El ejercicio del poder otorga privilegios… y los quita.
Llegar a los libros de historia, que ha sido el objetivo principal de Andrés Manuel López Obrador, exige al menos cuatro sacrificios mínimos, que el expresidente ha aceptado con alegría y que sus hijos deberían realizar si es que estos desean no solo trascender en la política, sino contribuir a defender el legado del tabasqueño:
- 1. No visitar Tokio, Japón.
- 2. No faltar a las reuniones del consejo nacional del partido político del que se es dirigente.
- 3. No acudir a boutiques de lujo, como Prada.
- 4. No hospedarse en hoteles de 7 mil 500 pesos la noche.
Cualquier persona tiene derecho a vacacionar en otro continente, a visitar una tienda Prada en Asia, a faltar de vez en cuando al trabajo y a pagar 400 dólares la noche de hotel.
Eso fue lo que hizo Andrés Manuel López Beltrán, el segundo hijo de AMLO. Él mismo lo ha aclarado: visitó Tokio, se hospedó en hoteles de 400 dólares, acudió a una sucursal de Prada y avisó en Morena que se ausentaría por vacaciones.
Nada de lo anterior habría habría sido criticable… si López Beltrán no fuera hijo de López Obrador.
Dice Andrés Manuel hijo que periodistas inmorales lo espiaron en Tokio. Es verdad. Lo comenté aquí en un artículo que escribí cuando se dieron a conocer sus fotos en un hotel de tan lejana ciudad.
El espía entregó las fotos a Claudio Ochoa, quien trabaja en Latinus, sitio de internet que dirige Carlos Loret y que es propiedad de la familia del priista Roberto Madrazo, un experto en espionaje.



Mal periodismo, sin duda. Pero… el hijo de AMLO debe ser austero y parecerlo. Lamentablemente para López Beltrán, quizá por culpa de la propaganda en su contra, a veces no parece entregado a la frugalidad.
Grave error de Andrés Manuel hijo vacacionar en un ambiente de durísimos ataques contra Andrés Manuel padre, a quien la comentocracia desearía que Donald Trump acusara de terribles crímenes.
Estoy convencido de la trascendencia histórica de AMLO. Pienso que la prensa perversa no lo derrotará, pero valdría la pena que su familia lo apoyara evitando ciertas actividades que el gran Peje siempre consideró frívolas manifestaciones de ostentación aspiracional típicas de quienes habitan en las colonias clasemedieras de la Ciudad de México, como la injustamente agredida Del Valle.
Qué arrepentido debe estar López Obrador de algunas de sus palabras: “Sí, sí, sí, hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole".
Cuánta razón tenía Shakespeare o Aristoteles, o quien haya dicho aquello de que soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras.
Honrar la palabra del padre en este caso significa privarse de ciertos hoteles y destinos vacacionales.