La hoy oposición es un tema que debiera preocupar, y mucho, a todos los mexicanos. Lo han perdido todo y la cuestión es que no se divisa un fondo posible; la caída es en picada y parece dirigirse a un eventual escenario de desaparición de sus registros como partidos políticos. La cuestión de fondo es que ya no tienen más cartas que jugarse, ya lo intentaron todo, con un resultado tipo boomerang, es decir, justo el opuesto al deseado.

Ya acabamos de presenciar un asesinato que deja no pocos cabos no atados, que fue el de el presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo. ¿Que hacían en su casa miembros de la oposición, con conductas sociópatas, cómo Alazraki, Moreira, Di Costanzo y el traductor de bestias, Rubén Aguilar?; ¿qué hacía y qué había dentro de ese maletín misterioso, en el que se suele guardar dinero en efectivo?; ¿por qué los medios lo habían convertido en un personaje de la anónima esfera municipal hasta la nacional?; ¿por qué toda la reacción de la misma oposición después del crimen parecía haber estado ensayada desde hacía meses?, hay demasiadas dudas al respecto, mucho más que certezas.

Por todo esto y más es que tenemos que estar muy alertas en México, ya (insisto) no tienen más cartas que jugar, si acaso una: que no es sino el terrorismo, es decir, elegir al azar personajes de alto perfil y ya sea asesinarlos o desaparecerlos y así, según sus retorcidos cálculos y mentes enfermas, desestabilizar al gobierno, así se lleven entre las patas al país entero, que es lo que menos les importa a sus intereses oscuros. Mucho cuidado, pues con los siguientes pasos de la hoy oposición, que se sabe derrotada, mordiendo el polvo, pero en su megalomanía y ardor, son capaces de lo que sea.