¡Bienvenidos amantes de la gastronomía! El nacimiento de la gastronomía mexicana se gestó en conventos como el de San Jerónimo, en donde era monja Sor Juana Inés de la Cruz, nuestra “décima musa”.
Hablar de cómo se fue forjando nuestra identificación culinaria y de la fusión de ingredientes locales con aquellos que venían del otro lado del mundo, forma parte de la identidad de la cocina mexicana.
Sin duda, fue durante el periodo novohispano que esta mezcla tan interesante se potencializó; no es casualidad que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) haya reconocido a la cocina mexicana como parte del patrimonio intangible de la humanidad.
Si les gusta conocer un poco más a fondo la historia de la cocina mexicana, les recomiendo un libro que está para chuparse los dedos. Se llama Sor Juana en la cocina, de las autoras Mónica Lavín y Ana Benítez.
¿Y quienes son estas mujeres? Mónica es una escritora que se ha especializado en investigar la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, de hecho escribió un libreto para la puesta en escena de una ópera que lleva por título “Sor Juana: La sed de los cometas”, pero también estuvo a cargo, en la editorial Clío, de la dirección de una colección llamada Cocina Virreinal Novohispana; y es además profesora de literatura en la Universidad de Colima.
Ana Benítez es gastrónoma y participó junto con Mónica en la elaboración de la colección sobre la Cocina Virreinal Novohispana. Ella además recibió el Premio Nacional de Gastronomía a la mejor publicación en 2003, otorgado por la Real Academia de la Lengua Española.
Estas autoras nos invitan a dar un paseo por la historia, por sus olores y sabores durante el virreinato, en los fogones de los conventos donde se gestaron lo que hoy es la carta de presentación de México ante el mundo, y por lo que mucha gente ama nuestra comida.
Algo muy interesante del libro, es que es muy ágil para contarnos la historia, salpicada de anécdotas de cómo fueron descubriendo lo que pasaba al mezclar ciertos ingredientes con otros, y las consecuencias que ello traía, sobre todo con la intención inicial de replicar los guisos que se hacían en España, pero con productos locales. Ellas nos narran cómo poco a poco los españoles fueron aceptando, por ejemplo, el picor del chile, nativo del país y que encontraban estimulante.
Una de las anécdotas plasmadas en el libro es sobre el chocolate, como bebida caliente a la que en lugar de agua, le pusieron leche para hacerla más amable al paladar ibérico, y cómo en ciertas órdenes religiosas era imperativo beberlo para “calmar los nervios y estar de buen humor”, pero que había otras órdenes religiosas que condenaban el consumo del chocolate caliente al ser un alimento que “excitaba” el alma.
Algo muy bonito de este libro, que lo convierte en un pretexto ideal no solo para leerlo, sino para ponerse a cocinar en familia, es que han actualizado recetas que podemos seguir de forma sencilla en nuestras cocinas, y deleitarnos con los sabores barrocos del siglo XVII.
Lo más interesante es el recetario del Convento de San Jerónimo, donde se recopilan 36 recetas a las que antecede un soneto de Sor Juana de capital relevancia, pues descubre una faceta poco conocida de Juana de Asbaje, quien describe la gastronomía del siglo XVII y su barroquismo.
Yo les invito a que se den un tiempo para leer esta pequeña joya, y si son amantes de la cocina, a guardar con celo cada una de estas recetas, que incluyen desde un “Manchamanteles”, una “Torta de arroz”, unos “Huevos hilados” o un “Bienmesabe”, además recetas para la elaboración de dulces del periodo novohispano. De verdad que es un libro, para chuparse los dedos. ¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera