“Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza.”
MARCO AURELIO
La presidenta lo niega, pero la DEA —esa agencia que rara vez habla sin tener con qué respaldarlo— tiene otros datos. Según su comunicado, existe un proyecto conjunto con México paria enfrentar a los “guardianes de los cárteles”. Lo bautizaron Portero. El nombre no es casual: evoca al mundial que compartirán los tres países del T-MEC y a la función del arquero que evita goles… en este caso, goles en forma de cargamentos de cocaína y millones en efectivo cruzando la frontera. Todos pierden, menos los narcos, claro.
El detalle es que Claudia Sheinbaum se apresuró a negarlo con la contundencia de quien teme admitir la verdad. Y es una lástima: en esta guerra contra el narcotráfico se necesitan dos equipos jugando del mismo lado, no una presidenta fingiendo que no sabe lo que se cocina en su propia cancha.
La relación de México con la DEA siempre ha sido áspera, pero el sexenio de López Obrador marcó un récord en desconfianza. Hasta el hangar que la agencia tenía en Toluca les retiró. En 2021, liquidó la unidad de élite antinarcóticos entrenada por ellos y de paso acusó a la DEA de ser abusiva y prepotente. Todo muy acorde con la filosofía de “abrazos, no balazos”… que resultó ser, más bien, “balazos y más balazos, pero sin estrategia”.
Ahora, con Sheinbaum, se han dado algunos golpes contra el huachicol y decomisos de droga. Nada espectacular: ningún pez gordo ha caído. Pero en comparación con la parálisis del sexenio pasado, la situación es un poquito menos vergonzosa.
Entonces, ¿por qué negar el comunicado de la DEA?
Las hipótesis sobran:
1. Sí existe el acuerdo, pero a la presidenta le conviene hacerse la desentendida. Así no contradice los dogmas dictados desde “La Chingada” por su gurú político.
2. Todavía no existe, pero la DEA se adelantó al anuncio que vendría la próxima semana, cuando Marco Rubio —nuevo secretario de Estado de Estados Unidos— visite México para firmar un acuerdo de seguridad.
3. La DEA exagera. No sería la primera vez que filtra información para incomodar a políticos con vínculos turbios.
4. Sí existe el programa, pero después de la rabieta presidencial contra Lilly Téllez, reconocer la colaboración con la DEA sería un golpe a su ego y un regalo para la oposición.
En cualquier caso, lo único claro es que seguimos en lo mismo: la coordinación real con Estados Unidos brilla por su ausencia. Y mientras la presidenta juega a negarlo y la DEA juega a filtrar, los que siguen metiendo goles —con balón, sin portero y en cancha abierta— son los narcos.