Agradezco profundamente a Federico Arreola por brindarme este espacio semanal, que me permite acercar al lector a temas que no sólo son relevantes en el presente, sino que también marcarán el futuro de nuestro país. Hoy quiero hablar de una iniciativa que honra nuestra historia, protege nuestra cultura y fortalece nuestro sistema de salud: la reforma en materia de medicina tradicional indígena.
Esta propuesta busca reformar la Ley General de Salud, la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos, con el objetivo de reconocer, proteger y garantizar la medicina tradicional como parte integral del sistema nacional de salud.
¿Por qué es tan importante?
En primer lugar, porque la medicina tradicional no es un remedio aislado ni un recurso del pasado: es un sistema de conocimiento vivo y milenario, transmitido de generación en generación, que articula cuerpo, mente, espíritu, comunidad y territorio. En ella conviven la herbolaria, la partería, los temazcales, los rezos, los cantos y los rituales, todos ellos como parte esencial de la identidad cultural de nuestros pueblos originarios.
Además, su eficacia está comprobada. Organismos internacionales como la OMS reconocen que más del 80% de la población mundial utiliza la medicina tradicional en sus sistemas de salud. En México, más de 25 millones de personas indígenas dependen de ella como primer recurso de atención médica, especialmente en temas tan sensibles como la salud materna, enfermedades crónicas y salud mental.
Los beneficios de esta reforma son claros y profundos:
• Garantizar que las comunidades indígenas puedan ejercer libremente su medicina sin ser criminalizadas ni desplazadas.
• Proteger los territorios, plantas medicinales y espacios sagrados que sostienen estos saberes.
• Reconocer el derecho a que los servicios de salud intercultural se brinden también en lengua originaria, fortaleciendo la identidad y dignidad de cada pueblo.
• Impulsar la formación de nuevos practicantes a través de escuelas comunitarias y círculos de sabiduría, asegurando la continuidad de este legado cultural.
En pocas palabras, la iniciativa no solo es un acto de justicia histórica, sino también una estrategia visionaria para fortalecer la salud pública, preservar la biodiversidad y honrar la riqueza cultural de México.
La medicina tradicional es raíz, es memoria, es presente y futuro. Reconocerla y protegerla es admitir que en la voz de nuestras abuelas y abuelos, en sus cantos y rituales, vive una sabiduría que puede sanar no solo cuerpos, sino también comunidades enteras.
Como diputado federal, estoy convencido de que este esfuerzo legislativo es una muestra de nuestro compromiso con la cultura, con la salud y con la dignidad de nuestra gente. Todo lo que hacemos desde el Congreso tiene un mismo fin: construir un país más justo y humano. Y en mi caso, cada paso que doy, cada propuesta que presento, es con la firme convicción de hacer un Querétaro fuerte otra vez, porque eso también es cuidar al medio ambiente.
Ricardo Estudillo Suárez, Diputado Federal del Partido Verde Ecologista de México.