Hamnet de Universal, dirigida por Chloé Zhao, se presenta como una de las apuestas más arriesgadas y poéticas del cine contemporáneo. Además de marcar el regreso de la directora luego de fracasar con Marvel.

Basada en la novela homónima de Maggie O’Farrell, Hamnet se aparta de los cánones del biopic tradicional para ofrecer una mirada íntima sobre el matrimonio de Agnes Hathaway y William Shakespeare.

Aquí dejamos nuestra tradicional reseña de 5 puntos:

  1. Hamnet es una apuesta artística de Chloé Zhao
  2. La narrativa de Hamnet es íntima
  3. El estilo visual de Hamnet es único
  4. Hamnet trata una gran cantidad de temas universales
  5. Hamnet tarda en explotar todo su potencial

Hamnet es una apuesta artística de Chloé Zhao

Luego de estar 4 años “exiliada” tras el fracaso de Eternals, Hamnet es una apuesta artística de Chloé Zhao que busca retomar lo que la llevó a lo más alto del cine mundial.

La cineasta se adentra ahora en la Inglaterra del siglo XVI para indagar en la dimensión humana detrás de una de las tragedias más célebres de la literatura, Hamlet.

Sin embargo, la película no se centra en Shakespeare como figura central, sino en Agnes, la esposa del famoso escritor, donde vemos el matrimonio de ambos, conocemos a su hijo e hijas y atendemos una tragedia familiar.

Así esta propuesta se inscribe en una tendencia reciente de biopics fragmentarios que buscan iluminar episodios poco conocidos de grandes figuras culturales; privilegiando la intimidad sobre la cronología exhaustiva.

Hamnet

La narrativa de Hamnet es íntima

Fiel a su tradición, la narrativa de Hamnet es íntima, dejando de lado la grandilocuencia de otras obras históricas o biográficas.

La narrativa se construye a través de gestos mínimos como una mirada perdida, el roce de una tela, el vacío de una habitación.

La directora prefiere usar elementos contemplativos que den una metáfora de lo que sucede con los personajes, a ahogarnos con cualquier diálogo o exposición innecesaria.

La película se convierte así en una elegía visual, donde la ausencia del personaje clave se siente en cada rincón de la casa y en cada respiración de Agnes.

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El estilo visual de Hamnet es hermoso

A lo anterior hay que sumar que el estilo visual de Hamnet es hermoso, hasta cierto punto podemos decir que es minimalista y cuidado en cada uno de sus cuadros.

La directora recurre a la luz natural, a los silencios prolongados y a una cámara que observa más que explica. Resaltando los tonos naturales contra los grises de las ciudades.

El ritmo pausado, casi meditativo, invita al espectador a sumergirse en la experiencia del duelo, evitando el dramatismo explícito. E incluso dando pie a un acto heróico que marca todo el flujo de la narración.

Este estilo puede resultar exigente para el público acostumbrado a narrativas más dinámicas, pero es precisamente en esa contemplación donde radica su fuerza. No busca respuestas rápidas, sino que invita a la reflexión.

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Hamnet trata una gran cantidad de temas universales

Uno de los grandes aciertos es que Hamnet trata una gran cantidad de temas universales, siendo una obra que va más allá de la mera exposición de la vida de Shakespeare y Agnes.

Podemos decir que el eje de la película es la experiencia de Agnes como madre. La cinta evita el sentimentalismo fácil y se concentra en la complejidad del dolor, mostrando cómo este se transforma en silencio, resistencia y memoria.

Junto con esto, la película sugiere que detrás de la creación de Hamlet está la experiencia íntima de una familia marcada; y cómo el arte es una forma de que el ser humano afronte un momento de crisis.

No solo eso, Chloé Zhao explora cómo lo no dicho, lo invisible y lo ausente pueden ser más poderosos que los hechos narrados, dejando que el espectador interprete el silencio que poco a poco va colmando el filme.

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Hamnet tarda en explotar todo su potencial

Solo hay un gran problema y es que Hamnet tarda en explotar todo su potencial, todo el primer acto es bastante lento, lo cual puede afectar la experiencia del espectador.

Incluso, las actuaciones de Jessie Buckley como Agnes, y Paul Mescal como Shakespeare, se notan en ocasiones parcas y en otras sobreactuadas; principalmente con el caso de la actriz.

Sin embargo, conforme avanza la obra esta va tomando ritmo, hasta que te engancha con todo el drama familiar, así como el sentido metafórico de toda su puesta en escena.

Esto es algo muy propio de la directora; aunque es funcional en cuanto a la trama y el desarrollo de esta, también es cierto que a un tipo de audiencia se le puede hacer cansada la exposición inicial.

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¿Vale la pena Hamnet?

Hamnet es una película que desafía las convenciones del biopic y del drama histórico; concentrándose en figuras periféricas al personaje “relevante”, y apelando más al sentimiento de un evento y a la grandilocuencia de los actos.

Con un estilo contemplativo y poético, Hamnet ofrece una experiencia cinematográfica que exige paciencia, pero que recompensa con una reflexión profunda sobre el duelo, la memoria y la capacidad del arte para trascender el dolor.

En un panorama donde abundan las biografías convencionales, el filme se erige como una propuesta singular, que ilumina un rincón oscuro de la historia y lo convierte en una obra de resonancia universal.

Siendo desde este momento una de las favoritas a ser protagonista de la temporada de premios del 2026.