Ha dicho David Faitelson en Twitter —o en X, o como sea que se llame ahora la red social de Elon Musk—: “Yo creo que la doctora Sheinbaum @Claudiashein cometería un error no asistiendo a la inauguración del Mundial. Es un momento de interés nacional…Una fiesta del país. La rechifla política que seguramente ocurriría no la hará ni más fuerte ni más débil”.

Pregunté a la IA de Google y a ChatGPT si el señor Faitelson estuvo en la inauguración del Mundial 2014 en Brasil. Ambos sistemas de inteligencia artificial me informaron que el popular periodista deportivo sí participó en tal evento.

Recordará David Faitelson el abucheo a la entonces presidenta brasileña, Dilma Rousseff, mujer de izquierda. Lo que entonces ocurrió se explica por varios factores, uno de ellos los precios de las entradas a los juegos mundialistas, siempre muy elevados.

El más popular de los deportes puede ser, y muchas veces es, insultantemente elitista. Es una pena, pero casi todos los grandes torneos relacionadas con cualquier actividad deportiva solo son disfrutados en vivo por quienes pueden pagar boletos. No hay otra manera de ingresar a las gradas de Wimbledon, de Roland Garros, del Super Bowl, de los partidos de la NBA, de la Champions, etcétera. La excepción son las vueltas ciclistas: nadie paga por pararse a la orilla de las carreteras para ver pasar a los competidores.

En fin, el hecho lamentable es que a los estadios de los mundiales de futbol, para todo fin práctico, solo asisten personas de las clases medias altas y altas, mayoritariamente en contra de los gobiernos de izquierda.

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En 2014, en Brasil, antes del Mundial la entonces presidenta Rousseff había estado muy agredida por la oposición y, sobre todo, por los medios de comunicación. Era imposible que a ella la trataran con elemental respeto decenas de miles de personas que detestan a la izquierda.

El abucheo a Dilma no se dio de manera natural. Durante los meses previos a la inauguración de aquel Mundial hubo campañas para promover la rechifla. Aun así, no habría pasado de una anécdota si no hubiera sido por la amarillista y aun perversa cobertura mediática que amplificó el incidente hasta convertirlo en un síntoma de descontento social.

Faitelson, hombre inteligente e informado, no puede ignorar que el abucheo en el Mundial 2014 contribuyó bastante a la desestabilización del gobierno de Rousseff.

Claudia Sheinbaum sería muy imprudente si permitiera que la oposición y sus rivales de los medios organizaran campañas para agredirla en la inauguración de uno de los eventos más importantes del mundo. La manera de evitarlo es no acudir a la emboscada.

Cuando el SAT le cobre 48 mil millones de pesos, Ricardo Salinas Pliego perderá alguna o algunas de sus empresas, sobre todo las económicamente valiosas, como Elektra o Banco Azteca, pero el gobierno no cometerá el error de quitarle su televisora. Así que seguirá expresando su enojo en las cadenas nacionales de TV que controla, que seguramente transmitirán los juegos del Mundial. Imaginemos todas las mentiras que ahí, también en otros medios y en redes sociales, se dirán para dañar a la presidenta Sheinbaum.

Claudia, inteligente, disfrutará la inauguración y el resto de los juegos de México con su público, la gente de abajo, la que prefiere votar por la izquierda, que es la mayoría en casi todas partes en nuestro país. Es la gente que no acude a los restaurantes elegantes, a la Fórmula 1, a los conciertos caros y a los partidos del Mundial cuyas entradas cuestan verdaderas fortunas.

Al sorteo del Mundial el próximo viernes en Washington la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sí asistirá. Encabezará el evento con el presidente Donald Trump, de Estados Unidos, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney.

Supongo que por ahí andará David Faitelson. Podrá saludar a Claudia Sheinbaum y aun entrevistarla si ella tiene tiempo y anda de buenas. Si el diálogo entre el periodista y la presidenta se diera sería más o menos así según la IA:

David Faitelson: (Con su tono de reclamo habitual) ¡Presidenta, presidenta! ¡Doctora Claudia! ¡Me parece increíble, de verdad, increíble! ¿Cómo es posible que falte al evento más importante del año? ¡La inauguración del Mundial! ¡Un evento que une al mundo!

Claudia Sheinbaum: (Sonriendo ampliamente, con calma y buen humor) A ver, David, respira. Te noto muy alterado, como si te hubieran expulsado de un juego de final de campeonato. Primero, el evento más importante del año es seguir construyendo un país con bienestar para todos, no un partido de futbol, por muy Mundial que sea. Y segundo, no asisto por filosofía política.

David Faitelson: (Confundido) ¿Filosofía? ¡Es futbol, presidenta! ¡El mundo la va a ver!

Claudia Sheinbaum: (Asiente con la cabeza) Mira, la filosofía política que profesamos se basa en un principio fundamental: la austeridad republicana y la humildad en el ejercicio del poder. No se trata de ir a un palco VIP a codearse con la élite mientras el pueblo, que es el verdadero soberano, ve el partido desde su casa. El poder es servicio, David, no privilegio. Mi lugar está con el pueblo. Y con el pueblo apoyaremos a México contra los rivales que le toquen.

David Faitelson: (Aún incrédulo, bajando un poco la voz) Pero... ¿y el mensaje internacional? ¿La imagen de México? ¿No es importante?

Claudia Sheinbaum: (Explicando pacientemente) El mensaje internacional es claro: México es un país anfitrión orgulloso, que ama el futbol, pero su gobierno tiene prioridades. Regalar ese boleto a una niña, a una joven, es un mensaje mucho más poderoso y profundo que mi presencia protocolaria. Es un mensaje de inclusión, de dar oportunidades a quienes nunca las tendrían. Es la esencia de la transformación: el pueblo primero. Es un acto de congruencia, David, ¿entiendes? Congruencia.

David Faitelson: (Medita un segundo, buscando un contraargumento) ¡Vaya! ¡Me parece que está usando el futbol para hacer campaña, presidenta!

Claudia Sheinbaum: (Riendo a carcajadas) ¡Tú eres el que está usando la política para hablar de futbol, David!

David Faitelson: ¡Pero la diplomacia, presidenta! ¡El protocolo! ¡Es un desaire a la FIFA, a los canadienses, a los estadounidenses, a todas las naciones, al deporte! ¡Es una patada política a la imagen de México!

Claudia Sheinbaum: (Riéndose) No seas exagerado, David. Patada política es lo que le quieres dar tú con tus preguntas, y la que le dieron a Dilma en el Mundial 2014. No me voy a prestar a eso. Es una decisión tomada. Si lo analizas bien, es un gesto de humildad, no un desaire.

David Faitelson: (Resoplando) ¡Increíble, increíble! ¡Me parece increíble! ¡Una oportunidad perdida para México en el mapa global!

Claudia Sheinbaum: (Finalizando la conversación con un guiño) Ya veremos, David. (Amable, dando una palmada en el hombro del periodista) Ya te dije que no seas exagerado. Mejor prepárate tú para tu cobertura y deja la política a quienes entendemos el oficio. ¡Y no te quejes si no te toca un buen lugar en el estadio! Ya no te preocupes, disfruta los juegos, relájate un poco. Yo veré el partido y todos los de México, imposible que me los pierda. Pero no olvides, la verdadera grandeza no está en el palco, sino en la plaza pública con el pueblo. ¡Ánimo, David! ¡Y que gane México!