Sismo de 2017: “Reconstruir al país costará 48 mil millones de pesos, una cifra monstruosa aun en dólares: 2 mil 600 millones de dólares”.
Tales palabras las tomé de un reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad de abril de 2018. Lo elaboraron Isabella Cota (de Quinto Elemento Lab), Daniel Lizárraga y Raúl Olmos (de MCCI) y Mathieu Tourliere (de Proceso). El extenso escrito lo editó Ignacio Rodríguez Reyna (de Quinto Elemento Lab).
Dato curioso: 48 mil millones de pesos —ahora 2 mil 595 millones de dólares— es el monto de adeudos de las empresas de Ricardo Salinas Pliego que están en litigio en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ayer, lunes 13 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió a las burlas de Salinas Pliego relacionadas con la gente damnificada por las lluvias torrenciales: “A ver si paga impuestos y con eso también se puede ayudar a más gente”.
Si el costo de la reconstrucción por el sismo de 2017 era de 48 mil millones de pesos, que son los impuestos que debe Salinas Pliego, seguramente serán más que suficientes para pagar los daños por las lluvias en Veracruz, Puebla, Hidalgo y Querétaro.
Hoy, 14 de octubre, en su conferencia de prensa, la presidenta Sheinbaum dijo: “Es ruin, esta búsqueda de culpables, este zopiloteo de algunos conductores, periodistas, comentócratas y algunos medios. Yo creo que todo ser humano si tiene un poco de corazón, todos tenemos corazón obviamente, pero lo digo en el sentido figurado, de solidaridad, lo que busca es apoyar. Pero esta idea de buscar ‘qué es lo que hizo el gobernador de Querétaro, qué le faltó a la gobernadora de Veracruz…' Todos los gobernadores actuaron desde el primer momento”.
El zopilote mayor es Salinas Pliego. Entre sus comentarios del peor gusto —que según él son graciosos— destaco este: “No se preocupen... ahorita les mandan lo del Fonden”.
Fue el banderazo de salida: Detrás del propietario de Elektra y TV Azteca se formaron comentócratas de todos los medios: “Otra tragedia sin Fonden” (Jorge Fernández Menéndez, en Excélsior),“Guardadito del Bienestar, la oportunidad del Fonden” (Enrique Campos, en El Economista), “¿Y el Fonden?” (Manuel J. Jáuregui/El Abogado del Pueblo, en Reforma, Mural y El Norte), “Sin presupuesto y sin Fonden” (Alejo Sánchez Cano, en El Financiero), “¿Y el Fonden?” (cartón de Kemchs, en El Universal).
La verdad de las cosas es que el Fonden era una gran transa. Como se trataba de recursos no etiquetados, es decir, sin destino específico establecido en el presupuesto de la federación, los gobernadores le rezaban a la Virgen para que hubiera inundaciones y así pedir lo que les tocaba del ya desparecido Fondo de Desastres Naturales. El dinero que recibían podían usarlo, o no, para ayudar en la emergencia, para financiar obras que impidieran nuevos desastres, para otras obras o de plano se lo embolsaban recurriendo a la infinita creatividad para la corrupción de la clase política mexicana del PRI y del PAN.
Cuando el Fonden no les bastó, los tecnócratas de los gobiernos del PRI y del PAN se inventaron otro producto estrella —cito el reportaje mencionado de MCCI—, los bonos catastróficos.
Tal instrumento para el chanchullo lo había presumido en la TV, días antes del sismo de 2017, el entonces secretario de Hacienda, José Antonio Meade:“Este bono catastrófico nos ayuda en eventos extremos… Nos permite enfrentar la contingencia con salud de finanzas públicas, pero sobre todo con agilidad y con mecanismos para que pronto se sienta el apoyo, el aliento y la cercanía desde la emergencia hasta la reconstrucción”.
Sigo con MCCI, asociación civil para nada identificada con la 4T: En el sismo de 2017 México no cobró ni un peso del bono catastrófico:
√ “Contrariamente al optimismo oficial, los bonos catastróficos o catbonds, como se les conoce en inglés y en el mundo de inversionistas internacionales, no han sido el mejor negocio para el país”.
√ “Los bonos catastróficos, en realidad, no han aliviado a México en casi ninguno de sus desastres naturales desde que se contrató el primero en 2006, de acuerdo con documentos obtenidos como parte de la investigación Paradise Papers, así como la revisión de cientos de páginas de documentos confidenciales y entrevistas con funcionarios cercanos a las negociaciones”.
√ “Las cuentas, hasta este momento desconocidas por la opinión pública, arrojan números rojos. El gobierno mexicano —ya sea en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto— ha pagado al menos 277 millones de dólares en primas y cuotas y, en cambio, ha recibido 200 millones de dólares”.
Salieron caros con sus inventos catastróficos los geniales secretarios de Hacienda de dos gobiernos del PAN y uno del PRI, a saber: Francisco Gil Díaz (del ITAM), Agustín Carstens (del ITAM), Ernesto Cordero (del ITAM), José Antonio Meade (del ITAM), Luis Videgaray (del ITAM) y José Antonio González (este el único no del ITAM, sino de una universidad todavía más fifí, el MIT de Massachusetts).