“Hoy en día, hay 500,000 puestos vacantes en el sector manufacturero de Estados Unidos. No creo que necesitemos menos migrantes. Creo que necesitamos más”, declaró Bill Clinton, el cuadragésimo tercer presidente de la Unión Americana en conferencia de prensa organizada por la propia Fundación Clinton, verificada este miércoles y a propósito de la crisis cívica que se vive en algunos barrios de Los Ángeles, California, la metrópoli más extensa y poblada de la Unión Americana.
El político demócrata, sensiblemente disminuido físicamente ya por el paso de los años, no pierde su lucidez ni su congruencia al confeccionar sus propias ideas e hipótesis políticas, pero sobre todo para defenderlas con verticalidad con honestidad y vehemencia.
Y prosiguió el expresidente americano:
“¿Deberían obedecer el estado de derecho? Sí. Si traen drogas al país, ¿deberíamos escoltarlas para que se vayan? Sí... ¿Si lastiman a la gente? Sí... (también) (…) Pero la verdad es que los inmigrantes tienen muchas más probabilidades de empezar nuevos empleos. El 40 % de las empresas más grandes de Estados Unidos fueron fundadas por inmigrantes de primera o segunda generación. Te necesitamos (migrante trabajador y honesto del mundo)”.
Así incursionó en el debate que está en boga en la Unión Americana, el influyente expresidente americano de forma claridosa, con su agudeza y valor civil característicos.
Si en 1992, irrumpió durante su campaña presidencial con aquella estruendosa frase, dirigida al entonces presidente y contrincante electoral, George Herbert Bush: “¡Es la economía, estúpido!”, hoy, haber dirigido esa frase con la misma puntualidad y oportunidad -aunque adaptada al tema de la población migrante- habría significado para el suscrito y para muchos observadores mexicanos como latinoamericanos, un auténtico deleite noticioso, aunque técnicamente Bill Clinton sí lo dijo ayer en su conferencia, pero con la diplomacia necesaria y propia del caso.
“We need immigrants... stupid!” (“¡Necesitamos a los inmigrantes… estúpido!”), materialmente le espetó ayer William Clinton al actual presidente de la Unión Americana, Donald Trump, responsable en gran medida de la tensión política que vive el sur de California.



Y es que ciertamente, el tema económico ha recobrado importancia en la agenda pública estadounidense. Pero se sobrepone a este, la confusión y la influencia de un discurso construido de retazos inconexos, por una corriente política nueva que no acaba de definirse como tal y que, pretende incendiariamente, culpar de todos los males de la decadencia de la hegemonía y la tendencia económica a la baja de la Unión Americana y Occidente en general a los modelos neoliberales y “conservadores” del pasado reciente.
La creciente desigualdad en los ingresos de la población y el fenómeno inflacionario han hecho que el votante de clase media en Estados Unidos atienda y hasta se deje llevar por el incendiario y ‘sofisticado’ discurso populista de los republicanos (‘sofisticado’ por el uso indiscriminado de sofismas y verdades aparentes).
Los anarquistas se han aposentado en la parte más neurálgica del discurso del actual gobierno federal, específicamente en las ideas del magnate Donald Trump -hoy presidente- y es así como conviven sin rubor, engendros como el “anarquismo individualista”, influenciados por H. David Thoreau; el “anarquismo comunista”, influenciados por el lingüista, aun vivo, Noam Chomsky; y el “anarcocapitalismo” que es la conjugación de las dos primeras a las que habría que agregar el experimento bochornoso llamado la “Onda Woke”, propias precisamente de las zonas donde todavía se practican -inmisericordemente- el consumismo y el materialismo, en detrimento de todo lo humano, como California, precisamente; la región más rica de la Tierra.
Por eso llegó la primera vez y hasta se reeligió Donald Trump como presidente. Porque ha sabido llevarles a sus votantes -con cierto desenfado- el culto a estas novedades ideológicas que han surgido y se han implantado de manera muy espontánea y rápida, como se implantan en la sociedad los “esnobismos” y las tendencias “facho”.
Verbigracia: El culto a la serie de televisión de la familia ‘Kardashian’ o el culto al rapero (¿?) “Snoop Dogg”, que surgieron así también como un “culto al ocio” a la “satisfacción sensorial” y al “mínimo o nulo esfuerzo” reforzada por un acendrado clasismo y un creciente racismo.
Es ahí en California donde precisamente, Donald Trump ha elegido el “campo de batalla” de su neopopulismo de derecha, aliado a las nuevas corrientes que gravitan en torno al “anarquismo”; contra nuestro viejo conocido, el capitalismo puro y duro (expansivo, con formas imperialistas).
Hábilmente, Trump y sus seguidores han sembrado la confusión; la confrontación entre hermanos y entre vecinos.
Pero ese pleito no es sostenible. No debe existir. No tiene razón de ser.
En realidad, lo único que puede agraviar al interés de Estados Unidos es el tema económico y, por lo que se sabe, por lo que confirma el propio expresidente estadounidense Bill Clinton en su declaración de ayer, hoy menos que nunca los inmigrantes afectan las finanzas de la economía americana. De ninguna forma compite su presencia allá, con la de los trabajadores americanos.
Y el Consulado General de México en Los Ángeles ¿qué hace?
De hecho, ha faltado un “trabajo de campo” integral del cónsul General de México en Los Ángeles y de todos sus colaboradores -incluyendo su mesalina- dejen sus cómodas y “refrigeradas “ oficinas y se pongan los chalecos guindas y las botas mineras; para que con tabla pisapapel y bolígrafo en mano, salgan a las calles donde se focaliza el conflicto y empiecen a identificar, a censar si es posible, a aquellos individuos que están incitando a practicar la violencia en las calles y usando -criminalmente- la bandera mexicana, ofreciéndoles simultáneamente los servicios que ofrece el Consulado General y persuadiéndolos de no usar la bandera tricolor, por supuesto.
Hay analistas experimentados que han sostenido en diferentes paneles televisivos, que esos individuos generadores de violencia en las calles, ni siquiera son inmigrantes o “indocumentados”, quizá muchos de ellos no sean necesariamente mexicanos.
El migrante, necesitado como su condición por antonomasia lo define, está ávido de estabilidad, de orden individual en su vida, de un trabajo evita entonces los problemas, no acude a esas concentraciones; cuida su integridad y su libertad.
Pero, ¿qué se puede esperar del Servicio Exterior Mexicano en estos, los “tiempos estelares de la 4T”? Si les fue reducido a “cero” en la mayoría de los 50 consulados que hay en la Unión Americana, el presupuesto para atención a migrantes en temas de atención jurídica, prevención legal y otros temas tan básicos, desde hace casi siete años en que se instaló en el poder el régimen de la 4 T.
Un régimen que “hace chuza” con cuánto recurso financiero ve circulando y se apropia de él, para sus fines superiores y “sublimes” de “justa redistribución” por ejemplo, todos los ingresos que genera un consulado por trámites diversos, como apostillamientos, impresión de actas diversas, claves fiscales mexicanas, licencias, entre otras no se quedan en los consulados para su propia operatividad, se vienen a una cuenta concentradora de la Cancillería “¡para que no los pellizque el Cónsul… para que los arrase el Canciller!”, mejor.
Kamala vs Donald: el último debate
Ciertamente, el último debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris estuvo marcado por numerosos argumentos y contraargumentos.
Pero al final, gran parte del debate se centró en la economía y en cómo cada candidato planea abordar las aspiraciones, ambiciones y sueños de los estadounidenses.
Prevalece el tema económico como preocupación latente en EU. Es una preocupación para el Gobierno y sus gobernados.
Entonces, la solución debe ser necesariamente económica; acordada con diplomacia, con “mucha cabeza fría” como hasta hoy.
Sigue siendo el tema económico, el trasfondo de la mortificación de la sociedad estadounidense y su actual gobernante. Hay que lanzarle un grito para despertarlo como el que le lanzaron al senecto presidente Bush en 1992.
Pero también hay que lanzarle otro al también actual -y senecto- presidente Donald Trump para que recapacite en sus acciones y en su estrategia de agravios: “¡You need immigrants, stupid!”
Héctor Calderón Hallal en X: @CalderonHallal1; @Pequenialdo; fixiflaux99@gmail.com.