Las doce líneas que conforman el Sistema de Transporte Colectivo Metro, son la columna vertebral de la movilidad de la población de la CDMX, donde diariamente se transportan cerca de 5.5 millones de pasajeros, sin embargo, la falta de mantenimiento, atención y modernización, tienen al sistema a punto del colapso.

Su desgaste ya se ha manifestado en varias ocasiones, no a partir de la administración de Claudia Sheinbaum, sino desde que AMLO fue jefe de gobierno del 2000 al 2006.

No se cumplió el plan

De acuerdo con el Programa Integral de Transporte y Vialidad Metropolitano aprobado en 1997, a la llegada al gobierno de la Ciudad de quienes hoy gobiernan el país, la actualización del Plan Maestro del Metro daba prioridad a los proyectos de Metro, trenes ligeros y trenes suburbanos, a través de una ambiciosa inversión se contemplaba llegar en 2010 a 22 líneas de Metro y trenes ligeros como principales ejes troncales de la Zona Metropolitana de la CDMX. Pero, a 22 años de su aprobación, se alcanzaron 12 líneas, con la última de ellas, la Línea Dorada, fuera de servicio por el colapso que sufrió debido a problemas de diseño y ejecución.

Durante más de 22 años se ha hablado acerca de la falta de atención, mantenimiento y modernización que demanda el uso intensivo y el incremento diario de pasajeros del Metro, que una vez fue un transporte digno y hasta un ejemplo mundial, pero que, lamentablemente, cada vez se vuelve más riesgoso, lento e ineficiente.

Los accidentes

En la administración de Claudia Sheinbaum se han presentado el mayor número de percances y accidentes mortales.

El año pasado ocurrió la peor tragedia en la historia del Metro, el colapso de la Línea 12 que dejó un saldo de 26 víctimas mortales y una importante cantidad lesionados.

El pasado 4 de julio se suspendió el servicio de la Línea 2 debido a un aparatoso incendio provocado por un cortocircuito entre las estaciones Xola y Villa de Cortés, además de otros incidentes, como trenes averiados e incendiados, un incendio en el Centro de Control y el choque de trenes registrado en el Metro Tacubaya.

La causa de estos incidentes está en el descuido y la falta de atención, todo porque administración que llega, administración que baja el presupuesto para el Metro.

El presupuesto

De acuerdo con la Secretaría de Administración y Finanzas de la capital del país, para 2019, en el gobierno de Sheinbaum se asignaron tres mil 298 millones de pesos menos a lo programado y un año después, el subejercicio fue de dos mil 425 millones de pesos.

Antes del colapso de la Línea 12, la jefa de gobierno, mimetizándose con el presidente de la República, anunció con bombo y platillo que el boleto del Metro no sufriría aumento: “Claro que nunca vamos a subir la tarifa del Metro, de eso no hay que preocuparse”, y que el gobierno de la Ciudad de México realizaría una inversión “muy importante”, que iniciaría en 2021 con la renovación de la Línea 1, esto fue hace año y medio y apenas se anunció que por fin empiezan con los trabajos.

¿Y si se cobra más el pasaje?

El subsidio, un problema no resuelto

La aplicación del subsidio bajo criterios populistas no ayuda a tener un sistema de transporte colectivo eficiente y digno para las más de 5.5 millones de usuarios diarios, y ahora ya es un riesgo transportarse en Metro. Otro factor es que la mayoría de las estaciones se han convertido en mercados populares que afectan la prestación del servicio y generan un importante desgaste de las instalaciones.

El Gobierno de la Ciudad precisa que el costo de operación por viaje por persona es de 18 pesos, cuando los usuarios pagan cinco pesos y las personas mayores o con alguna discapacidad están exentos de pago. Esto significa un subsidio superior al 70% sobre el costo real de operación, sin contar el número de pasajeros que viajan gratis.

El subsidio es un instrumento para apoyar a las clases más desfavorecidas, e incluso se podría pensar que se necesita para generar condiciones de mayor igualdad, pero el problema surge cuando se generaliza bajo criterios populistas y electoreros.

Gasolinas para los privilegiados

Lo mismo pasa por ejemplo en el caso de las gasolinas, donde se subsidia por igual a quienes gozan de un mayor poder adquisitivo y poseen autos altamente consumidores de combustible, o en el gas LP, donde un habitante del Molinito en Naucalpan paga lo mismo que quien reside en Bosques de las Lomas.

La política de subsidios impacta en las finanzas públicas y en el gasto y la derrama de recursos que de ahí provienen porque el retorno no es suficiente para cubrir las necesidades generales de atención a los servicios que presta el gobierno.

Es lo que pasa con el subsidio al Metro y la negativa a subir el precio, esos recursos son necesarios para poder dar un servicio digno, eficiente y seguro, no solo es decir que no subirán el precio y dejar de lado el mantenimiento, la operación y los servicios generales.

Las empresas podrían pagar por sus empleados con bonos deducibles, subsidiar directo a sectores vulnerables e incluso dar apoyos fiscales directos a usuarios.

El tema de la movilidad en una ciudad con las características de la CDMX es clave en la dinámica cotidiana, desarrollo y atención al medio ambiente, sin embargo, su falta de mantenimiento y la impunidad de quienes han fallado al estar a cargo, sindicatos gánsteriles, aunado a políticas públicas diseñadas bajo criterios populistas y electoreros, tienen al Metro al borde de un colapso mayor.

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