TENGO OTROS DATOS

El presidente Andrés Manuel López Obrador informó que había propuesto a Arturo Herrera como gobernador del Banco de México y a Rogelio Ramírez de la O como nuevo secretario de Hacienda, para consolidar su política económica. El anuncio del mandatario mexicano no tuvo impactos negativos en los mercados y fue visto con buenos ojos por una gran mayoría de analistas financieros y representantes del sector privado. Eso sí, nadie derramo una lagrima por salida del Banco central del tecnócrata Alejandro Diaz de León.

Los cambios anunciados por el jefe del ejecutivo no anticipan un viraje en la institución financiera central ya que ese organismo es autónomo y tiene muy bien definido su principal mandato que es el de “de mantener el poder adquisitivo de la moneda nacional” y para ello cuenta con instrumentos de política monetaria. En lo que respecta a la conducción de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) si se advierten cambios de fondo sobre todo en lo que concierne al financiamiento del sector energético así como la implementación de una reforma hacendaria que no solo incluya la parte de ampliar la recaudación tributaria sino que también haya modificaciones al gasto público enfocado al crecimiento económico y un viraje significativo en la Banca de desarrollo, para que esta contribuya en el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y el financiamiento de infraestructura.

Arturo Herrera como secretario de Hacienda, entrega buenas cuentas antes de su partida al Banco central, ya que a pesar de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de Covid-19 que cerro varios sectores económicos en el mundo como forma de frenar el contagio de la población del virus de SARS-CoV 2 se contó con recursos financieros para la compra de pertrechos para la atención de los enfermos, reconversión hospitalaria, divisas para la adquisición de vacunas para la prevención del Coronavirus, esto sin una caída de los ingresos tributarios, sin aumento de impuestos y sin adquirir prestamos, ni caer en un déficit primario.

Si bien es cierto el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano tuvo el año pasado una caída de más de 8 puntos porcentuales y el desempleo aumentó considerablemente, pero para este 2021 varias instituciones, pronostican que, en promedio, se esperaría un crecimiento de 5.6 por ciento para este año, y el empleo se está recuperando en forma considerable.

Si bien es cierto el todavía secretario de hacienda del Gobierno de la Cuarta Transformación no es un experto en política monetaria, no se espera que tenga problemas para dirigir el Banco de México, ya que es un economista con una formación muy completa.

La llegada de Herrera al Banco central, se da en condiciones muy diferentes a la que lo hizo Agustín Carstens a esa misma institución financiera en el 2010, ya que el funcionario del gobierno de Felipe Calderón tuvo un manejo pésimo de la crisis económica del 2009.

Hay que recordar que el Doctor Agustín Carstens, que era el secretario de Hacienda y Crédito Público en los primeros años del gobierno de Felipe Calderón, conoció de primera mano la crisis hipotecaria de los Estados Unidos y en mi opinión tuvo una mala lectura de los efectos de este problema financiero y sus efectos, y se atrevió a declarar que esto era solamente un “catarrito” y que la economía mexicana saldría bien librada del problema, cosa que estuvo muy lejos de ser verdad.

En el 2009 la economía mexicana tuvo graves problemas, el Producto Interno Bruto del país decreció en más del 5 por ciento en comparación con el año anterior, se perdieron miles de empleos, quebraron muchas empresas, el número de mexicanos en pobreza aumentó y la informalidad aumentó de forma exagerada; el “catarrito se convirtió en pulmonía”.

Hace 12 años los mexicanos sufrieron una epidemia por una mutación del virus de la influenza, que hizo que varios sectores económicos tuvieran que cerrar por unas tres semanas, pero nada comparado con lo que se sufre ahora en el mundo con el Covid-19. El gobierno de Calderón no fue capaz ni siquiera de terminar una planta para la elaboración de vacunas para prevenir la influenza y dejaron abandonado el proyecto por corrupción y se perdieron 997 millones de pesos.

El gobierno de Felipe Calderón contó con los ingresos petroleros más altos de la historia del país, pero éstos fueron despilfarrados en gasto corriente y no se hizo un fondo para evitar sobresaltos, cuando el precio del crudo bajara en el mercado internacional como está sucediendo ahora, ni tampoco se invirtieron estos ingresos extraordinarios en infraestructura productiva que contribuyera en el desarrollo económico de México.

La forma que utilizó el gobierno de Felipe Calderón para aumentar los ingresos y paliar la crisis fue con la creación de nuevos impuestos y el aumento de los mismos, en esa administración inventó el Impuesto Empresarial a Tasa única (IETU) y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE); se aumentó un punto porcentual a la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA), quedando este en 16 por ciento y 11 por ciento en las fronteras, se subieron dos puntos a la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR), a 30 por ciento; se gravó con un Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de 3 por ciento a las telecomunicaciones, otro de hasta 30 por ciento a los juegos con apuestas y sorteos y de 53 por ciento a las bebidas alcohólicas.

La secretaria de Hacienda si tendrá cambios con el arribo de Rogelio Ramírez de la O ya que este economista egresado de la UNAM y con estudios de posgrado en Cambridge University hará cambios en la política económica que impactaran positivamente en el crecimiento económico del país.

El Dr. Ramírez de la O piensa que el “crecimiento económico es una precondición del desarrollo, pues sólo con una producción en constante aumento se pueden satisfacer las necesidades y demandas de empleo de una población cada vez mayor. Por eso la agenda de la mayoría de países incluye asegurar una tasa de crecimiento tan alta como sea posible”.

El recién propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador para la conducción de la SHCP dará énfasis en lo que respecta a la Banca de desarrollo que en la actualidad esta muy lejos de cumplir su propósito de colaborar al crecimiento económico de México.

El desarrollo económico es uno de los retos que asume el nuevo titular de la secretaria de hacienda tienen que ver con la necesidad de darle continuidad al proceso de crecimiento económico; por medios como reestructurar a las instituciones de banca de desarrollo, que son instrumentos para impulsar a las medianas, pequeñas y microempresas, indispensables para contar con un sistema integrado de proveeduría y abasto y para la generación de los empleos formales y con mayor calidad que requiere el país. La idea vertida en un artículo publicado por el Fondo de Cultura Económica (“El crecimiento de las tres últimas décadas”) es razonable.

La Banca de desarrollo tiene que reestructurarse y para eso es necesario que en verdad otorgue créditos a la pequeña y mediana empresa, en las mejores condiciones y que financie los proyectos de infraestructura necesarios para estrechar las brechas sociales que hay en el país.

En septiembre de 2020, el resultado neto del sector se ubicó en $12 mil 08 millones de pesos; es decir, se trata de una banca que opera con utilidades y que en términos generales tiene tasas de rentabilidad positivas. No obstante, algunas entidades muestran tasas negativas, siendo la más significativa las de Bancomext y Nafin:

El problema es que la Banca de desarrollo emite deuda del gobierno federal que le generan utilidades, pero se está lejos de financiar el desarrollo del país.

Los cambios propuestos por el presidente en Banxico como en la SHCP son adecuados y se espera que esto contribuya al desarrollo del país.