La oposición sigue perdiendo tiempo valioso, sobre todo para construir un contrapeso y, por ende, una competencia que los acerque a poder pelear de tú a tú. Y cuando no eres capaz de asumir una responsabilidad como la que exigen las circunstancias, difícilmente podrás salir de la pobre actuación que proyectas. El PRIAN, por ejemplo, no tiene ni la más mínima idea de qué está aconteciendo al interior de sus estructuras. He visto, por lo menos en Movimiento Ciudadano, comportarse a un nivel muy superior al que conducen Alejandro Moreno y Jorge Romero. La pregunta es: ¿qué más necesita pasar para que ellos comprendan el terreno que está pisando? Alito, de aquí para allá, se ha pasado viajando dizque para sostener encuentros de primer nivel. Eso, por así decirlo, ha dejado evidencia de la descomposición a la que han llegado.
Los arrebatos y los desfiguros que protagonizó en el Senado, desde luego, fueron más negativos para el presidente nacional del PRI, no se diga la marcha disminuida en defensa, según ellos, de la democracia. Y, por si eso fuese poco, los viajes que está llevando a cabo por distintos países, nomás de verlo, dan hasta risa.
Eso no cambiará para nada el proceso de transformación que vive nuestro país. Reunirse con congresistas estadounidenses, quizá, sólo resulta llamativo. De hecho, todo lo relacionado a temas de comercio, seguridad, colaboración y cooperación, el gobierno de Claudia lo ve directamente con los funcionarios de la Casa Blanca. Así que, con ello, lo de Alito es solo una experiencia placentera de turismo. No producirá ni mucho menos impactará nada.
Hemos dicho hasta el cansancio que, por experiencia, lo que la sociedad necesita es tener de cerca a los políticos. Darle voz a los ciudadanos y atender sus necesidades, obviamente, llama poderosamente la atención de ellos. Eso, ante todo, lo supo realizar bien el mismo Andrés Manuel López Obrador. De hecho, estamos ante un fenómeno similar con la misma presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum. Ella, en efecto, ha dejado constancia de cómo se resuelve las situaciones de ese devenir social, concretamente con la atención. Por supuesto que eso, sobra decir, no se compara a los desfiguros que protagoniza el PRIAN. Por eso la ciudadanía, a lo largo y ancho del territorio nacional, les ha dado las gracias. En algunos casos, a propósito de ello, las mismas entidades que gobiernan el conservadurismo se han entregado a la imagen de Sheinbaum. Un golpe demasiado contundente, del que están al tanto las figuras más visibles del PRI y PAN.
Las propias encuestas, de lo particular a lo general, dan cuenta de ello. Es más, ya ni siquiera el PAN y el PRI dependen de un voto duro que, desde hace años, se ha diluido. Hay una correlación de fuerzas y un éxodo al movimiento lopezobradorista. Por eso la 4T pasó a engrosar más sus filas. Y cómo no si, tan solo con ver, cualquiera se decepcionará de los disparates que protagoniza la oposición. Averiguarlo es fácil.
Como ejemplo de lo anterior, vemos cómo la propia Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de Cuauhtémoc, se quiere adueñar de la atención de los medios de comunicación. No tardará en chocar con la cruda realidad que, en su momento, vivió Xóchitl Gálvez. Ella, erróneamente, pensó que había irrumpido como la panacea de los distintos sectores de la población. Pocos meses, después de conocer la aplastante derrota que sufrió en las urnas, simplemente se esfumó esa guerra de marketing que construyeron en complicidad con algunos medios de información.
No sé si esté en marcha algo similar con la propia Alessandra Rojo de la Vega. Diría que sí. El problema de todo ello, dada la incapacidad de permear y conectar con la sociedad, es que son “liderazgos” de ocasión. En cuanto supimos que organizó una marcha, queda claro, nos dimos una idea muy clara de la desazón que parecerían al chocar contra pared. Fue más el alboroto mediático que, casi casi, la postulan en la carrera por la silla presidencial del 2030. Es más, ni en su propio debut como alcaldesa las cosas le han funcionado. La plantilla laboral, en su inmensa mayoría, ha pedido mejores atenciones y, lo peor de todo, cubrir pagos pendientes en la Cuauhtémoc.
Por eso la oposición, pasmada e incapaz, pierde el tiempo en campañas mediáticas. Eso, desde luego, no conquistará a la ciudadanía. Lo que la sociedad siempre necesitó, lo supo la 4T, fue atención a las demandas que los aquejan. Supo encontrar soluciones para cerrar la brecha de la desigualdad. Los programas sociales, aunque a la oposición le duela, son el sello principal de un gobierno humanista.