“Cold, cold heart

Hardened by you (oh)

Some things lookin' better, baby

Just passin' through (no, no, no, no, no)

And I think it's gonna be a long, long time

'Til touchdown brings me 'round again to find

I'm not the man they think I am at home

Oh no, no, no (no, no, no, no, no)

And this is what I should have said

Well I thought it, but I kept it hid”.

Elton John / Dua Lipa

¿Cuántas presas en Santa Martha Acatitla tienen Covid-19 o lo han tenido?, ¿cómo se les atendió?¿Tienen secuelas? Igual de trascendente: ¿cuántas mujeres ahí recluidas purgan una condena inexistente? ¿Cuántas están encerradas ahí porque su contraparte se aprovecha de su género?

Una de esas presas, recluida sin mediar juicio ni delito que amerite prisión, acaba de dar positivo a Covid.

Pudiendo haber sido un verdadero ejemplo de combate a la corrupción, el caso Rosario Robles se trastocó en burda venganza política. No es la primera vez que lo digo y hoy lo sostengo.

Desde agosto de 2020, compartí que Rosario Robles podía contagiarse de Covid. Y no, no soy adivina. La nula distancia entre internas, los pocos cuidados, la falta de pruebas y el hacinamiento son el cóctel perfecto para que muchas reclusas se contagien del virus.

En diciembre, el juez Ganther Villar negó la libertad a Rosario Robles argumentando que su salud no estaba en riesgo. Se ha comprobado lo contrario, además de atestiguar nuevamente que la justicia hoy en día en nuestro país ni es ciega ni es expedita.

Se ha convertido en moneda de cambio para mantener a Robles presa política del gobierno. El proceso se convirtió en venganza política y un maltrato absoluto por una cuestión de género.

No es la única. Sabemos de Alejandra Cuevas, quien está encerrada por la misma razón: Alejandro Gertz Manero no ha probado ningún delito, pero por razones personales la tiene ahí confinada. ¿Cuántas más están en la misma situación?

El contagio que hoy sufre Rosario Robles puede ocurrirle a cualquier otra reclusa. Deseamos que solo quede en eso; una infección que se pueda superar sin consecuencias físicas y anímicas. Pero, ¿qué pasaría si Rosario Robles, Alejandra Cuevas o cualquier otra presa política por decisión de un hombre fallece por el Covid? ¿Nada?, ¿o se diría que el Villar Ceballos es el único culpable, pues no solamente la salud de la indiciada estuvo en juego, sino que la sobrevivencia no fue posible?

Cada día es más diáfana la verdadera visión de la 4T sobre las mujeres: están de adorno en el gobierno, para llenar una cuota pero sin poder sustantivo; y las mexicanas pueden ser encerradas, asesinadas, violentadas o ninguneadas sin consecuencia alguna.

Los feminicidios no cesan; 10 mujeres al día son asesinadas en nuestro país tan solo por el hecho de ser mujeres.

Otras son encerradas, como Cuevas y Robles, sin probársele culpabilidad. Muchas más son violentadas por gente como Félix Salgado Macedonio, Pedro Salmerón y otros varones quienes consideran que las mujeres son un objeto sexual.

Tan despreciadas que no se les ofrece justicia; tal vez ni siquiera el Vick VapoRub sugerido por el secretario de Salud federal.

La sobrevivencia de Rosario Robles, así como la salud de Alejandra Cuevas y su urgente liberación deberían ser temas prioritarios para la 4T. No el Tren Maya, no Dos Bocas.

Hace más de año y medio planteé: “rueguen ahora juez y fiscal que Rosario Robles no contraiga el Covid en la cárcel y/o que su vida no corra peligro. De llegar a ocurrirle algo, el fiscal Gertz y el juez Delgadillo Padierna pagarán caro haber antepuesto intereses políticos y personales a los jurídicos. Rosario Robles pasará de ser su ‘corrupta irredenta’ a la víctima del sistema”. Y para cerrar el patético círculo que se ha vuelto la justicia en este país, quien “pagará” por el encierro de Rosario y Alejandra será otra mujer. Sí, Claudia Sheinbaum por haber contribuido con su silencio a la injusticia por ellas hoy sufrida.

Es necesario que Rosario Robles y Alejandra Cuevas reciban un trato decoroso y no sigan languideciendo ante la égida de quienes no buscan justicia sino tan solo cumplir sus caprichos.

Señoras y señores, los tés, el Vick Vaporub y el paracetamol no limpian los conductos por donde debería circular la justicia. Claro que no.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero