Tras la toma de la ciudad de Kabul, en Afganistán, por parte de los talibanes, tanto países como empresas internacionales han empezado a tomar medidas respecto a este suceso.

YouTube de Alphabet Inc anunció que la plataforma de videos no permitirá que existan cuentas que puedan ser propiedad o estén operadas por talibanes.

Tras la invasión de los talibanes, WhatsApp tuvo que cerrar una línea

Además, la aplicación de mensajería, WhatsApp, tuvo que cerrar una línea de ayuda para quejas luego de que los talibanes tomaran el control de la ciudad de Kabul.

El número de quejas de WhatsApp permitía a los civiles informar de la violencia, los saqueos y otros problemas sociales.

Este servicio fue bloqueado por Facebook este martes 17 de agosto, junto con otros canales oficiales de los talibanes.

Hasta el momento, ni Facebook Inc ni Alphabet Inc han hecho comentarios respecto a esta medida tomada sobre sus plataformas.

Un portavoz de WhatsApp únicamente comentó que el servicio estaba obligado a prohibir las cuentas que puedan parecer cuentas oficiales de los talibanes.

De acuerdo con el representante de WhatsApp, esta medida es parte de las leyes de sanciones de Estados Unidos.

El regreso de los talibanes ha generado temores de que se atente contra la libertad de expresión y los derechos humanos.

Aunque los talibanes aseguraron que se respetará los derechos de las mujeres según el Islam, se teme por la seguridad y la integridad de las afganas.

Los talibanes tomaron la ciudad de Kabul el pasado 15 de agosto

Además, se ha vuelto una preocupación internacional que Afganistán se convierta en un foco de terrorismo mundial.

Kabul, la capital de Afganistán, fue tomada por la campaña de los talibanes después de que el grueso de las fuerzas lideradas por Estados Unidos se retiraran el pasado mes de julio.

Tras el retiro de las tropas estadounidenses, las defensas del ejército afgano se desvanecieron y los insurgentes talibanes entraron en la capital el domingo 15 de agosto.

A medida que los talibanes retoman Afganistán, las empresas de redes sociales se enfrentan a cuestionamientos sobre cómo manejar el contenido del grupo islamista y sus afiliados.