Todo mundo se pregunta qué va a pasar con Aeroméxico tras la terminación de la alianza con Delta. Pero antes de ahondar en el tema y para una mejor comprensión, revisemos la historia reciente. Así que preparen su bebida favorita y unos snacks, porque esto se pone muy interesante.

Vámonos al año 1994. Hace casi 30 años, Delta estuvo en pláticas con Aeroméxico para tejer una alianza, pero no se concretó porque ese año, la línea aérea del Caballero Águila tuvo que ser rescatada -otra vez-, por el gobierno mexicano para evitar la quiebra, como ya había sucedido en 1988. El gobierno federal creó la empresa controladora CINTRA, que en 1995 comenzó a administrar tanto Aeroméxico como Mexicana.

Esta situación duró algunos años y, luego ambas empresas ya saneadas, volvieron a manos privadas.

Tras la salida del mercado de Mexicana de Aviación (2010), quedó un hueco enorme en el mercado aéreo; por eso en 2011, Delta volvió a acercarse a Aeroméxico, y un año después concretaron la operación de venta, y acciones de la aerolínea nacional quedaron en manos de Delta en 2012, específicamente, con una participación del 4.17%

Esto sentó las bases para que al final de 2016, Aeroméxico y Delta buscaran un Joint Venture, una alianza estratégica temporal uniendo recursos y compartiendo los riesgos, costos y beneficios, aunque manteniendo su independencia legal. En México ya habían obtenido el visto bueno por parte de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), y la aprobación por parte del Senado de nuestro país. Finalmente, el Departamento de Transporte de los Estados Unidos de Norteamérica (DOT, por sus siglas en inglés), otorgó el “ok” a la alianza.

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Este acuerdo permitió -a grosso modo- ampliar la conexión entre México y Estados Unidos de Norteamérica, además de fomentar el uso de sus programas de lealtad y compartir ganancias.

No quiero dejar fuera de la narración que, tras la pandemia por COVID-19, Aeroméxico tuvo que entrar a un procedimiento voluntario para instrumentar una restructuración financiera conforme a las reglas de Capítulo 11 en los Estados Unidos, y esto fue posible precisamente porque en ese momento Delta era parte de los dueños de la línea aérea. Por este motivo se pudo acoger a este mecanismo en el vecino país y con ello brincarse el tortuoso y mexicanísimo “concurso mercantil”.

Como ya sabemos, la aerolínea salió avante con la reestructura, pero también con nuevos dueños. Hoy cuenta con inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, pero la mayoría de las acciones de Aeroméxico pertenecen a Apollo Global Management.

Recuerden ustedes que Andrés Manuel López Obrador, en una conferencia mañanera expresó y solicitó que “por lo menos” el Consejo de Administración de la línea aérea siguiera siendo ocupada por mexicanos, porque aunque con dueños extranjeros, Aeroméxico es nuestra aerolínea bandera y quien nos representa ante el mundo.

Este último punto es muy importante, pero la administración de Trump no lo ha considerado en lo más mínimo. Si nos vemos chovinistas a rajatabla podemos argumentar que la aerolínea bandera del país no es mexicana, sino estadounidense, entonces, ¿cómo va a ser competencia para dos líneas aéreas del vecino país? ¿Acaso no es darte un balazo en el pie?

Otra cosa que no podemos perder de vista es el timming para dar a conocer la resolución del DOT para dar por terminado el Joint Venture entre Delta y Aeroméxico. Eligieron el día del grito de independencia y trae aparejado cierto simbolismo, porque al revisar el documento en cuestión, la insistencia en la “apertura total de los cielos mexicanos” a las aerolíneas extranjeras está prácticamente en todas las páginas.

El gobierno norteamericano quiere, sí o sí, que se le permita hacer cabotaje dentro del país y no tienen empacho en ocultarlo. Pero hasta donde tengo claro, México no lo permite, y aunque el gobierno anterior sí intentó una modificación legal respecto al cabotaje, esta no se concretó.

¿Qué sigue?, esa es la pregunta. Por lo pronto Aeroméxico ya se pronunció al respecto y dijo a través de un comunicado: “El Departamento del Transporte de Estados Unidos (DOT) ha decidido retirar la inmunidad antimonopolio de la alianza estratégica entre Aeroméxico y Delta, a partir del 1 de enero de 2026.

“Aeroméxico lamenta esta decisión, la cual pasa por alto los beneficios que la alianza ha brindado a la conectividad, el turismo y a los consumidores en México. Esta medida no afecta a nuestros clientes. Los acuerdos de código compartido entre Aeroméxico y Delta siguen y seguirán vigentes, lo que garantiza que los pasajeros continuarán disfrutando de la red de conectividad de ambas aerolíneas.

“Asimismo, la reciprocidad de los programas de viajero frecuente continúa sin cambios, por lo que los clientes seguirán acumulando y canjeando puntos normalmente.

“Aeroméxico y Delta están evaluando la orden emitida por el DOT para establecer los siguientes pasos de la alianza. Mientras tanto, continuarán trabajando para ofrecer a los clientes la mejor conectividad, servicio y experiencia que los caracteriza”.

Por su parte la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) lamentó la decisión de DOT, mencionando que habrá repercusiones entre ambos países. Desde el día de ayer les mostraba en este espacio que uno de los argumentos de Delta era precisamente que la terminación de esta alianza iba a significar la pérdida de casi 4 mil empleos, solamente para Estados Unidos.

Es evidente que van a tener que hacer reajustes, sobre todo, con las proyecciones realizadas para el 2026, año en que además se viene un evento importantísimo para ambas naciones como lo es el mundial de futbol. Lo que aquí queda claro es que el vecino busca presionar para obtener la apertura de los cielos mexicanos al mercado extranjero; por eso deja abierta la posibilidad de que “en un futuro” se vuelva a aprobar el Joint Venture.

En pocas palabras, el DOT estadounidense quiere que las aerolíneas -sobre todo gringas-, puedan hacer cabotaje dentro de nuestro país, pero nada más ellas, sin reciprocidad. Es evidente que ellos no lo permitirían en su territorio. Y aunque su documento “haga maromas” con la información, es claro que todo esto surge por la queja de las líneas aéreas American y United, que fueron a lloriquear que Delta utiliza la alianza para hacerles “competencia desleal”.

Para hacer un análisis serio, debemos enlistar a las aerolíneas principales que tiene Estados Unidos:

  1. Alaska Airlines
  2. Allegiant Air
  3. American Airlines
  4. Avelo Airlines
  5. Breeze Airways
  6. Delta Air Lines
  7. Eastern Airlines
  8. Frontier Airlines
  9. Hawaiian Airlines
  10. JetBlue Airways
  11. Southwest Airlines
  12. Spirit Airlines
  13. Sun Country Airlines
  14. United Airlines

Además, hay que considerar la aviación regional y la de los vuelos charters, que suman 83 aerolíneas. O sea, estamos hablando que la aviación comercial estadounidense tiene 97 líneas aéreas, y no estoy contando las aerolíneas de transporte de carga. ¿Saben cuántas aerolíneas hay en México? Voy a contar a todas, las principales, las regionales y la aviación de carga: son 10 aerolíneas en total. ¿Me estás diciendo que 10 aerolíneas podrían competir contra 97, en medio de una política de cielos abiertos? ¡Por favor! Y sin contar que solo la aviación de carga de Estados Unidos tiene 44 aerolíneas.

Dimensionen la proporción y lo falaz del alegato del país que administra Donald Trump: ordena dar por terminada la alianza entre Delta y Aeroméxico, porque ese acuerdo “le está partiendo el queso”… ¿a 140 aerolíneas?

Una de las quejosas es la línea aérea más grande a nivel mundial: American Airlines. En segundo lugar está Delta y en tercero United, la otra quejosa, ¿no les parece curioso que hubiesen sido las únicas afectadas?, ¿por qué las otras 138 no se quejaron de “competencia desleal”?

Me queda claro que tanto Delta como Aeroméxico van a tratar de evitar que esto repercuta en los usuarios. Evidentemente lo van a lograr, hasta cierto punto, pero sin duda habrá que hacer reajustes de todo tipo para salir lo mejor parados. Lo que a nosotros nos debe quedar claro, es que sería un suicidio abrir los cielos de nuestro país al mercado extranjero porque no tenemos con qué competir, nuestra aviación es extremadamente pequeña. En ese punto, no me van a hacer cambiar de opinión.