ASSA, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviaciónde México, el otrora bastión sindical que presumía músculo y unidad, hoy vive una de sus etapas más oscuras y tensas con la elección de la secretaría general en puerta, el puesto más codiciado y poderoso dentro de la estructura gremial.

El proceso se da en un contexto altamente volátil, cuando se necesita un sindicato fuerte y consciente de la situación general del sector aeronáutico y particularmente en México, con Aeroméxico, la principal aerolínea del país y el resto de aerolíneas, enfrentando problemas de debilidad en infraestructura y desatención en la mayoría de los aeropuertos, factores que repercuten en el encarecimiento de la operación, de las propias aerolíneas, los pasajeros y por supuesto, en los trabajadores, en el caso de los sobrecargos, paulatinamente han ido perdiendo prestaciones, baja salarial y capacitación.

Las cosas no van nada bien

La salida de Grupo Aeroméxico, S.A.B. de C.V. (Aeroméxico) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en diciembre de 2022, fue principalmente por su reestructura financiera, en el marco de un proceso de bancarrota bajo el capítulo 11 de la legislación estadounidense.

Un aspecto que impacta en el asunto sindical, son las quejas antimonopolio que enfrenta la empresa en Estados Unidos. Autoridades de ese país han argumentado que las condiciones actuales del mercado, sumadas a ciertas políticas del gobierno mexicano, generan un entorno que puede perjudicar la competencia.

El U.S. Department of Transportation (DOT) considera que las condiciones impuestas en el aeropuerto principal de Ciudad de México (AICM), como reducción de operaciones por hora, reasignación de slots (espacios de despegue/aterrizaje) y traslado de vuelos de carga al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), han favorecido a Aeroméxico y su alianza con Delta frente a otras aerolíneas que quieren operar ese mercado.

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El DOT y el DOJ han impulsado la revocación de la inmunidad antimonopolio para la alianza Delta‑Aeroméxico. En julio de 2025, se anunció que la inmunidad no se renovaría, con fecha límite del 25 de octubre de 2025 (o bien hasta el 1° de enero de 2026 en algunos informes), para que la alianza termine sus funciones de fijar precios y capacidad conjunta.

Con la eventual revocación de la inmunidad, Aeroméxico y Delta dejarán de coordinar de forma “metal‑neutral” (es decir, como si fueran una sola aerolínea) ciertos aspectos de su operación, mientras que el código de vuelo compartido, programas de viajero frecuente y otros, pueden seguir, la coordinación de precios, capacidad y rutas coordinadas quedará limitada, con perjuicio directo a los trabajadores de la aerolínea. En otras palabras, la medida podría implicar menor número de rutas, menor cantidad de asientos ofrecidos, aumento de tarifas y pérdida de conectividad entre EE.UU. y México.

ASSA ausente

En este sentido, la dirigencia actual, lejos de ver por fortalecer la planta laboral, se ha convertido en un sindicalismo esquirol en favor de las medidas impuestas por el gobierno de la república que han afectado el sector aeronáutico y en primera instancia a la planta laboral.

A lo anterior se suma la compleja situación que el sindicato ha enfrentado en el caso de Mexicana de Aviación, casi sirviendo de tapete y dejando a su suerte a los trabajadores.

Por eso, esta elección, en vez de una celebración democrática, se ha convertido en un espectáculo digno de novela política de bajo presupuesto cortesía de Ada Salazar, la actual secretaria general cuyo paso por el sindicato ha sido tan insípido como dañino.

Su nula capacidad de negociación, indiferencia hacia la base trabajadora y sus “investigaciones” fantasma contra los excesos de la gestión pasada, la han convertido en una figura que genera más indignación que liderazgo.

Sus comisionados, un desfile de abusos y privilegios y, mientras la base continúa esperando respuestas y respaldo, lo que realmente indigna, no es la ineficiencia..., sino la desfachatez.

La cereza del pastel de simulación, será la elección que tendrá lugar del 1 al 10 de noviembre: en un acto de descarada censura sindical, la comisión electoral conformada por asistentes mayoritariamente afines a Salazar, tomó la escandalosa decisión de impedir el registro de candidatos opositores sin argumentos y con el propósito de blindar el camino a su delfín.

Mientras se cierra la puerta a una verdadera alternativa, le allanan el camino a Teresa Torreblanca, la “elegida” para suceder a Salazar.

Dicha postulación tiene un pequeño detalle: es abiertamente antiestatutaria, ya que Torreblanca ocupó en los últimos dos años un puesto de confianza en Aeroméxico, es decir, jugaba en el equipo patronal. Y ahora pretende ser la voz de los trabajadores. ¿Incongruente? No, peor: inmoral y aberrante.

Vaya, ni el anterior secretario general, acusado de represor y autoritario, se atrevió a semejante maniobra. Lo que está ocurriendo hoy en ASSA no tiene precedente.

El reloj avanza, las urnas se abren pronto y lo que debería ser un proceso limpio se perfila como una elección controlada, manipulada y empañada por la sombra del autoritarismo sindical.

Desde este espacio, seguiremos el desenlace de este grotesco episodio. ¿Habrá democracia o una pantomima? ¿Intervendrán las autoridades o mirarán hacia otro lado? El sindicalismo mexicano se juega mucho más que una elección interna. Se juega su dignidad.

X: @diaz_manuel