pues es la tierra de Plutarco Elías Calles, el mismo fundador del Partido Nacional Revolucionario, esa entidad que posteriormente se convirtió en el partido de la revolución convertida en institución, una que está en franco proceso de destrucción y desde los cimientos.

  1. La abrumadora derrota de que fue objeto el PRI a manos de Morena en Sonora, con una diferencia de 157 mil votos, en la alianza que el tricolor formó con el PAN y el PRD, los redujo a calidad de nada.
  2. Las sospechas, que han sido reforzadas con la partida de la exgobernadora Claudia Pavlovich al consulado general de México en Barcelona, de que hubo una negociación y que Sonora fue servido en bandeja de plata, traen a los priistas totalmente agarrados de la greña, entre los que ven a la hasta hace poco primer priista del estado como una traidora, y quienes la defienden (cada vez menos).
  3. La imposición de una dirigencia títere por parte de “Alito” Moreno, que dinamitó la posibilidad de que fueran los priistas, la base, quienes decidieran la renovación de los órganos de dirección de ese partido, desconociendo a una de las fórmulas e imponiendo a Onesimo Aguilera e Iris Sánchez Chiu como presidente y secretaria general del Comité Directivo Estatal, respectivamente.
  4. La desbandada de priistas que esto ha provocado, comenzando por el recién relevado dirigente estatal y coordinador de la bancada del PRI en el Congreso de Sonora, Ernesto de Lucas Hopkins, quien ya fue acogido por el Movimiento Ciudadano y lo perfila desde ahora como su candidato al Senado por Sonora.

Y todo indica que muchos otros podrán irse, comenzando con las compañeras de bancada del también conocido como “Pato de Lucas” y buena parte de la gente bonita (cero que ver con los sectores obrero, campesino y popular) que ocupó durante el pavlovichismo las distintas carteras, tanto de gobierno como en ese instituto político.

Lo más curioso es que el PRI les pagó y muy bien a todos ellos, De Lucas fue dirigente estatal 2 veces, diputado federal, diputado local, secretario de Educación y de Seguridad Pública director del malogrado ProMéxico (del que salió por cierto bajo sospechas de corrupción), estuvo bendecido por Eduardo Bours, por Enrique Peña Nieto y por Claudia Pavlovich.

La mayor parte de los priistas sonorenses que hoy amagan con acabar con lo que queda de su partido, hicieron grandes negocios al amparo del poder, amasaron fortunas, fueron secretarios de estado con altísimos sueldos, de ellos es de hecho la culpa de que la gente se les haya volteado en las elecciones, sus nulos resultados y el saqueo sistemático del erario público, la ruina que se encontró Alfonso Durazo en las arcas públicas, es su obra.

Hoy se hacen los ofendidos, ante el pretexto perfecto que les da “Alito” Moreno, dejan al PRI por “antidemocrático”, cuando esa siempre ha sido la marca de la casa y la señal parece ser tomar por asalto al Movimiento Ciudadano, que los recibe con brazos abiertos.

El PRI representa la imposición y corrupción

Queda claro que el PRI es el partido que representa la antidemocracia, la imposición, las viejas prácticas, la corrupción, la lógica de que un político pobre, no es más que un pobre político, sin embargo ni siquiera a los más recalcitrantes neopriistas les queda ser tan cínicos.

Lo que yo no sé como explicar es qué hará el MC con tanto cascajo político, porque no basta con cambiarse la camisa para que los electores les regresen la confianza.

Demian Durarte en Twitter: @demiandu

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