“Si la libertad significa algo, será sobre todo el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”

George Orwell

“We do have it in us

New spirit has arrived

The joy and the sorrow

We have a story and it survived

And we know that we need one another

Like fighters in a ring

We're in this together

Passion and courage is everything

and we still have it in us

We've only just begun

(Do I have it in me?)”

ABBA

El 2012 no solo le significó una derrota estrepitosa a nivel presidencial, también en el número de curules legislativas federales y gubernaturas. El PAN perdió de forma rotunda.

Además del efecto innegable de Andrés Manuel, la división interna logró una escisión en el PAN que llevó a la renuncia de connotados panistas. De entre ellos, a Felipe Calderón y a Margarita Zavala.

Y luego, parecía que los panistas habían aprendido. Se suponía que buscarían la unidad, convertirse en esa oposición seria que hoy México tanto necesita. Volver a su partido un faro de esperanza —no solo un rayito—, pero hoy ni a eso llegan.

La actitud de Marko Cortés (considerada derrotista por muchos y realista por todos los demás), al anticipar la derrota electoral en cinco de las seis gubernaturas en lista para el 2022, mostró la punta del iceberg del desconcierto y desasosiego que se vive al interior del blanquiazul.

Francisco Domínguez, exgobernador de Querétaro y Gerardo Priego (ambos quienes buscaban competirle a Cortés la dirigencia del PAN), así como Gustavo Madero, ex líder nacional del PAN, han exigido su renuncia. Adriana Dávila, que también compitió por la presidencia panista, opinó que Cortés no debe dimitir y sí dar a conocer tanto el plan como la estrategia electoral… ¡Menuda forma para asegurarse que estos no se conviertan en realidad!

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El derrotismo de Cortés solo es superado por la forma en que consiguió mantenerse como dirigente del PAN, lo cual abrió las heridas del 2012 donde hubo tantos cuestionamientos a su dirigencia y “al cómo” de la forma en que trató a muchos panistas.

Su actitud hizo olvidar de un plumazo lo que el PAN logró en la alianza opositora y reavivó las divisiones internas. Probó también lo dicho por López Obrador: “no hay oposición en México”.

Total, que mientras el país requiere un esbozo de propuesta para iniciar a construir a partir del 2024, quienes pueden darla, prefieren pelear internamente. Resultado: no se genera un frente unido.

Lejos está Marko Cortés de representar aquel PAN aguerrido y echado para adelante de Maquío Clouthier, o el enfurrufuñado de Diego Fernández, ni siquiera el dicharachero de Vicente Fox o el enojado y combativo de Calderón.

Algunos fincan la rebelión que hoy se vive en los tiempos de este último precisamente y cómo desde la Presidencia impuso sus decisiones al interior del partido. Otros ven un barco perdido por falta de valentía en su capitán.

Como quiera que se vea, la rebelión en el PAN no augura nada bueno si ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo pronto y decidir el rumbo.

Así sea para marcar una división con los partidos con los que hoy van en alianza; o para plantar una certeza de lo que se requiere para el futuro. Mientras esto no le quede claro a la cúpula del PAN (sean los dirigentes que sea), lo único que lograrán es una desbandada de los panistas que quedan y una réplica del desconcierto en las dirigencias estatales.

La rebelión contra Marko Cortés es síntoma de la desazón no únicamente ante un panorama complicado para las gubernaturas y demás cargos del 22, del 23 o la Presidencia del 24. Principalmente es ante un presidente que hizo bastantes cosas extrañas (máxime dentro de la normatividad panista) para aferrarse a la dirigencia nacional blanquiazul y, una vez que se encuentra ahí, no muestra la fuerza ni el valor necesarios para señalar un rumbo y construir un liderazgo.

Cortés ha olvidado que aun sin el poder el PAN ha sabido ser oposición en nuestro país, al igual de que es muestra innegable de que aun sin gobernar pueden incidir en la agenda nacional.

Marko olvidó que una de las bases del PAN es la unidad basada en el diálogo, en la participación de todas las voces y no solo de sus incondicionales. Pasó de largo que la integración de todas las fuerzas se logra con la colaboración de todos y no el nombramiento unipersonal.

Como lo que le sucedió al nombrar delegados del CEN en los estados donde habrá elecciones el próximo año sin consultarlo con la militancia.

Damián Zepeda exdirigente panista, Francisco Domínguez exgobernador de Querétaro, Adriana Dávila exdiputada, Roberto Gil Zuarth exsenador, Gustavo Madero, Gerardo Priego tienen en común haber rechazado tales cargos, pertenecer a diversas corrientes y coincidir en que Marko no guarda ni las formas ni tiene el liderazgo para que el PAN retorne a ser la verdadera oposición que a tantas personas convenció.

Es una lástima la actitud, máxime cuando armó un pleito (para que todos lo viéramos) con Martín Orozco de Aguascalientes. Olvida que las peleas se arreglan al interior y siempre mediando el ejemplo.

Ojalá, que como en la recién lanzada canción de ABBA (¡grupo que guardó silencio por más de 45 años!), ahora para aquellos panistas que aún tienen fe en su partido, puedan hacer de este uno de los actores de oposición que hoy necesita México.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero