Y es que el título de mi columna pareciera dar a entender que el Presidente de México siempre está dispuesto a hacer presencia en los lugares en donde se suscitan desastres, ya sea naturales, o derivado de accidentes o por la delincuencia.

Pero no. El presidente no va.

Ha dicho y ha vuelto a decir, que no va con su estilo ir a los lugares donde hay muerte y dolor.

Ayer dijo que casi un milagro salvaría a los mineros y pues que ya ni modo, “Ya son muchos días, ya se pierde la fe” dijo. Casi casi lo comentó de esta manera como diciendo “pues ya que Dios los bendiga”.

Dice que eso de visitar los sitios donde se gestan tragedias lo hacía Calderón, pero que él no lo hace porque el es diferente. Ha dicho que es “no es su estilo”.

Más bien creo que le da terror asistir a los sitios donde se desarrolla alguna catástrofe . Finalmente sabe que la gente lejos de agradecerle su omnipotente presencia, le podría hacer reclamos de todo tipo. Porque quiéranlo o no, él es responsable de todo lo que sucede en este país. Que no culpable, ojo. Pero sí responsable.

Hoy se cumplen 5 días en qué hay diez mineros atrapados en una mina en Sabina, Coahuila.

5 días en los que el Presidente en sus mañaneras ha mencionado tal tragedia pero enseguida dándole la palabra a Lord Molécula o algún otro periodista palero, porque al presidente le pone de malas que se hablen de cosas tristes y negativas para el país.

Cinco días en los que el Presidente no ha ido porque pues dice que no es su culpa y que esas minas están mal hechas por culpa de Felipe Calderón.

Hoy el presidente dice que va a ver, que va a analizar la posibilidad de asistir a la mina, que todavía no sabe, que tiene que cumplir con una agenda en Colima (es decir irse a echar porras, a hacer proselitismos pues) y que " a ver si voy, si voy, iría hoy” dijo. Así como cuando dudas ir a una carnita asada o algo así.

Así como haciéndole un favor a los familiares y a los propios atrapados que tristemente sus esperanzas ya no son muchas pues se está filtrando agua dentro de la mina. Suena aterrador.

Ya se había denunciado con anterioridad el riesgo de esta mina y el mal estado en el que se encontraba.

El Presidente cree que con tres tuits soluciona las cosas y les da carpetazo.

Cree que desde un helicóptero desde las alturas viendo decenas de casas inundadas ya encontró la mágica y católica solución para resolver el problema. Así como Dios desde las alturas ve el horror.

La visita de AMLO a la mina no hará que los mineros sobrevivan

Si bien la asistencia del Presidente a la mina no hará que los mineros sobrevivan (ojalá tuviera esos verdaderos poderes celestiales que él cree que tiene) pero al menos daría un gramo de consuelo para los familiares, una inyección de esperanza y tomar en sus manos la responsabilidad de las cosas.

No nada más necesitamos a un presidente que se la pasa viajando a Nayarit, que asiste a las inauguraciones de sus obras o concluidas y sus visitas a estados morenistas….

También se le necesita en el dolor, en la tragedia, en la inundación y en la muerte.

No todo en este país son mañaneras cargadas de Chico Ché y Las Crisis.

Vaya Presidente a donde tenga que ir y por una vez en la vida, sea valiente.

Es cuánto.

*Actualización: La columna fue escrita antes de confirmarse la visita de AMLO a Salinas, Coahuila

Minutos después del mediodía de este domingo 7 de agosto, el presidente AMLO confirmó su viaje a Salinas, Coahuila, para supervisar las labores de rescate de los mineros atrapados.

AMLO entendió lo importante de su presencia en la zona y pese a que no es su estilo, revisará que se esté actuando conforme un estricto respeto a las víctimas.

Seguro las familias de los mineros atrapados encontrarán ánimos en la visita del presidente.