Brasilia, 28 feb (EFE).- Brasil propuso hoy a México la adopción de un sistema de cuotas "flexibles" de importación de vehículos, con la meta de evitar "desequilibrios" en el comercio bilateral en ese sector, según informaron fuentes oficiales.

La sugerencia fue presentada durante una reunión presidida por los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, y de México, Patricia Espinosa, en la que además estuvieron el secretario de Economía mexicano, Bruno Ferrari, y el titular de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior brasileño, Fernando Pimentel.

La reunión dio continuidad a otra celebrada a inicios de este mes y convocada por la manifiesta intención de Brasil de "revisar" un Acuerdo de Complementación Económica, en vigor desde 2003, que regula el comercio de automóviles entre ambos países.

Ninguno de los ministros habló con los periodistas después que concluyó la reunión, pero fuentes brasileñas explicaron que, además de esa propuesta, el Gobierno de Dilma Rousseff también planteó la posibilidad de ampliar ese acuerdo, hasta ahora restringido a automóviles de paseo, a camiones y vehículos pesados.

Asimismo, Brasil consideró que debería ser revisada la tasa de 30 % de contenido nacional exigida para el comercio de vehículos, bajo la presunción de que los que llegan desde México tienen piezas de otros países que exceden ese porcentaje.

Fuentes mexicanas, por su parte, reiteraron que las exigencias de Brasil esconden cierta cuota de "proteccionismo", que "va en contra de la necesidad de liberalizar más el comercio", sobre todo frente a la crisis global.

"La intención es generar más comercio y no restringirlo", dijeron delegados mexicanos que, al igual que los brasileños, hablaron bajo la condición de anonimato.

Según datos oficiales brasileños, las importaciones de vehículos desde México aumentaron el año pasado un 40 %, la misma proporción en que cayeron las exportaciones de automóviles hacia ese país, lo cual generó un déficit de casi 1.700 millones de dólares en ese sector.

México admite que ha tenido un superávit importante en la balanza sectorial durante el último año, pero al mismo tiempo sostiene que desde la entrada en vigor del acuerdo, en 2003, acumula un déficit cercano a los 10.000 millones de dólares.

Tras la reunión ministerial, las diferencias entre los dos países serán discutidas por equipos técnicos, que pudieran extender estas negociaciones hasta mañana, en función de los resultados.

En paralelo al encuentro oficial, sindicatos brasileños con sede en Sao Paulo respaldaron la posición del Gobierno de Dilma Rousseff y aseguraron que Brasil debe "defender sus empleos" ante la entrada de vehículos importados, por su impacto en la industria nacional.

Según el presidente del sindicato Forca Sindical, Paulo Pereira da Silva, ese aumento de las importaciones puede llevar incluso a un proceso de "desmontaje" de la industria automovilística brasileña, que supondrá "inevitablemente" una pérdida de plazas de trabajo.