Un tema que es muy poco abordado, y menos conocido por la sociedad son los vuelos de repatriación o deportación de migrantes, desde los Estados Unidos de Norteamérica hacia México. Durante los años que estuve volando como sobrecargo de Mexicana de Aviación me tocó hacer varios de estos vuelos.

Y tengo que decirlo, fue una experiencia dramática; jamás imaginé cómo es en realidad el manejo que de los “ilegales” hacen en el país vecino; denigrante sería la mejor palabra que nos permite darnos una idea del trato que se les da a nuestros paisanos.

En uno de los tantos vuelos que me tocó hacer vi situaciones terribles, condiciones infrahumanas y un trato déspota hacia estos seres humanos. Tengamos claro que migrar no es ningún delito, y todos en alguna medida lo hemos hecho.

Desde el principio de nuestra historia como homínidos, los humanos hemos migrado, ya fuera por condiciones climáticas, por cuestiones religiosas o por el simple hecho de “ver el mundo”, la humanidad en su conjunto aspira a tener una mejor vida.

Y ese ha sido el caso de los migrantes ilegales en territorio norteamericano, y abordo este tema porque en días recientes el estado de Florida pagó a una aerolínea la cantidad de $615,000 USD para deportar a poco más de 50 venezolanos que irán, momentáneamente, a una base militar en una isla de Massachusetts.

Periodistas del diario Tampa Bay Times investigaron los registros oficiales y hallaron el pago hecho el 8 de septiembre a Vertol Systems Company Inc. para encargarse del “programa de reubicación de extranjeros no autorizados”.

El estado de Florida, a través del Departamento de Transporte de su estado, obtuvo una partida presupuestal para el rubro de deportaciones de 12 millones de dólares.

El tema de la inmigración ilegal siempre ha sido una papa caliente para cualquier administración que gobierne, sea demócrata o republicana. Por supuesto, en fechas recientes el gobierno norteamericano está presionando al de México con la finalidad de que reciba más migrantes, sujetos a expulsión. A su vez el Gobierno Mexicano no ha prometido realizar ninguna acción en específico.

En medio de un “estire y afloje” funcionarios de ambos países tratan de convencerse mutuamente, uno de acoger inmigrantes deportados y el otro de evitar la deportación a México de migrantes de otras nacionalidades; y es que nuestro país ya acepta repatriar migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala. No así en el caso de migrantes provenientes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que por la situación política por la que atraviesan suelen solicitar “asilo político”.

En lo que va del año 2022, los agentes fronterizos conocidos como la “Border Patrol”, han registrado un récord de 1,8 millones de arrestos a inmigrantes; muchos de ellos ya con varios “cruces” en su historial. De estos arrestos, una cuarta parte corresponde a migrantes cubanos, nicaragüenses y venezolanos, cuyo número se ha incrementado en los últimos años; en 2020 apenas eran el 3%, y para que al año siguiente ese porcentaje creció a un 8%.

Una de las principales tensiones que hay entre los funcionarios de ambas naciones es precisamente el “problema” que representa la repatriación de inmigrantes cubanos, nicaragüenses y venezolanos, porque en sus respectivos países, suelen resistirse a aceptar los vuelos de repatriación desde México.

Lo que sí está dispuesto nuestro país es a mover estos migrantes de la frontera norte con los Estados Unidos, mediante vuelos internos, a la frontera con Guatemala, para aliviar un poco la presión que existe.

Y todo se agrava porque están desbordados los centros de detención de migrantes. Hay denuncias de que en estos lugares se encuentra la gente hacinada, esperando a que la regresen a su país natal.

Como les comentaba, en la ápoca que volaba en Mexicana de Aviación, me tocó hacer varios de estos vuelos y los migrantes, estos todos mexicanos, venían efectivamente, hacinados en un camión, con las manos flejadas en la espalda y los pies amarrados de manera que solo podían dar pequeños pasitos.

No importa si eras niño, hombre, mujer o adulto mayor, todos iban igual, flejados de pies y manos. Nuestro avión fue colocado en una posición remota en el aeropuerto de Phoenix, para que los pasajeros comunes no se percataran de estos vuelos de repatriación.

Subían al avión en unas condiciones deplorables y solo hasta que el avión cerrará la puerta es que podíamos quitarles los flejes de pies y manos a los migrantes. Me tocó ver pies ensangrentados, niños y bebés deshidratados, adultos mayores muy maltratados y mujeres con su periodo, todas manchadas porque no les proporcionaron una toalla sanitaria.

Entre las tripulaciones de Mexicana que efectuaban esos vuelos de repatriación se corrió la voz, y sin que la empresa lo solicitara, los sobrecargos llevábamos de nuestras casas paquetes de toallas sanitarias, toallitas para limpiar, pañales, pomadas para las rozaduras, algunos biberones, calcetines, y hubo quien llevó hasta zapatos.

Una experiencia dramática, algo que sólo había visto en las películas sobre la Alemania Nazi. Me tocó verlo en vivo y a todo color al realizar este tipo de vuelos. Y al encontrar esta noticia, de que se están reactivando de nueva cuenta estos vuelos de repatriación, volvieron a mi mente imágenes que creía olvidadas.