No hay regreso.

Pero existen algunos movimientos

que se parecen al regreso

como el relámpago a la luz.

Es como si fueran

formas físicas del recuerdo,

un rostro que vuelve a formarse entre las manos,

un paisaje hundido que se reinstala en la retina,

tratar de medir de nuevo la distancia que nos separa de la tierra,

volver a comprobar que los pájaros nos siguen vigilando.

No hay regreso.

Sin embargo,

todo es una invertida expectativa

que crece hacia atrás.

Roberto Juarroz

La vida es un reto, afróntalo.

Madre Teresa de Calcuta

Tras haberse recuperado totalmente del Covid-19, hoy, en unas horas, Alfonso Durazo Montaño —nacido el 11 de julio de 1954– rinde protesta como gobernador constitucional del estado de Sonora.

El próximo ejecutivo local es y seguirá siendo —al menos por un tiempo— “un embajador” de Andrés Manuel López Obrador y de la Cuarta Transformación; Durazo conoce de ese reto, dimensiona las implicaciones y sabe que estas no son menores.

Sin duda, él fue, de todos los candidatos por Morena este pasado 6 junio, quien recibió mayor respaldo público por parte del presidente AMLO en la contienda. En parte ello fue motivo para que opositores lo trataran de aniquilar, tanto de forma real en las campañas, como ficticiamente a través de diversas encuestas de opinión dadas a conocer.

En Sonora las campañas estuvieron plagadas de acusaciones y falsedades orquestadas contra el puntero. Eso, y el hecho de que a todo lo largo de la contienda, Alfonso Durazo se mantuvo adelante en la intención del voto de los habitantes de la entidad —si bien por momentos los márgenes de ventaja que le favorecían se reducían.

Lo mencioné ya antes en otras contribuciones: durante las elecciones pasadas, Alfonso Durazo se convirtió en el pilar de Morena (sin olvidar que también fue abanderado del PT, del Verde Ecologista y de Nueva Alianza a la jefatura gubernamental de la entidad) y tuvo que resistir más embestidas de la cuenta.

Resultó electo con 51.5% de los sufragios; el segundo candidato a gobernador de esa coalición con más alto respaldo a nivel nacional, solo luego de Ruben Rocha Moya (obtuvo 56.6% de los votos), contendiente vencedor en Sinaloa.

Sabemos que el partido Morena arrasó en varios estados, pero dadas las características de las entidades federativas, las que estuvieron en disputa y que tendrán un peso específico en la conducción del país son primordialmente Nuevo León, Querétaro, Chihuahua y Sonora. Y de estas, solo en la última resultó victoriosa la alianza Juntos Haremos Historia con Alfonso Durazo al frente.

Importante mencionar que, ahora, apenas hace un par de días, de acuerdo a la encuesta realizada por MetricsMx y recogida ayer por SDPnoticias, sabemos que un exhorbitante 71% de la población de la entidad considera que la gestión de Alfonso Durazo al frente de la administración estatal será buena o muy buena. De ese tamaño las expectativas asentadas.

Ante ello, Alfonso Durazo deberá estar a la altura de la confianza que el presidente, pero sobre todo los habitantes de Sonora, han depositado en él, lo cual no constituye una desafío menor.

Contará, a cambio eso sí, junto con los sonorenses por supuesto, de todo el apoyo de la administración federal, lo que no garantiza pero sí facilita cumplir satisfactoriamente con las necesidades muy particulares de la entidad. Estas son muchas y muy variadas; desde los graves problemas de la escasez de agua, su colindancia fronteriza con Estados Unidos o la enorme deuda que se tiene con el pueblo Yaqui, hasta cuestiones nada menores como pacificar el estado, erradicar la pobreza o eliminar la inseguridad.

Los ojos de los habitantes de la entidad y de la población mexicana en su conjunto estarán puestos sobre la conducción de las políticas de Alfonso Durazo en esta última materia. Hay mucho interés por saber si la posición de la administración pública local será de pasividad o de combate a los carteles del narcotráfico y el crimen organizado en general. O quizá, finalmente, haciendo gala de su experiencia, implemente una nueva alternativa distinta, no probada antes, que rinda mejores y más rápidos resultados para abatir la violencia en la entidad. Todo un reto si se considera que Sonora es una de las entidades más golpeadas por el narcotráfico y sus criminales derivaciones .

Sonora será, además, el laboratorio del inquilino de Palacio para cocinar lo que podría ser una de candidatura alternativa o de suplencia de cara a la sucesión presidencial. El reto para Durazo en el sentido de probar su valía es nuevamente mayúsculo.

Sí, no se puede descartar, si las circunstancias lo exigen, que el presidente López Obrador designe un ejecutivo local, en este caso a Durazo, como su sucesor. El plan de Palacio Nacional apunta a que el camino lo hará con otra gobernanta, Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX. Pero de requerirse, no sería descabellado pensar podría recurrir al gobernador de Sonora, un político de su plena confianza y probada experiencia, como ruta alternativa para depositar en él la herencia de la Cuarta Transformación.

Lo cierto, por lo pronto y para no adelantarnos, es que habrá marcaje personal de críticos al lopezobradorismo sobre el desempeño de Durazo Montaño. Así, el mandatario local deberá aprovechar cuanto antes la reciente llegada de Adán Augusto López a Gobernación y hacerlo su aliado. Negociar y llegar a acuerdos en diversos frentes que impactan concretamente a Sonora. Pues, que no quepa la menor duda, la exigencia de probar resultados positivos, plantear propuestas viables y llevarlas a cabo será muy alta.

Y en ese sentido también, nunca perder de vista el trabajo de equipo, de la mano de posturas, personalidades y propuestas divergentes. Si Alfonso Durazo está comprometido con su tierra y es consistente con los que se presume de su trato afable y apertura, no podrá en encerrarse y escuchar únicamente a sus colaboradores y amigos más cercanos. Debe ampliar las voces que atienda y los márgenes de acción de diversos grupos. Esa es la aspiración y el anhelo de los sonorenses.

Durazo tendrá que trabajar a velocidad de rayo concretando mejoras. Poner en marcha el tan cacareado plan de gobierno que presentó durante su campaña y que prometía ser una ruta clara y realizable para encauzar el desarrollo en Sonora durante los próximos años.

No deberá permitir que su libro “Sonora 2021. Propuestas para su transformación” (32 ejes temáticos construidos por expertos que marcan el rumbo para volver a colocar a Sonora como uno de los estados más importantes del país) duerma el sueño de los justos.

Diversos retos y grandes expectativas tiene Alfonso Durazo en el horizonte. El principal: en cuestión de pocos años, la transformación de una entidad de acuerdo al plan maestro que se propuso. No pinta nada fácil, pero la vida es un reto y debe afrontarlo con compromiso, dedicación y honestidad para dar frutos.